Alberto Aurispa jamás se había sentido tan identificado con una película hasta el día en que vio Pasante de moda, el film en el que Robert de Niro encarna a Ben Whittake, un jubilado de 70 años insatisfecho por no poder trabajar que encuentra una pasantía para adultos mayores en una empresa de indumentaria. Y su vida cambia.
“Me siento intérprete y protagonista”, le dijo a su mujer ese día de julio, y casi como un presagio -porque para él las cosas suceden “por algo”- llegó a sus manos una convocatoria laboral que lo hizo sentir vivo, productivo, como hacía rato no le sucedía.
Alberto, que pisa los 65, es cordobés de pura cepa y mendocino por adopción. También es abuelo de Franca y Milo, y toda la vida fue un vendedor de esos que nacen con el don para serlo. Porque, ojo, no cualquiera sabe vender.
Por eso no dudó en anotarse cuando una empresa mendocina, Gardens Desarrollos Inmobiliarios -que se especializa en negocios inmobiliarios segmentados, es decir, apuntados a nichos según las diferentes edades y gustos de cada persona- publicó en las redes la necesidad de incorporar al menos 20 personas mayores de 60 “con buena predisposición y proactividad laboral”.
Ahora, incluso, frente a tanta respuesta, podrían ser más los que se puedan incorporar.
Es que, para el presidente de la firma, Pablo Scherbovsky, la mirada y experiencia de esta franja etaria es fundamental para un nuevo proyecto que se está desarrollando.
Scherbovsky, que pensó recibir, como mucho, 50 currículums, se encontró en poco tiempo con 2.000 carpetas. Y cuando el proceso de selección va llegando a su fin, Alberto es el prototipo de lo que la empresa pretende.
“Me sentí vivo, respetado, algo que no es común para gente de mi edad, que en lo laboral se ve descartada. Sentí cierto halago desde la primera entrevista porque mi opinión valía la pena”, recuerda el “pasante”.
“Toda la vida he sido proactivo, expeditivo, pero desde que me jubilé el campo laboral se acotó. Hoy, en el horizonte veo un porvenir venturoso”, resume.
Para Alberto, saber vender es algo innato. “Lo que se lleva en el maletín es accidental. El que sabe vender una propiedad es porque también es capaz de comercializa herramientas o seguros de vida, lo que sea”, ejemplifica.
Cuando quedó preseleccionado, luego de enviar a la empresa un video corto con premisas establecidas, ahí sí que verlo a Alberto prácticamente era verlo De Niro en la película. Entre nervioso y fascinado frente a la pantalla, logró un trabajo dignísimo y siguió adelantando casilleros. Quedó seleccionado por mérito propio: es simpatiquísimo, sabe persuadir y la tonada cordobesa, como no podía ser de otra manera, entró en el “haber”.
Pero hay algo más que resulta importante en esta historia. Y es que, al conseguir trabajo a los 65, Alberto honra el trabajo y la vida misma. Sucede que en 2015, sufrió un infarto y tuvo la fortuna de poder contarlo. A partir de allí, mira el presente desde otro cristal. “Vivo cada día como si fuera el último porque no sé si voy a levantarme mañana”, advierte.
En lo laboral, es categórico: “Dejaré de estar activo el día que el de arriba me pida que devuelva el uniforme”, concluye.
Iniciativa: valorar a los adultos mayores
De los 2.000 postulantes iniciales que se sumaron al particular llamado de una empresa que buscaba contratar a mayor de 60, muchos quedaron en el camino por distintos motivos, entre ellos “el temor a la pandemia”, dijo el titular de la firma. “Pero con los últimos candidatos quedamos sorprendidos por su entusiasmo. Se mostraron tan contentos que, incluso, nos retroalimentaron”, agregó.
Alberto no será el único mayor en sumarse. Hoy se llevan a cabo reuniones para analizar oportunidades del mercado. No habrá límite de gente a incorporar, sino que dependerá de las ventas.
Sobre la convocatoria, Scherbovsy explicó: “Pedimos un video corto que resultó muy interesante. Los postulantes se divirtieron y emocionaron. Hicieron un excelente trabajo con la colaboración de hijos o nietos”. Y dijo que quedó asombrado con la energía y la fuerza demostrada por la franja femenina.