Ceremonialismo incaico en tierra huarpe

Un virtuoso proceso de hallazgo e intervención arqueológica en la cordillera mendocina, puso a resguardo valiosos bienes culturales prehispánicos que permiten comprender la dimensión animista de las creencias andinas.

Ceremonialismo incaico en tierra huarpe
El lugar de la montaña mendocina, cerca de Las Cuevas, donde se encontraron los materiales de origen incaico. En la foto se ve al arqueólogo Horacio Chivazza revisando el sector del hallazgo. Fotos: Expedición De Rosas-Chiavazza.

En julio de 2023 recibí en la Dirección de Patrimonio Cultural y Museos de Mendoza un aviso de hallazgo arqueológico en el sector norte de Mendoza en el límite con Chile. No detallaremos la localización del sitio, pero diremos que presentaba altísima exposición y consecuentes riesgos. Las descripciones de quien lo halló fortuitamente (el guía de montaña Walter Simó Botta, escuela Santa Rosa de Calamuchita) daban cuenta de un contexto de Qhapaq Ucha (capacocha). Desde ese momento comenzamos a gestionar el rescate, el que, por condiciones climáticas excepcionales, recién pudo concretarse en diciembre del mismo año. Accedimos al sitio (que denominamos QQCR) con la colaboración y apoyo logístico del andinista Fernando de Rosas (hijo), con quien llevamos a cabo un trabajo de rescate patrimonial. Presentamos aquí algunas de sus características, en tanto se integran al estudio histórico de este tipo de contextos ceremoniales andinos. Los estudios específicos se están llevando a cabo junto con la doctora Cristina Prieto-Olavarría en el Museo Juan Cornelio Moyano y con la inestimable colaboración de la magister Silvina Lassa (ambas Conicet, Ianigla, CCT Mendoza).

Descripción general del sitio

El sitio, localizado en el descanso de una cumbre de los Andes sumamente transitada, manifestaba claramente la fragilidad de los materiales y la exposición a expolios. Por otro lado, el descubrimiento había sido presenciado por muchas personas (por lo que más allá de las precauciones, era probable que el mismo se difundiera incluso con imágenes de sus características y ubicación). Ante esto se decidió emprender un ascenso para realizar un rescate del sitio, comunicándolo a comunidades huarpes de montaña (Guaytamari), procurando apoyo de Gendarmería Nacional (grupo especializado en Alta Montaña del Escuadrón N° 27 Uspallata, radicado en Punta de Vacas) y dando aviso al Ministerio de Cultura y Turismo, organismo de dependencia de la Dirección de Patrimonio (y, sobre todo, “pidiendo permiso a la tierra”).

El lugar de la montaña mendocina, cerca de Las Cuevas, donde se encontraron los materiales de origen incaico. En la foto se ve al arqueólogo Horacio Chivazza revisando el sector del hallazgo.
Fotos: Expedición De Rosas-Chiavazza.
El lugar de la montaña mendocina, cerca de Las Cuevas, donde se encontraron los materiales de origen incaico. En la foto se ve al arqueólogo Horacio Chivazza revisando el sector del hallazgo. Fotos: Expedición De Rosas-Chiavazza.

Superados los anómalos temporales que durante cinco meses imposibilitaban, no tanto el acceso como si las condiciones de trabajo, nos adelantamos a la apertura de temporada y ascendimos a los 3.900 msnm para realizar el rescate junto al andinista Fernando de Rosas. Durante nuestro ascenso el tiempo estaba frío, algo ventoso y nublado.

Crónica de un sitio ceremonial

El sitio se ubica sugestivamente frente a una roca que se destaca en el paisaje local y constituye un pozo de ofrendas ceremonial incaico que se denomina Qhapaq Ucha (capacocha). Se corresponde con ciertas características de otros hallados en diversos cerros de la mole andina, en coincidencia aquí con los picos más elevados en las tierras huarpes del Collasuyo (la parte sur del Tawantinsuyu de los incas).

Algunos los valiosos elementos recuperados por la expedición De Rosas-Chiavazza, en la montaña mendocina, zona limítrofe con Chile, en un sector adyacente a las Cuevas.
Algunos los valiosos elementos recuperados por la expedición De Rosas-Chiavazza, en la montaña mendocina, zona limítrofe con Chile, en un sector adyacente a las Cuevas.

