Al mediodía, Lucía Correa salía del colegio presidente Quintana, en Ciudad, donde da clases por la mañana. A las corridas iba a tomarse el colectivo para trasladarse a la otra escuela donde da clases por la tarde, en La Favorita. En sus aulas hay 32 alumnos en el primer turno y poco menos en el segundo. En el traslado se disponía a disfrutar de su almuerzo: una manzana, para poder seguir el resto de la jornada. Es así un día cualquiera de la semana. Había salido a las 6.20 de su casa en Godoy Cruz y esperaba llegar a las 19.15, también en colectivo. Pero allí no terminaría la actividad laboral, con suerte podría ser a las 21.
“Vuelvo a mi casa y tengo que hacer ajustes en la planificación, cargar al GEM, enviar correos, cumplir con todo lo que exige el gobierno…”, enumeró.
“Tengo 58 años, debería poder empezar a jubilarme pero no tengo los años de servicio y tengo que hacerlo para cobrar una jubilación digna, me movilizo en micro con el peligro que implica, usamos celular y computadora para cargar en GEM”, relató, aunque evita llevarla ante la posibilidad del robo de algo irrecuperable.
Pero también aludió a que necesita sobrevivir en la actualidad: “En mi caso no llego a los 127 mil pesos por cargo y con eso estoy debajo de la línea de pobreza”.
“Trabajo desde los 18 años, no merezco cobrar una jubilación indigna, no llegaba a 48 mil pesos el año pasado cuando fui a Anses a preguntar”, mencionó la maestra quien además, está haciendo una capacitación en alfabetización.
Argentina es el segundo país de la región donde más proporción de docentes trabaja en más de una escuela. Según un trabajo realizado a nivel nacional, 3 de cada 10 maestros de Nivel Primario trabaja en dos establecimientos o más. Muy por encima del promedio del resto de América latina donde el indicador es 11,4%. Es solo superada por Brasil que alcanza a casi 4 de cada 10 (38,6%).
Asimismo, 14,1% de los y las docentes tiene algún otro trabajo remunerado, la mayor proporción en la región y superando ampliamente el promedio regional que es 8,4%.
Son datos del informe “Características y condiciones de trabajo de las y los docentes de primaria”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Mariano Alu (Universidad de San Andrés), Samanta Bonelli y Martín Nistal (Observatorio de Argentinos por la Educación). La información proviene de los cuestionarios complementarios del Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE), llevado a cabo por UNESCO en 2019 en 16 países de América Latina.
Un salario digno
Esta realidad se percibe en los colegios de Mendoza, donde muchos docentes se ven empujados a trabajar doble turno para completar un salario que les resulta insuficiente e, incluso, pensar en acceder a una jubilación digna a la que, en muchos casos, no llegan con un solo trabajo. Las condiciones socioeconómicas actuales, con salarios devaluados y una alta inflación, impactan sin dudas en estos bolsillos como sucede con tantos otros trabajadores, obligados a buscar empleos e ingresos extra para solventar necesidades básicas y vivir dignamente. El correlato es sobrecarga, sobreexigencia y el impacto en su vida personal y laboral que conllevan horarios laborales extendidos a toda la jornada, e incluso al fin de semana. En este punto hay que tener en cuenta que el trabajo de un docente no se restringe a las 4 horas y media del turno institucional sino que se amplía fuera de este hacia los hogares para planificar, realizar actividades, corregir o hacer gestiones administrativas.
“El problema está en el sueldo, no les alcanza con un solo turno, entonces se ven en la obligación de trabajar doble turno y más en escuelas donde no hay zona, por eso el desgaste es mayor, lo ideal sería que cada docente tuviera un solo turno y cobrara acorde”, afirmó el director de un establecimiento de Capital
“Y la realidad es que no se agota en las 4,5 horas de cada uno de esos turnos, las exigencias son siempre mayores para los docentes, donde también hay que dar respuestas individuales si hay chicos con trayectorias diferenciadas, hay que planificar para ellos”, agregó. Y luego apuntó otra situación que hace parecer que el día tiene más de 24 horas: “Hay docentes que vienen desde muy lejos, desde Junín, Rivadavia o San Martín y tienen que llegar muy temprano a la escuela ¿a que hora se levantan?”, se preguntó.
Gustavo Correa, secretario gremial del SUTE aseguró que efectivamente, ven que cada vez más docentes buscan un doble turno porque se les dificulta llegar a fin de mes. “Eso trae aparejado que a setiembre, octubre o noviembre llegan liquidados con la voz o con la columna, pensá que trabajan 9 horas presenciales más lo que eso implica en términos de calificaciones, correcciones y demás”, señaló.
Dijo que por otra parte, se presenta una opción intermedia que es la jornada extendida que es de apoyo a las trayectorias pero no es un doble cargo.
