El Catálogo de la Vida describe más 2,3 millones de especies existentes en el planeta reconocidas por los taxónomos. Estos son expertos que ayudan a construir un catálogo de las especies conocidas en la Tierra. Así, la Taxonomía es la ciencia de la clasificación que estudia las relaciones de parentesco de los seres vivos y su historia evolutiva. A los humanos nos gusta clasificar, somos coleccionistas y acopiamos todo a nuestro alcance. Damos nombres y ordenamos, la mayoría de las veces con una secuencia lógica a la que denominamos: Sistema.
Tenemos principalmente información de aquellos organismos que son más fáciles de colectar, de estudiar y que nos brindan beneficios para nuestra supervivencia. La tierra ha sido definida como un gran organismo viviente o Sistema que únicamente es posible gracias a la interdependencia entre la naturaleza de todas las especies. Éstas dependen de la acción y el trabajo mutuo para poder sobrevivir. A este fenómeno se le conoce como cooperación para la supervivencia mutua. Cuando hablamos de completar el catálogo de la vida, hablamos de saber cuál es la variedad de seres vivos que existen en el planeta y las relaciones que establecen entre sí y con el medio que los rodea y a todo esto le llamamos Biodiversidad.
A causa de nuestro actual modelo de desarrollo económico, hemos afectado fuertemente el ecosistema, alterando ciclos naturales, cambiando patrones climáticos y causando extinciones. En nuestro pequeño tiempo sobre esta tierra hemos aprendido que no se puede proteger lo que no se conoce y los nombres que se conocen de las especies que habitan este planeta son gracias a la labor de los taxónomos, esos biólogos que clasifican.
Llevamos más de 250 años tratando de responder ¿cuántas especies habitan este planeta? Las estimaciones realizadas hasta ahora señalan que sólo se han descripto formalmente entre 10% y 20%. Resultados recientes sugieren que alrededor del 86% de las especies existentes en la Tierra y el 91% de las especies en los océanos, aún esperan ser descriptas. Estos números pueden ser conservadores, y nos dicen que faltan entre 8,7 y 11 millones de especies por descubrir, lo que nos llevaría más de 1.000 años identificar.
Sabemos muy poco sobre las especies con las que compartimos la Tierra y estamos transformando hábitats naturales rápidamente, con total ignorancia de nuestro impacto sobre las que viven en ellos y de las consecuencias para el ser humano.
Se requiere renovar el interés en una mayor exploración y taxonomía si se quiere cerrar esta importante brecha en nuestro conocimiento. Es esencial ir al terreno, buscar nuevas especies y aprender más de las que ya se han descubierto. Necesitamos achicar el tiempo, agrandar el espacio y eliminar el ego.
Como en muchas acciones de la naturaleza, la solución es colectiva y, un avance significativo dentro del área del cocimiento biológico, sólo se podrá lograr con la adopción generalizada de un sistema basado en el uso compartido y la generación de datos entre científicos y ciudadanos. El tercer acto es la correcta gestión política basada en el reconocimiento de estos datos.
Existen numerosos grupos de científicos y ciudadanos que trabajan voluntariamente en el desarrollo de herramientas que facilitan la documentación y el almacenaje de datos biológicos. Internet es un potente instrumento para compartir información y descripciones de esos datos (metadatos).
La ciencia debe considerar la formación inicial de “parataxónomos”, entrenados científicamente para distinguir “morfotipos”, que serán de gran ayuda para alcanzar el siguiente paso que nos lleve a conservar y usar sustentablemente nuestro patrimonio biológico. La información disponible ha demostrado tener un gran poder predictivo y ser informativa para entender la fracción de la naturaleza que conocemos. Entender los mecanismos de todo el conjunto natural requiere cooperación: del ciudadano, para iniciar la colecta de información y del científico, para ayudar a cuestionar y curar esos datos.
El entusiasmo por el “Data Science” ha redirigido la atención política hacia nuevos programas de investigación con mucha estadística y poca biología. El error está en no entender que desconocemos más del 90% del sistema.
¿Cómo empezamos el cambio? Existen plataformas que conectan a las personas con la naturaleza y recogen información sobre biodiversidad a través de participación ciudadana. En la “Ciencia ciudadana”, el público participa voluntariamente en el proceso científico, formulando preguntas de investigación, realizando experimentos, analizando datos y resolviendo problemas complejos.
*Conviértete en parataxónomo y sé un científico ciudadano. Aplicaciones y plataformas como ArgentiNat (https://www.argentinat.org/), eBird (https://ebird.org/argentina/home), Eco registros (https://www.ecoregistros.org/) son algunos de los principales a nivel mundial y presentes en Argentina que permiten promover la cultura de la observación y el registro y divulgación de la biodiversidad, conectando los datos y las personas para producir resultados más significativos para la investigación científica.
Algunas iniciativas locales y nacionales de ciencia ciudadana están en el mapeo nacional de proyectos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), (https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/ciencia_ciudadana_ambiental_-_mapeo_de_iniciativas_nacionales.pdf).
Generar un cambio y aprovechar estos recursos, es decisión nuestra.
Se pueden obtener más datos en:
- Catálogo de la Vida: https://data.catalogueoflife.org/
- ¿Cuántas especies hay en la Tierra y en el océano? https://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.1001127
- Argentina Ciencia Ciudadana https://www.argentina.gob.ar/ciencia/sact/ciencia-ciudadana.
*El autor es personal técnico Conicet. Administrador Colecciones de Vertebrados y curador de la Colección de Ictiología del Iadiza.
*Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar