“Al escuchar la palabra capoeira, en lo primero que piensan muchos es en Brasil y baile”, comienza explicando Kevin Lemos, un mendocino de 26 años que siente y vive la capoeira como pocos en Mendoza. “Claro que tiene que ver, pero más en profundidad no sólo es una danza, sino que nace como una lucha que se disfraza de danza”, continuó quien es instructor de la disciplina y la practica desde los 12 años.
Lo cierto es que, a primera vista, la capoeira llama mucho la atención con sus ritmos y acrobacias. “Muchos se preguntan si es una danza, un juego o un deporte”: “Podríamos decir que es una expresión de arte y de lucha brasileña”, la definió Kevin, que tiene su origen en la llegada de la esclavitud a Brasil durante el siglo XVI y su lucha por la libertad.
“La capoeira es una manifestación brasileña creada por los esclavos que fueron traídos de África para el Brasil”, empezó su relato Vladimir Farias, mestre –“maestro”, en portugués– brasileño que vivió y enseñó capoeira durante seis años en Mendoza. Ese contexto es el que le da un sentido profundo a esta expresión artística y de lucha, ya que ostenta la pelea por la libertad de los antepasados esclavos de Brasil.
Un origen de lucha
“Los esclavos nunca aceptaron su esclavitud pacíficamente, siempre intentaron escaparse de sus opresores. Por la necesidad de libertad, hicieron de su propio cuerpo un arma, y así nació la capoeira”, explicó Vladimir. Así fue que “mirando los movimientos de los animales y basándose en algunas herramientas, empezaron a producir esto con su cuerpo dando patadas, cabeceadas, y creando un sistema muy eficiente de lucha para pelear”, continuó el brasilero.
Sin embargo, “para los esclavos todo era prohibido. Si los veían que estaban haciendo una lucha para defenderse los maltrataban, entonces, inteligentemente camuflaron la lucha en movimientos que parecen movimientos de bailes y agregaron la música”, detalló Vladimir. Así, “cuando el opresor estaba mirando pensaban que los esclavos estaban bailando”, “y cuando no miraba los esclavos entrenaban más la parte de lucha”.
Por eso para Kevin, más que un arte marcial, es “una expresión de arte y lucha”, ya que “no es tan estructurada y tiene mucho camuflaje, juega con la sorpresa, el engaño y la picardía. Es como un juego de ajedrez, en el que escondés la lucha en la danza”. “Incluye las dos facetas, tanto la artística de la danza como la deportiva de la lucha”, completó el mendocino, entre las que se destacan factores como “ritmo, flexibilidad y coordinación; como también acrobacias, expresión corporal y el arte marcial”, detalló.
Ese rasgo es una de las características que benefician a la actividad, ya que atrae interesados de todo tipo: “Hay algunos que se acercan por el amor a la música y la danza, y otros porque les encanta las artes marciales, hay de todo un poco”, dijo Kevin. Además, destacó que “para practicar capoeira no se necesita ninguna experiencia previa” y que “es para personas que quieren mover el cuerpo, activarlo y divertirse”, por lo que ambos resaltan que se trata de una actividad inclusiva.
Para el mestre Vladimir, la capoeira “es una filosofía de vida que nos ayuda, enseña y hace reflexionar sobre nuestras vidas, como el cuidado del cuerpo, la salud, la mente y el espíritu”. Aunque surgió como una forma de lucha, “nosotros no hablamos de pelear sino de un juego”, aclaró. Además, al contrario de quienes la catalogan como “una religión”, descripción que él rechazó, explicó que “es simplemente una manifestación muy antigua que ayuda a entender la vida de una manera linda a través de ejercicios, músicas, canto y poesía”.
Expresión artística
En la práctica se puede realizar solo, en pareja o en grupos, aunque hay una forma que Kevin reconoce como “la máxima expresión” de la capoeira. “Sucede en la ronda, que en portugués se le llama “la roda”: es cuando se involucran los instrumentos, nos reunimos en rondas y las personas van pasando de a dos al centro a realizar la capoeira, para aplicar todos los movimientos y coordinarlos con el otro”, detalló Kevin.
Ese momento, que es tal vez lo que más se asemeja a lo que hacían los esclavos alrededor del fuego, “es pura improvisación y espontaneidad, surge al ritmo de la música, conexión con la letra, el grupo y el otro”, continuó el mendocino. “Se produce un intercambio de movimientos que es como una dinámica de preguntas y respuestas, de acción y reacción. Y ahí está el juego, que es como un ajedrez”, concluyó.
El ritmo y las acrobacias resultan tan atrapantes que “la capoeira hoy está en más de 150 países”, resaltó Vladimir Farias. Incluso, en el 2014 fue declarada como patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la Unesco. En Mendoza la comunidad está naciendo, con Vladimir y Kevin como pioneros e impulsores. “Hoy en día somos el único grupo funcionando en Mendoza, y los que practicamos hoy por hoy somos alrededor de 20. Pero somos muchos que estamos dispersos, y vamos y venimos, en total debemos de ser más de 60 o 70 personas”, contó el mendocino.
Vladimir, que contribuyó como Mestre con las primeras instrucciones de capoeira en la provincia de la que asegura estar “enamorado”, afirmó que “Mendoza tiene una excelente calidad de capoeiristas, hay muchas personas que conocen y ya vinieron muchas veces a Brasil para aprender más sobre esta cultura y este arte”.