El tabaco, ese enemigo silencioso, ha estado en el centro de innumerables debates sobre su impacto en la salud pública. Ahora, científicos del Centro Médico de Kioto en Japón están instando a los gobiernos de todo el mundo a considerar elevar la edad mínima para comprar cigarrillos a un mínimo de 22 años. Esta advertencia surge como resultado de un estudio en el que participaron 1,382 fumadores de diversas edades, cuyos resultados apuntan a una correlación entre la edad de inicio del tabaquismo y los riesgos para la salud.
El equipo de investigadores japonenses ha presentado sus hallazgos en el Congreso anual de la Sociedad Europea de Cardiología, subrayando la necesidad de abordar el consumo de tabaco desde una perspectiva más rigurosa. El estudio arroja luz sobre el hecho de que el tabaquismo puede ser fatal para hasta la mitad de sus consumidores y señala que los fumadores menores de 50 años enfrentan un riesgo cinco veces mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares en comparación con sus pares no fumadores.
A pesar de que en muchos países la edad legal para comprar tabaco está fijada en 18 años, los investigadores resaltan que en algunas naciones no hay restricciones de edad. En este contexto, es alarmante que casi el 90% de los adultos que fuman diariamente lo hacen por primera vez antes de los 18 años y el 99% lo hace antes de los 26 años. La comunidad médica en España, por ejemplo, ya está discutiendo la posibilidad de prohibir fumar en las calles de Madrid para el año 2027.
El estudio japonés también revela que comenzar a fumar a edades tempranas puede tener un impacto duradero. Aquellos que iniciaron el hábito de fumar antes de los 20 años tienen un 30% menos de probabilidades de abandonarlo con éxito en comparación con quienes comenzaron más tarde.
Además, el grado de adicción también varía según la edad de inicio: los que comenzaron más temprano presentaron un mayor número de cigarrillos fumados al día, así como niveles más altos de monóxido de carbono en el aliento.
El doctor Koji Hasegawa, del Centro Médico de Kioto, es el autor principal del estudio y advierte que “nuestros resultados demuestran que empezar a fumar pronto está relacionado con una mayor dependencia de la nicotina, incluso en la edad adulta joven”. Esta dependencia prolongada puede traducirse en riesgos significativos para la salud cardiovascular y general de los individuos.
La propuesta de elevar la edad de compra legal del tabaco a 22 años o más se basa en la idea de que esto podría reducir el número de personas adictas a la nicotina y, por ende, disminuir las posibilidades de sufrir consecuencias adversas para la salud. A medida que la evidencia científica sigue acumulándose, los expertos esperan que estas investigaciones influyan en políticas de salud pública más sólidas en relación con el consumo de tabaco y sus efectos perjudiciales.
