Comer hormigas, la particular dieta de una araña mendocina que ayuda a los cultivos

Leprolochus birabeni es una pequeña araña muy común en la provincia que se alimenta exclusivamente de hormigas. Puede vivir en base a una dieta muy estrecha. Su presencia en los viñedos ofrece una opción interesante para el control biológico de las hormigas cortadoras de hoja.

Comer hormigas, la particular dieta de una araña mendocina que ayuda a los cultivos
Un ejemplar hembra de Leproluchus birabeni, pequeña araña muy común en Mendoza, dando cuenta de una hormiga a la hora del almuerzo. Fotos:Ondra Michálek / Gentileza.

Las arañas forman parte de un grupo muy diverso de animales conocidos como artrópodos. Dentro de este grupo se encuentran también los insectos, los cangrejos y los ciempiés. En general las arañas tienen muy mala fama, y la gente cuando se las encuentra tiene sensaciones negativas generándole asco, ansiedad y miedo.

Sin embargo, este miedo suele ser infundado, ya que si bien casi todas las especies de arañas tienen glándulas de veneno, este no es peligroso para nuestra salud, con excepción de muy pocas especies como lo son las conocidas viuda negra y arañas de los rincones. La gran mayoría (se conocen más de 50.000 en todo el mundo) son inofensivas para los humanos, y lo que muchos no saben, es que, al contrario, terminan siendo muy beneficiosas para nosotros.

Arañita Leprolochus birabeni, que suele encontrarse en los viñedos mendocinas; oficia de control biológico porque se alimenta de hormigas cortadoras de hojas.
Arañita Leprolochus birabeni, que suele encontrarse en los viñedos mendocinas; oficia de control biológico porque se alimenta de hormigas cortadoras de hojas.

Las arañas son uno de los grupos más diversos y numerosos en casi todos los ecosistemas terrestres, y son depredadores generalistas que se alimentan de una gran variedad de presas, incluyendo una amplia diversidad de insectos, como los escarabajos, mosquitos, moscas, pulgones, otros artrópodos como los bichos bolita, y también otras arañas. Incluso, las arañas más grandes, como las arañas pollito, pueden alimentarse de pequeñas lagartijas y anfibios. Muchos estudios ya han demostrado que las arañas reducen significativamente los daños que provocan las plagas en diferentes cultivos.

Sin embargo, existe una presa que no muchas arañas eligen entre sus comidas cotidianas… las hormigas. Debido a varias características que presentan, las hormigas son un plato muy poco apetecible e incluso peligroso de capturar. Aunque estos insectos representan un recurso alimenticio abundante son consideradas presas poco palatables (sabrosas) por la presencia de ácido fórmico, cuerpos delgados y muy duros, y por sobre todas las cosas, muchas arañas las evitan porque alimentarse de ellas puede ser muy peligroso.

Las hormigas presentan una gran variedad de defensas que les permite evitar depredadores, tienen mandíbulas grandes, aguijón, espinas y el conocido ataque comunal, que se activa cuando una hormiga está en peligro, enviando señales de alarma y en poco tiempo decenas de hormigas acuden a ayudarla. A pesar de esto, existen algunas especies de arañas que se han especializado en su captura. La mirmecofagia (alimentación en base de hormigas) se considera una estrategia de alimentación arriesgada, sin embargo, las arañas que se especializan en su dieta presentan una gran variedad de adaptaciones en su comportamiento, metabolismo, morfología y veneno que les permiten capturar, alimentarse y subsistir exclusivamente de hormigas. El mayor beneficio que obtienen de esta dieta tan particular es alimentarse de un recurso casi ilimitado (¡el tenedor libre de las arañas!) teniendo muy poca competencia por el mismo.

Arañita Leprolochus birabeni, que suele encontrarse en los viñedos mendocinas; oficia de control biológico porque se alimenta de hormigas cortadoras de hojas.
Arañita Leprolochus birabeni, que suele encontrarse en los viñedos mendocinas; oficia de control biológico porque se alimenta de hormigas cortadoras de hojas.

Un ejemplo dentro de este grupo tan especial es el de una pequeña araña que habita en el monte mendocino, y pese a que muy poca gente la conoce, es una de las arañas más comunes en nuestra región. Esta especie es Leprolochus birabeni, que pertenece a la familia Zodariidae (una familia con varias integrantes mirmecófagas). Esta araña es muy común en ambientes naturales, presenta hábitos nocturnos, durante el día se esconden en refugios de seda con forma de iglú al cual pegan tierra y piedritas, camuflando el mismo siendo casi imposible verlas. Son arañas pequeñas, de un centímetro de largo, con un patrón de coloración marrón alternado entre claro y oscuro y manchas negras. Como particularidad, presentan una fila de espinas por delante de los ojos que la hacen muy fácil de reconocer.

En estudios previos hemos reportado que esta especie presenta una gran preferencia por las hormigas cortadoras de hoja de los géneros Acromyrmex y Amoimyrmex. Algunas obreras de estas hormigas son dos veces más grandes que las arañas y presentan grandes mandíbulas y espinas en el tórax que las hacen una presa muy difícil de capturar. Sin embargo, esta pequeña depredadora presenta una estrategia de caza que le permite capturarlas. Espera sigilosamente cerca de un camino de hormigas y cuando lanza su ataque lo hace muy rápido acercándose por detrás a una hormiga, mordiéndola en alguna de sus patas posteriores lejos de las mandíbulas y rápidamente escapa a un lugar seguro, todo en menos de un segundo. El efecto del veneno es muy rápido, derriba a la hormiga en segundos y en unos pocos minutos queda casi completamente inmóvil. Luego la araña vuelve y agarra la presa para llevarla a un lugar seguro, lejos del resto de las hormigas y así alimentarse tranquila.

Un ejemplar hembra de Leproluchus birabeni, pequeña araña muy común en Mendoza, dando cuenta de una hormiga a la hora del almuerzo. Fotos:Ondra Michálek / Gentileza.
Un ejemplar hembra de Leproluchus birabeni, pequeña araña muy común en Mendoza, dando cuenta de una hormiga a la hora del almuerzo. Fotos:Ondra Michálek / Gentileza.

Lo más importante de esta araña, es que tienen una gran preferencia por las hormigas cortadoras de hoja, una de las que más daño causan a los cultivos y particularmente a los viñedos de Mendoza. La presencia de esta araña podría ayudar a reducir estos daños disminuyendo o al menos regulando las poblaciones de hormigas. En estudios recientes que se están llevando a cabo en viñedos de la zona de Maipú, encontramos muchos ejemplares en parches de vegetación natural adyacentes a los viñedos. Es por eso que es de suma importancia incrementar el conocimiento que tenemos sobre su ecología y biología, con el fin de dilucidar si producen un efecto negativo sobre los hormigueros y si efectivamente su presencia beneficia a los cultivos.

Todavía falta mucho por conocer de estas pequeñas y fascinantes arañas, pero su hallazgo en los viñedos mendocinos abren un abanico de oportunidades para mejorar los servicios ecosistémicos que las arañas proveen como el control biológico, enfocado hacia uno de los mayores problemas de los viñedos como lo son las hormigas.

*El autor es doctor en Biología. Investigador asistente Conicet Laboratorio de Entomología, Iadiza CCT- Mendoza

Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

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