La excavación se realizó cuidadosamente, diferenciando los contextos afectados por la exposición de la erosión natural, la excavación no autorizada y los registros intactos. Se hallaron estatuillas de manufactura incaica. Se trata de figuras femeninas, masculinas y de camélidos, tanto de metal (posiblemente oro, plata y bronce, aunque a determinar) como de valva de molusco. En este caso, la significación de oro y plata, el sudor del sol y las lágrimas de la luna respectivamente, iban acompañadas del mullu sagrado (la valva de Spondylus crassisquama corresponde a un molusco muy valorado en tiempos prehispánicos y se distribuye en la costa del Pacífico desde Ecuador e incluso Perú, hasta México). Las estatuillas, estaban sueltas o envueltas en textiles de lana y de algodón degradado. En el segundo caso formaban pequeños fardos funerarios que asemejan aquellos que, como el caso del cerro Aconcagua, incluían seres humanos (generalmente infantes). Acompañaban a estas estatuillas, alfileres o tupus y laminillas de diferentes metales (cobre oro y plata a determinar). Los pequeños fardos estaban contenidos dentro de conchas de molusco o mullu de las que pudimos contar seis como mínimo.

Contextos

Estos conjuntos generalmente presentes en sitios ceremoniales incas se han estudiado por diversos investigadores (entre otros Juan Schobinger, Johan Reinhard, Constanza Ceruti, Christian Vitry, Helena Horta y Antonio Beorchia Nigris quien desarrolló un pormenorizado inventario hacia 2005).

El andinista Fernando de Rosas (hijo), a la izquierda, junto al arqueólogo Horacio Chiavazza.
El andinista Fernando de Rosas (hijo), a la izquierda, junto al arqueólogo Horacio Chiavazza.

Luis Millones concluye su trabajo con una pregunta que inicia el nuestro: “¿Eran las montañas situadas en los extremos del Imperio, un lugar (que) presagiaba el próximo avance de las fronteras del Tawantinsuyu? ¿O simplemente cumplían con una función ceremonial, bajo la presión de una religión que estamos lejos de comprender?” (Millones 2022: 40). En efecto, su análisis sobre la Qhapaq Ucha de los incas, refiere antecedentes y documentaciones acerca de su relevancia, modalidad y motivaciones cuando incluían sacrificios humanos (como en caso del Aconcagua), pero no avanza en el análisis de casos en los que, realizado el ceremonial, no se sacrificaron personas (como en caso de QQCR), pero si se ofrendaron conjuntos normalizados de objetos ¿sustitutivos? (estatuillas, laminillas, mullu, topus y textiles).

En Mendoza, el único antecedente de Capacocha, corresponde a la ofrenda que incluía sacrificio humano en el cerro Aconcagua (Schobinger 2001). En aquel, como en este caso, se trata de un hallazgo fortuito (para la ciencia), derivado de acciones deportivas de ascenso a cerros (andinistas que lo descubrieron). No obstante, en la concepción indígena, no son hallazgos, sino manifestaciones ancestrales (Claudia Herrera 2021, com. pers). En el primer caso se actúa bajo el concepto de preservación patrimonial y por ende corresponde un rescate legalmente establecido. En el segundo, la intervención supone una ruptura con la trayectoria ancestral de los cuerpos y objetos ceremoniales (Claudia Herrera 2021 com. pers y Miguel Maguay 2022 com. pers), por lo que, las posiciones de los pueblos originarios a partir de aquí se diferencian entre los que se avienen a la intervención y aceptan pactar posibilidades de cogestión y aquellos que rechazan posibilidades de acuerdo, exigiendo una devolución incondicional del bien/huaca. En ese contexto, en 2023 la intervención aquí descripta se considera un rescate necesario para preservar la integridad (cumpliendo con la legislación patrimonial) pero su gestión se plantea en acuerdo con las comunidades originarias locales de montaña; apuntando a aceptar términos restitutivos siempre que garanticen la conservación e integridad del bien patrimonial-objeto ceremonial (se encuentra en desarrollo un convenio y sus alcances legales).

La localización de la Qhapaq Ucha, en un sitio paisajísticamente sugerente, asociado a una roca destacada y en situación de uno de los pasos de altura obligados de la cordillera, invita a pensar en ceremonias propiciatorias o de gratificación, seguramente vinculadas con la fertilidad (petición y/o agradecimiento) y/o cumpliendo un rol político en el objetivo de instauración y/o consolidación regional del Tawantinsuyo en territorios huarpes. Es necesario aclarar que los estudios han comenzado y las respuestas llegarán, seguramente, con nuevos interrogantes, garantizando a su vez, la participación de las comunidades originarias en los procesos de construcción de conocimiento y gestión; para que se transforme así, en un verdadero rescate patrimonial de bienes que siguen vitales en la conciencia de los pueblos.

*El autor es director del Instituto de Arqueología y Etnología FFyL (2016-2024). Exdirector Provincial de Patrimonio Cultural y Museos 2020-2024 (Gobierno de Mendoza). Prof. titular de cátedras Ambiente y Cultura en América Prehispánica y Arqueología Histórica. FFyL, UNCuyo.

Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

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