Es “la duda”, “el dilema”, “el interrogante”; y lleva décadas y décadas Probablemente no desde que se inventaron las zapatillas, pero sí desde que vio la luz el primer lavarropas automático. ¿Se pueden lavar las zapatillas en el lavarropas? Y, más allá de que se pueda o no (porque siempre se puede), ¿es recomendable hacerlo?
A diferencia de otras prendas de vestir, las zapatillas y el calzado en general no son de lavado periódico. A lo sumo, se sacuden o enjuagan un poco. Sin embargo, llega un momento en que ni la repasada ni el enjuague con un paño o una esponja parecen ser suficientes. Y es inevitable un lavado completo o a fondo. Y aquí surge la discusión: ¿cuál es la mejor forma para lavar un par de zapatillas?
Lavar zapatillas en lavarropas
Ya sean de tela o no, blancas o de color, hay ciertas recomendaciones antes de tomar la temeraria decisión de lavar el calzado en el lavarropas.
Los principales fabricantes de zapatillas, por ejemplo, recomiendan que si son nuevas o si se está en la etapa de los primeros lavados, lo recomendable es evitar esta opción. Y darle vía a un lavado a mano. Entre los principales perjuicios se encuentra la importante cantidad de agua con que se inundan las zapatillas y los movimientos bruscos del centrifugado. Estos son los principales peligros para las zapatillas; en especial si están casi 0 km.
Sin embargo, así como ocurre con la tecnología y el mundo en sí, la evolución misma ha llevado a que muchas zapatillas modernas sean lo suficientemente firmes para soportar un lavado en la máquina (siempre es recomendable leer las indicaciones de fábrica primero).
En caso de que “se banque” el lavado con lavarropas, lo primero que hay que hacer es quitarle los cordones -se lavan por separado al calzado-. Y es fundamental que los cordones sean atados entre sí y resguardados para su lavado en una bolsa de malla. De esta forma evitas, por ejemplo, que se atasquen en el desagüe.
Siempre es fundamental hacer con agua fría el lavado, y se puede resguardar el calzado también en una de esas bolsas específicas para lavar ropa delicada; o bien lavarlas con toallas, jeans o ropa deportiva. Un detalle importantísimo: procurar que la ropa que acompañe el lavado de las zapatillas sea del mismo color, para evitar decoloraciones y sorpresas cuando se abra el compartimiento. Y que las prendas que utilices sean pocas y específicas; ya que también es recomendable hacer un lavado corto (con agua fría) y sin centrifugar. Todo esto minimizará los posibles riesgos.
La bolsa especial o el que esté rodeado de otras prendas resulta crucial para evitar que las suelas y las zapatillas golpeen -y dañen- el tambor del lavarropas. Y también para que las prendas encuentren algo que las amortigüe y minimice las posibilidades de daños-
Otra recomendación fundamental es quitar las plantillas del calzado y lavarlas a mano, fuera del lavarropas. Porque no sería la primera vez que, dado su poco grosor y fuerza; estas partes se desintegren dentro del lavarropas.
Previo a introducirlas al equipo para su lavado, también es recomendable quitarle de forma manual cualquier resto de barro o arena que predominen. Un cepillado previo con agua y jabón suele ser lo más recomendado; aunque también se pueden usar hisopos, palillos y cualquier objeto que permitan liberar las grietas u orificios de tierra, chicles, caucho u otros residuos.
Si las zapatillas son de tela, antes de introducirlas en la lavadora es recomendable -además de quitar también cordones y plantillas- sumergirlas en agua fría o tibia, con jabón. Una vez mojadas, hay que frotarlas con un cepillo hasta que desaparezcan las manchas más vistosas que suelen quedar adheridas e impregnadas. Y si la suciedad es muy marcada, se puede recurrir a una mezcla de bicarbonato, vinagre y agua oxigenada; y luego frotar con energía.
Una vez que se completa esto, las instrucciones para introducir y proceder al lavado en el lavarropas son las ya detalladas.
En el caso de las zapatillas de running (que están compuestas de telas delicadas), la recomendación es no usar lavarropas; ya que se pueden rajar. Para ellas se recomienda el lavado manual; con esponjas, paños o escobillas (suaves y sin demasiada fricción).
Sin lavarropas, de forma manual
Si la suciedad no es tan profunda, o simplemente si la intención es evitar sorpresas desagradables al abrir el lavarropas y recoger el calzado en peñas partes; la alternativa del lavado manual siempre está presente y genera más confianza. En estos casos es clave que los lavados sean de forma más periódica que si se recurre al lavarropas.
Para el lavado manual y artesanal, se recomienda usar un paño suave o una esponja, agua caliente y una pequeña cantidad jabón líquido. El procedimiento consiste en limpiar cuidadosamente las partes impermeables de la zapatilla (suela, paneles reflectantes o detalles de cuero), para luego continuar con los detalles más específicos.
En el caso de las zapatillas de tela, las lonas estas se pueden limpiar suavemente con una esponja o un cepillo de escobilla, agua y jabón. Mientras que para las manchas más difíciles, la recomendación es aplicar un poco de jabón líquido y esperar 15 minutos hasta que el compuesto actúe en la manca o las manchas. Una vez que el jabón actúe, hay que proceder a limpiar los restos con agua y un trapo.
Cómo secar una zapatilla sin arruinarla
La principal recomendación para el secado de todo tipo de zapatillas -ya sea que estén lavadas en lavarropas o de forma manual- es que se dejen secar en un lugar con temperatura ambiente; evitando que queden expuestas directamente al sol o cerca de una estufa o radiador. Mucho menos hay que recurrir al secarropas.
Si las zapatillas son de tela o del tipo running, las indicaciones son las mismas; y hay un tipo para evitar que pierdan su forma: rellenarlas -para su secado-con papel o un trapo.