Es una realidad, asociada a la pérdida de poder adquisitivo que se observa en términos generales en el mercado laboral. En Mendoza, en los últimos 5 años el empleo demandante casi se duplicó. Pasó de 8,3% en el segundo semestre de 2017 al 13,9% en el segundo trimestre de 2022, última medición de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE). Es decir que cada vez más personas buscan un segundo y hasta un tercer empleo a tiempo parcial y con diversos formatos para sostener un nivel de vida que tiene un costo cada vez más elevado.
Alta feminización
Tal situación tiene impacto sobre sus condiciones de vida y sobre todo, si se tiene en cuenta otra particularidad: el segmento está altamente feminizado. En Argentina 9 de cada 10 docentes de primaria son mujeres (94,6%) y es el país de la región con mayor tasa de feminización de la profesión. A nivel regional el porcentaje promedio de mujeres en la docencia es 74,2%.
En este punto hay que tener en cuenta que la jornada laboral extendida implica severas dificultades para su articulación con la vida personal, sobre todo si se considera que aún persiste una alta atribución en tareas domésticas y de cuidado a las mujeres. Otro punto al que mucho se ha aludido es la feminización de la pobreza y que no puede soslayarse, en particular si se considera que en Mendoza una buena de proporción de hogares tienen jefatura femenina: por cada 100 cuyo jefe de hogar es un varón hay 60 con jefatura a cargo de una mujer, según datos 2021 de la DEIE.
En la provincia, las mujeres dedican en promedio 7,4 horas diarias a labores domésticas, los varones 3,6. Las estadísticas muestran que esta distribución no cambia demasiado aun cuando ellas tengan una ocupación fuera del hogar.
Del informe mencionado se desprende además, que la edad promedio de los docentes del nivel primario de nuestro país es 43,9 años, muy cerca del promedio regional (43,1 años). Esto implica que, para quienes tienen hijos, se está en plena etapa de crianza.
Mónica Morán es docente de Nivel Inicial, trabaja en un colegio doble turno desde hace 8 años. “Con un sueldo es imposible y en mi caso que alquilo, más”, subrayó.
“En este nivel trabajamos tres horas y media con los chicos (por turno) pero tenemos muchas horas de trabajo en casa, paso el fin de semana haciendo planillas, devoluciones, preparando actividades, la verdad que lleva bastante tiempo”, contó.
Hace 30 años que trabaja y asegura que lo hace por vocación lo que le resta peso. Recordó que en un momento la carga horaria le afectó las cuerdas vocales y tuvo que hacer un tratamiento y que una de las cosas más complicadas es no tener tiempo personal. “Pero me juega a favor que tengo hijos grandes, que van a la facultad, y ellos me ayudan a hacer las cosas” comentó y consideró que es más duro cuando los hijos son chicos.
“El informe subraya que Argentina posee el porcentaje más alto de feminización de la profesión docente en el nivel primario, lo cual permite señalar que el vínculo pauperizante entre profesiones asociadas a tareas de cuidado y el trabajo de las mujeres registra el nivel más alto en toda la región. Otro dato complementa aún más esta situación de empobrecimiento: Argentina emerge como el país con mayor cantidad de docentes de primaria que realizan otra tarea laboral no vinculada a la docencia”, sostuvo Viviana Postay, directora del Instituto de Enseñanza Secundaria y Superior de Villa Carlos Paz.
Tal cual pudo concluir el abordaje, alrededor de 4 de cada 10 docentes trabaja el equivalente a un turno por semana (22,5 horas). Una porción apenas más reducida (34,9%) lo hace más de 22,5 y menos de 40 horas y, finalmente, un cuarto de la muestra (23,3%) supera las 40 horas por semana.
“Esta es mi vida: de lunes a sabado completa a full es escuela y así para todas las docentes que trabajamos doble turno y hago esto porque lo amo, he elegido mi vocación” resaltó Lucía casi con resignación. “Ni te cuento pedir un día para ir al medico o hacer un trámite, porque tenemos que perder el ítem aula que tiene un impacto muy grande en el sueldo y si lo perdemos es mucho así que lo cuidamos”, dijo la mujer que además sostiene económicamente a su hija.
“Cuánto afecta la dispersión laboral docente a la calidad de su trabajo no puede establecerse con exactitud, ya que en Argentina no se hace evaluación del desempeño docente. Sin embargo, es evidente que trabajar en más de una escuela implica duplicar o triplicar la cantidad de alumnos, familias y equipos docentes con los cuales el docente interactúa, intensificando las demandas profesionales y emocionales de su tarea. Probablemente, aún el docente mejor formado verá afectado su desempeño en escenarios de dispersión laboral”, señala Claudia Romero, profesora e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella.