Entre tantos datos llamativos que se destacan entre los resultados de un estudio nacional de la empresa Amanco Wavin -focalizada en el trabajo de los plomeros en Argentina y difundido en las últimas horas-, uno de los más marcados -si de tendencias se trata- tiene que ver con el predominio masculino en el rubro.
Se trata del mismo informe que dio que hablar, ya que evidencia una escasez prácticamente absoluta de plomeros de menos de 20 años en el país. Pero, en lo que a géneros se refiere, del universo de entrevistados sobresale que 98% de las personas que se dedican a este oficio son hombres.
“La verdad es que no creo que sea tan así. Sé que hay cada vez más mujeres que se dedican a esta profesión, como yo”, resume Luisa Navarro (34) y quien hace 12 años se dedica a la plomería.
En Mendoza, Luisa no conoce personalmente a colegas mujeres que se dediquen a este trabajo, aunque sabe de su existencia, ya que hace un tiempo Los Andes presentó la historia de una plomera y gasista matriculada que se destaca en lo suyo. Y es que son dos oficios que van de la mano y, por supuesto, Luisa también es gasista matriculada.
“Históricamente el de la plomería ha sido un trabajo masculino, al igual que el de mecánico, de camionero y otros. Pero eso es porque nuestras generaciones pasadas tenían otra mentalidad, y estereotipos de cómo debía ser cada género. Hoy en día eso se está eliminando. Y las nuevas generaciones buscan la igualdad, que cada uno pueda hacer lo que le gusta”, sintetiza la plomera certificada mendocina.
Y augura de en los próximos 10 años ese predominio masculino en el oficio va a dejar de ser tan abrumador, y las mujeres tendrán más protagonismo. Pero, hasta ahora, reconoce que es algo incipiente. Y no por nada ella es la única mujer en un grupo de WhatsApp que comparte con otros plomeros mendocinos.
EL CONTEXTO Y LA FALTA DE GENERACIONES JÓVENES
El dato más destacado del informe nacional tiene que ver con la falta de plomeros jóvenes en Argentina, lo que lleva a pensar -en un contexto exageradamente distópico- en un futuro sin estos trabajadores.
Porque la mayoría de los plomeros entrevistados tienen entre 46 y 55 años (41%), mientras que aquellos de entre 36 y 45 años representan 24,7% del total. Los más jóvenes, en tanto, tienen entre 26 y 35 años, y representan 13,4%. Mientras que de menos de 26 años no hay representación (al menos en el universo de la encuesta).
No obstante, al igual que los trabajadores encuestados en el informe nacional, Luisa Navarro cree que trabajo es algo que siempre va a haber para los plomeros (o plomeras, en su caso). Y rescata que la honestidad es fundamental.
“Lamentablemente mi rubro está mal visto, sobre todo por el ‘plomero chanta’. Pero es como todo; el mecánico chanta, el carpintero chanta y así. Nuestro trabajo se basa en los clientes, y sube o baja según la economía del país. Si estamos en crisis y la gente no tiene plata, tenemos menos trabajo, y al revés también”, destaca Luisa, aunque aclara que siempre hay trabajo por hacer.
“Como todo oficio, es muy rentable, y plomeros siempre van a haber. Porque, si bien hay muchos videos tutoriales en Youtube que ayudan a la gente, no puede arreglar todo uno mismo”, describe.
Y ese razonamiento coincide con el de casi 66% de los consultados a nivel nacional, quienes no consideran a estos videos en YouTube y redes como una amenaza para su trabajo.
La falta de capacitación y experiencia es algo que también evidencia Luisa desde su lugar. En especial, cuando algún cliente la contacta para un trabajo puntual y, cuando llega al domicilio, encuentra que ya hubo otro colega trabajando en el lugar antes que ella. Y el trabajo no fue realizado en condiciones óptimas.
“Nos damos cuenta de que muchas personas se están uniendo al rubro sin el conocimiento necesario”, refuerza.
SU HISTORIA, PREJUICIOS DERRIBADOS Y A DERRIBAR
Con 17 años, Luisa Navarro se inscribió en un curso de Plomería. Ella misma reconoce que llegó allí tras no conseguir cupo en el que, por entonces, realmente le interesaba y que era de Electricidad domiciliaria. No fue por herencia familiar, como suele ocurrir con las generaciones más jóvenes.
“Quedé en Plomería y, entonces, no creí que me pudiese gustar. Pero me enamoré. Creo que a veces las mujeres no se animan y eso no les permite descubrir si les gusta, no les llega. Si no hubiese sido porque me quedé sin lugar en el curso que quería hacer al principio, hubiese seguido otra cosa que me gustaba y me gustó siempre. Y me hubiese perdido de la plomería”, reconoce.
Con 12 años trabajando en el rubro, Luisa sabe que, tarde o temprano, se terminarán derribando los prejuicios y barreras que aún quedan y que alejan a las mujeres de la plomería, entre otros oficios. De hecho, la mendocina sigue en TikTok a un grupo de plomeras de Estados Unidos a quienes admira y son su motivación, ya que sus trabajos son realmente impresionantes.
Y comparte allí consejos, tips y recomendaciones, además de los resultados de su trabajo.
“Está cambiando eso de que hay rubros a los que solo puede dedicarse el hombre. Esa idea está instalada porque siempre hicieron ellos esos trabajos”, insiste.
Los prejuicios son otras de las barreras a derribar, aunque aquí no se trata de un obstáculo físico, sino ideológico o de concepciones teóricas.
De hecho, Navarro sostiene que cada vez hay menos trabas cuando algún cliente le escribe o le llama y cae en la cuenta de que, muy por el contrario a lo que esperaba, es una mujer quien le responde o llega al domicilio. Lo mismo ocurre con algunos colegas.
“Generalmente la gente se sorprende mucho, y le agrada. Me reciben muy bien y les da mucha tranquilidad cuando me ven”, aclara.
Y, para el final, deja un mensaje para otras mujeres -chicas, jóvenes o adultas- que tengan curiosidad, pasión y habilidad para la plomería u otros oficios, pero que no se animan a salir de los estereotipos.
“El oficio no tiene género. Es muy lindo hacer lo que a una le gusta. Y es fácil, en los tiempos que vivimos, trabajar de esto. Porque el pensamiento está cambiando, y hubiese sido mucho más difícil 30 años -o más- atrás”, concluye.