El 1 de febrero, el cometa C/2022 E3 (ZTF) pasará a 42 millones de kilómetros de nuestro planeta, su primer acercamiento en…50.000 años.
Si bien esto sin duda atraerá a muchos observadores del cielo que intentarán detectar el objeto, verlo o no dependerá de una variedad de factores, incluida la ubicación y la contaminación lumínica de fuentes naturales (como la Luna) y artificiales. El astro se observa desde el hemisferio Norte por el momento.
Varios especialistas están haciendo predicciones (basadas en el cambio de brillo de este cuerpo espacial a lo largo del mes de enero) respecto de la posibilidad de que el cometa alcance inclusive una magnitud aparente de +5 (el límite de visibilidad para el ojo humano está entre +6 y +7, recordemos que cuanto mayor es el número más débil es el objeto, y que la diferencia entre magnitudes no es lineal, sino logarítmica).
El descubrimiento
El cometa fue descubierto el 2 de marzo de 2022 por los astrónomos Frank Masci y Bryce Bolin, utilizando el Zwicky Transient Facility-ZTF (Intalación para detecciones fugaces Zwicky), en el Observatorio Palomar, sur de California. El cuerpo era tenue, pensaron que se trataba de un asteroide, y estimaron que su magnitud aparente en ese momento era de +17,3, casi 25.000 veces más débil que las estrellas en el umbral de detección del ojo humano. Las observaciones posteriores revelaron que el objeto poseía una coma (cabellera) muy condensada, se trataba de un cometa.
A lo largo de un año se detectan alrededor de una docena de cometas aproximándose al Sol, este fue el tercer cuerpo de este tipo descubierto en la quinta quincena (A, B, C, D, E) del año, y de allí su extraño nombre C/2022 E3 (ZTF). En el momento del descubrimiento, el cometa estaba a 643 millones de kilómetros del Sol, una distancia comparable con la de Júpiter. A partir de allí y recopilando observaciones en días posteriores, fue posible determinar su órbita, aparentemente parabólica (esto nos permite pensar que esta será la última vez que veremos a este cometa que se adentrará en el espacio profundo para no regresar), y calcular su período, de aproximadamente 50.000 años. De allí las comparaciones que hemos visto y leído en los medios de comunicación, que ubican los pasos del cometa por las cercanías del Sol en una línea de tiempo que permitiría preguntarse, por ejemplo, ¿que habrán visto los neandertales cuando este viajero pasó la última vez cerca de la Tierra?
Los cometas están compuestos principalmente de gases congelados que se calientan a medida que se acercan al Sol cuya luz los hace brillar. Esa nube que se forma, se llama cabeza o coma. El hielo se sublima, las partículas de polvo se liberan y por efecto del viento solar el material es arrastrado, formando las colas: una de gas y otra de polvo.
¿Brillo excepcional?
Los cometas brillantes visibles a ojo descubierto aparecen en promedio dos o tres veces cada 15 a 20 años. El último de este tipo fue el cometa Neowise (C/2020 F3) en julio de 2020. Pero, en general se trata de cometas denominados comunes, visibles con binoculares o telescopios.
El C/2022 E3 (ZTF) podría resultar uno excepcionalmente brillante respecto de los cometas comunes, ya que existe la posibilidad de que alcance una magnitud cercana al límite de lo detectable a simple vista. Para que esto suceda, el cometa debe pasar más cerca del Sol que la Tierra. En el perihelio el 12 de enero, C/2022 E3 se acercó a 166,4 millones de km (la distancia Sol-Tierra es de 150 millones de kilómetros). A partir de ese momento la distancia a nuestro planeta se ha ido reduciendo y se espera que el brillo del cometa durante ese período de tiempo aumente, aunque este es un cometa exclusivo del hemisferio Norte.
En Argentina, el 4 de febrero a las 22, mirando al Norte, el cometa se encontrará a unos 5 grados de altura sobre el horizonte, el 5 de febrero a 10 grados, mientras que el 6 estará a 15 grados de elevación, siempre cerca de la estrella Capella (Alpha Aurigae). Es poco probable que logremos observarlo.
Es interesante recordar que el primer cometa para el cual fue posible aplicar leyes del movimiento que permitieran establecer una órbita, fue aquel cuyos pasos en 1066 (antes de la batalla de Hastings e inicio del reinado de Guillermo el conquistador), quedaron inmortalizados en el famoso Tapiz de Bayeux. En 1301, se lo retrató en la Adoración de los Reyes Magos de El Giotto, pintada en 1305.
Además, fue considerado de manera especial por el astrónomo que comprobó en 1696 que los cometas de 1531, 1607 y 1682 tenían órbitas muy similares y que debían ser diferentes apariciones de un mismo cometa, con un período de traslación de unos 76 años, aunque podía variar si su trayectoria pasaba cerca de los planetas Júpiter y Saturno, debido a perturbaciones de sus campos gravitatorios.
Con esos cálculos, el astrónomo en cuestión, que no es otro que Edmond Halley, predijo que el cometa sería visible en 1758 o 1759: por supuesto, sabía sobre el margen de error por el efecto de las perturbaciones.
Publicó sus descubrimientos en 1705 en la revista Philosophical Transactions, con el título Astronomiae Cometicae Sinopsis y pronosticaba que el cometa sería visible en diciembre de 1758.
El objeto se vio el día de Navidad de 1758 y alcanzó su perihelio (punto más cercano al Sol) a finales de marzo, una fecha que también había sido calculada con un error de menos de un mes por el matemático Alexis Clairaut.
Halley, quien dio nombre al cometa más famoso de la historia, cuyo último paso ocurrió en 1986 y que retornará en 2061, no vivió para verlo.
En estos días, es posible seguir a los cometas en vivo en Internet como ocurrió el 14 de enero, Virtual Telescope Project. Una de las ventajas de la época en la que vivimos.
*La autora es Astrónoma. Iteda (CNEA-Conicet)
Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar