En la actualidad hay 3.351 docentes en Mendoza que se encuentran cumpliendo cambio de funciones. Se trata de educadores que, por diferentes problemas de salud, no pueden estar frente a un aula con alumnos, ya sea de forma temporal o permanente.
La cifra representa el 5,8% de los 57.000 docentes que hay registrados en el sistema educativo y se mantiene en los últimos años. Según la subsecretaria de Educación, Claudia Ferrari, “hay ciclos en que tenemos 200 más o 200 menos en cambios de funciones, pero no es un número significativo si vemos el total de docentes que hay dentro del sistema”.
Ferrari asegura que este tipo de traslados se revisa cada cinco o seis años, según el caso, para ver si ese docente se reincorpora al aula o continúa su labor afuera de ésta. Eso sí. En todos los casos, los cambios de funciones son designados por Salud Laboral a otras áreas del sistema educativo como las administrativas, de apoyo de gestión escolar o vinculadas, indirectamente, al trabajo pedagógico.
Casi todos los cambios de funciones generalmente llegan luego de que el docente pidió una o más licencias, sugeridas por un profesional de la salud. Cuando el plazo de la licencia no alcanza o debe renovarse sistemáticamente, suele ser el médico de cabecera quien sugiere que el docente no puede estar dando clases. Allí comienza la presentación de certificados y solicitud para cambiar de función.
Una vez que se presenta esa documentación es el área de Salud Laboral de Educación la que evalúa la patología del docente y decide si se lo otorga o no el cambio de funciones.
Demoras en Salud Laboral
El problema, según la titular del SUTE, Carina Sedano, es la “demora administrativa” que existe en Salud Laboral para emitir el “Apto médico” a tiempo. ¿Por qué? Porque sin éste el docente no puede volver a la escuela con o sin alumnos.
Y Sedano lo ejemplifica de esta manera: “Si yo tuve seis meses de licencia por psiquiatría, no tengo el apto médico. Yo inicio el trámite en Salud Laboral por cambio de funciones si es que mi médico sugiere que no estoy apta para estar en el aula cuando termine mi licencia. Si terminó mi licencia de seis meses y Salud Laboral aún no me otorgó el cambio de funciones me quedo afuera de todo. No puedo trabajar ni siquiera afuera del aula, menos cobrar un sueldo”.
La titular de SUTE asegura que no hay una normativa clara sobre el docente con cambio de funciones y que es un reclamo que el sindicato viene haciendo al Gobierno, en reuniones paritarias, desde el año pasado. “Hay que debatir qué puede hacer un docente y qué no con cambio de funciones, según su patología, su perfil y teniendo en cuenta las necesidades de las escuelas”, agrega Sedano.
La titular del sindicato asegura que es “fundamental” el rol de estos nuevos cargos, ya que suelen ser docentes que cooperan y “alivian” el trabajo del equipo directivo de una escuela o del docente frente al aula.
En la misma línea, la subsecretaria de Educación coincide en que los docentes que cumplen un cambio de funciones suelen tener una amplia trayectoria, por lo que el sistema educativo intenta “rescatar” su experiencia y su conocimiento para poder volcarlos en otras áreas, ya sea del mismo establecimiento escolar o en otro, según lo requiera el universo escolar. Lo cierto es que hasta ahora no hay una propuesta concreta para avanzar en este sentido.
Patologías frecuentes
Las patologías más recurrentes a la hora de salir del aula suelen ser físicas y están asociadas a problemas de voz (fonoaudiológicos), de columna vertebral, o de la parte inferior del cuerpo. También hay cambio por cuadros de psiquiatría, problemas oncológicos, o enfermedades que afectan la salud psicofísica del docente.
Para Ferrari “la salud mental no generó un impacto en el cambio de funciones en Educación, ya que en ese caso suelen pedirse licencias por un menor período de tiempo, pero puede ocurrir que ese tiempo se extienda. Es que para llegar a un cambio de funciones –aclara la subsecretaria– debe haber una patología que genera un cierto grado de discapacidad”.
Esta posibilidad de continuar trabajando fuera de las aulas solo puede darse cuando el docente tiene al menos diez años de antigüedad dando clases y posee un cargo como titular o interino en una escuela.