El contexto socioeconómico ha implicado un deterioro del poder adquisitivo y para muchos hacer malabares para llegar a fin de mes. Pero entre las tantas pérdidas y renuncias que han debido implementar las personas, hay algunas de indudable impacto a futuro, como sostener la carrera universitaria a la que tanto esfuerzo se le ha puesto.
Es que solventarla es sin dudas un costo económico que para muchas familias y estudiantes se ha vuelto un gran desafío, incluso cuando se trata de una universidad pública. Este año la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) ha recibido 32% más de solicitudes para becas. Aquellas que asisten para alojamiento y comida son las que han mostrado un mayor aumento, según observan en la casa de estudios. Pero además, notan que con el correr de las semanas, alumnos que no las necesitaban, se acercan para saber si pueden recibir apoyo para el comedor. En un contexto de ajuste en su presupuesto, la universidad hace lo que puede para no dejar a los estudiantes más vulnerables sin un apoyo que determinará su continuidad en la carrera porque saben que si no lo tienen corren un alto riesgo de abandono.
En 2023, habían recibido 2.657 postulaciones mientras que este año han sido 3.504. Ese número debe ajustarse luego cuando termine de analizarse si aplican o no según los requisitos y esperan tener para abril el número definitivo de aquellos estudiantes que recibirán el beneficio. Sucede en condiciones complejas también para la UNCuyo. Ha visto reducido su presupuesto y por lo cual no están seguros sobre cómo van a solventar el ciclo lectivo con un monto que no fue actualizado respecto del de 2023 y una inflación interanual que llegó al 276%. Hace unas semanas el gobierno nacional asignó un monto extraordinario a modo de ajuste pero que según ha dicho la rectora, Ester Sánchez, no llega al 10% del presupuesto.
Mariana Azcárate, directora de Acción Social de la Secretaría de Bienestar Universitario de la UNCuyo explicó que las ayudas económicas se relacionan con un perfil socioeconómico vulnerable de los estudiantes y dijo que la mayor parte son solicitadas por alumnos provenientes de la zona Este (Junín, Rivadavia, San Carlos, Santa Rosa) y de Lavalle.
Un dato no menor: 47% de los mendocinos son pobres según los ultimos datos del Indec y en relación a los ingresos. Entre ellos hay familias de clase media tratando de hacer equilibrio.
Cómo el contexto condiciona las oportunidades de seguir con los estudios superiores de muchos estudiantes, también se puso en evidencia tras la pandemia de Covid. Si antes de la crisis sanitaria el pedido anual de solicitudes era de unas 2.800 por año, en 2022, cuando se volvió a la presencia plena, ascendieron a 3.132.
Lo que saben, es que muchos chicos no podrán asistir si no reciben esa ayuda ya que para muchos, pagar el traslado ya es un costo difícil de absorber. Por ello, en este escenario en el que prevalece la incertidumbre sobre el funcionamiento de la casa de estudios, en el que como estrategia han paralizado obras, evalúan qué ajustes pueden hacer que puedan implicar un ahorro que les permita priorizar el otorgamiento de becas para asegurar el trayectoria de los estudiantes.
Los más jóvenes
Azcarate detalló que la mayoría de quienes las solicitan son jóvenes: 75% de quienes están pidiendo becas tienen menos de 24 años, hay un 15% que tienen hasta 29 años y entre 30 y 40 años aproximadamente 10 %.
“Por lo general son chicos que apenas salen de la secundaria se insertan en la universidad; también es cierto que vemos que aquellos que se insertan a penas salen es bastante más probable que tengan trayectorias más exitosas, que se gradúen más rápido”, expresó. Dijo que suelen ser chicos que no tienen empleo sino que se sostienen con el apoyo de su familia.
Otro dato que se destaca es que de la población que pide becas, el 75% son mujeres, punto en el cual hay que decir que son mayoría en la matrícula universitaria.
Además, casi 99% de los que las solicitan son de un grupo familiar mendocino y menos de 1% proviene de otras provincias.
Los extranjeros prácticamente no solicitan, además de que para hacerlo deben tener residencia de larga data.
Tipos de becas
La universidad otorga varios tipos de becas y se llega a alrededor de 7% de la totalidad de la matrícula.
Por un lado, las de residencia, para chicos que viven a más de 50 km de las sedes, a quienes les ofrecen algunas de las plazas en sus dos residencias, que se encuentran en la ciudad universitaria y en Luján. Pero este año han buscado equilibrar el beneficio con quienes asisten a sedes en otras partes del territorio de la provincia. Existe otra beca que llaman de alojamiento, destinada a quienes viven a más de 50 km de las sedes, a quienes se les otorga una ayuda que pueda colaborar con el pago de un alquiler.
Otra asigna una ayuda que pueda permitirles sostener costos que tenga su cursado, como transporte o impresiones y es de $9.000. Este valor asciende a medida que se avanza en la trayectoria.
Hay otra que es para alimentos: estas permiten acceder a una vianda en el comedor universitario, que tiene un valor de $2000 y de esta manera ayudar a costear este aspecto fundamental. Para quienes asisten a unidades académicas fuera de la ciudad universitaria (donde está el comedor), se les da un monto económico para que lo cubran.
Además hay becas específicas para grupos vulnerables: para estudiantes con discapacidad, para identidades plurales (diversidades de género), para pueblos originarios y escuelas rurales.
Otra es para jardines maternales (hay dos, uno en ciudad universitaria y otro en la Facultad de Ciencias Agrarias). “Si hay espacio tienen la vacante y si no se le paga un monto para que contraten el jardín”, explicó.
Necesidades
Azcárate relató que con el aumento de los alquileres y la situación económica han visto un marcado incremento de las consultas y demandas para alojamiento. Otro tanto ha pasado con aquellas que solicitan alimentos, que calificó de “impresionante” el último tiempo.
“Yo creo que la más compleja de todas es la de residencia, la verdad que este año, con la crisis que hay con el tema de los alquileres y demás, nosotros lo hemos visto en nuestra oficina, venían permanentemente estudiantes preguntando y viendo si había alguna posibilidad. Nosotros tenemos bastante poco espacio y lo hemos incrementado: teníamos 72 plazas y este año tenemos 92″.
Son condicionantes que ponen en juego carreras: “Hay chicos que además plantean que si no tienen la residencia no pueden pagar el boleto para seguir los estudios”, agregó.
Pero por otra parte contó que se trata de un edificio que ya tiene sus años y que requiere hacer obras y mantenimiento, sin embargo, ante la restricción presupuestaria de la casa de estudios, no han podido hacerlo. Por eso, trabajan con algunos municipios para ver si ellos cuentan con espacio que puedan brindar como apoyo.
“El tema del comedor es impresionante, la gran cantidad de pedidos”, aseguró. Explicó que se postula al inicio del ciclo lectivo, “pero empieza a deteriorarse la economía de los hogares y empezamos a ver que estudiantes que antes no necesitaban becas ahora necesitan aunque sea el comedor (...) no estamos dando ya subsidios económicos (para ese fin), solamente estamos dando el de comedor, porque no tenemos dinero”, señaló.
Respecto de la asignación definitiva a los postulantes dijo que espera tener definiciones en abril aunque es difícil entre tanta incertidumbre. “Te digo, sinceramente, no sé si tenemos presupuesto para darlas, estoy esperando a ver cómo se va aclarando el panorama, pero creo que si no hay refuerzo presupuestario vamos a estar muy complicados”, resumió.