A modo de escape de la realidad que la mantenía sumamente estresada y bajo presión, Miriam de 87 años decidió dejar su rutina y subirse a un colectivo para recorrer el país y vivir de una manera distinta. Esta es su historia.
Junto a su hija Maria Teresa, su yerno Martin y sus cinco nietos Pablo (23), Juan Martin (12), Diogo (7), Indra (5), Rona (18 meses), la abuela de la familia se embarcó en una aventura sin fin. Sobre un colectivo de 13 metros de largo y 2.5 metros de ancho comenzaron a recorrer distintas ciudadesd del país. “Es lindo poder vivir nuevas experiencias a esta altura de la vida”, asegura.
Todo comenzó luego de que Martin, el yerno, viera una entrevista a uno de los integrantes de la Familia Zapp -unos argentinos que viajan por el mundo en su auto-. Agotado de su rutina de organizar eventos junto a la familia y realizar algunas tareas de diseñador gráfico de modo independiente, decidió comentar la idea a lo que su suegra respondió “Me parecía una idea loca. No entendía por qué querían dejar todo lo logrado para perderse por ahí”.
A pesar de todas las contraposiciones que se le podían presentar, Maria Teresa junto a Martin decidieron comenzar a vender la casa, muebles, bicicletas y autos para poder recaudar el dinero necesario para concretar su sueño de armar la casilla rodante. Todo el plan se desarrolló durante tres años, sin prever que luego llegaría el encierro de mano de la pandemia por coronavirus aunque eso no los desanimó.
“Chimuela”: la casa rodante
“Los chicos lo bautizaron así a partir de la película “Cómo entrenar a tu Dragón”, comenta Miriam haciendo referencia al nombre “Chimuela” que sus nietos le pusieron a la gran casa rodante.
Los 32 metros de los que cuenta la familia estan divididos por cuatro ambientes, ahi pueden disfrutar de una cocina completa, sala de estar y comedor. Además, Martin y Teresa tienen sus cuchetas por un lado, seguida de las camas para Miriam y sus nietos.
Para contar con corriente electrica y conexión a red de agua potable, instalaron paneles solares que los proveen de las mismas. “El resto es como una casa común, con sus electrodomésticos, televisores y computadoras”, asegura la familia.
El comienzo de la travesía
El primer destino fue Sierra saliendo desde Santa Fé un 11 de diciembre. La base de su viaje fue Santa Clara del Mar donde anotaron en colegios a los niños que debían cumplir con su educación obligatoria.
A pesar de no mantenerse en un lugar fijo y poder conformar vinculos sociales, la abuela destaca que sus nietos han logrado una evolucion en su desarrollo personal. Los jóvenes son resolutivos y sociables, en cuanto a la abuela “ha ganado cinco años de vida, la notamos muy activa”, aseguran.
En cuanto a la actualidad pandemica, toda la familia decidió esperar que se controle el contexto sanitario para poder cruzar las fronteras nuevamente. La abuela aún no ha visitado destinos internacionales. La próxima parada segura es Ushuaia”, indican.