El miércoles 7 de diciembre de 2016, Viviana Luna (de 46 años, por entonces), salía de su casa en Potrerillos. Técnicamente no era su casa, ya que se había separado del padre de sus hijos y se había mudado a otra vivienda, pero aquella última semana la había pasado en el lugar, con su ex y su familia.
Aquella mañana, Viviana salió caminando con destino a una entrevista laboral en un complejo de cabañas de aquella villa cordillerana. En el camino ingresó a una despensa a comprar una gaseosa, y eso fue lo último que se supo de ella.
Este sábado 7 de diciembre de 2024 se cumplen ocho años de aquellos movimientos, los últimos de los que se tienen registros de Viviana Luna. Desde entonces, salvo un movimiento extraño en su cuenta de Facebook 8 meses después de que se reportara desaparecida y la cuestionada participación del adiestrador de perros Marcos Herrero (quien fue condenado en la Justicia por “plantar pruebas” en la escena de la búsqueda de la mujer), no se supo más nada de Viviana.
Como se suele decir, pareciera ser que a Viviana “se la tragó la tierra”. Pero esto no es más que una metáfora, porque en la realidad la tierra no se traga a las personas. Las hipótesis son de lo más variadas e, incluso, los investigadores no descartan que la mujer se haya quitado la vida.
Pero la falta de rastros de la mujer, de indicios de su paradero o de sus restos (en el peor de los casos y de llegar a confirmarse la trágica hipótesis del suicidio) hace que la búsqueda sea activa. Y que su familia esté expectante, además de insistir en un nuevo pedido de justicia.
“El sábado, desde las 11 horas en Piedras Blancas (Potrerillos), vamos a hacer una conmemoración del doloroso aniversario. Porque se cumplen ocho años sin saber nada de mi mamá. Y vamos a seguir exigiendo verdad y justicia. También queremos refrescarle a la gente que aún hay una mujer desaparecida y no hay respuesta”, destacó Matías Julián Luna (29), uno de los hijos de Viviana, a Los Andes.
“No podemos naturalizar que alguien desaparezca y no haya respuestas”, agregó Matías, quien se emocionó al intentar describir estos ocho años sin saber nada de su madre.
“No te sabría decir cómo los he podido llevar. Solamente me queda aguantar y seguir”, acotó.
MOVIMIENTOS EN FACEBOOK OCHO MESES DESPUÉS DE LA DESAPARICIÓN
Cuatro momentos concretos resumen los últimos movimientos de los que se tienen registros de Viviana Luna desde aquel 7 de diciembre de 2016. Los primeros dos son de ese mismo día: el momento en que fue caminando a la entrevista de trabajo en el complejo de cabañas y la escala en un almacén para comprar una gaseosa una vez concluida dicha entrevista.
No obstante, poco más de 8 meses después de aquellos últimos movimientos, a mediados de agosto de 2017, el perfil de Facebook de Viviana (que permanecía inactivo desde diciembre del año anterior) registró una leve y sospechosa actividad.
El 16 de agosto de 2017, desde ese perfil de la red social, hubo una reacción con un “Me encanta” a una foto que había subido minutos antes una de las hijas de Viviana, Ayelén, en su perfil de Facebook. El 30 de agosto de ese mismo año, entre las noticias que observaron las hijas de Viviana en el inicio de sus perfiles, encontraron que “Luna Viviana” -tal como estaba registrada en Facebook- había indicado “Me Gusta” en una página de productos de cerámica.
Ambas capturas de pantalla fueron guardadas por las hijas de la mujer, a quienes les llamó la atención seguir sin saber nada de su progenitora, pero observar esas dos reacciones virtuales en su cuenta. El tiempo pasó, y esa pista no permitió esclarecer ni confirmar nada. De hecho, desde la fiscalía encabezada por Claudia Ríos -quien tiene la causa en sus manos- y el personal de Delitos Informáticos -que había secuestrado su computadora en búsqueda de pistas- les dijeron que no se había detectado ningún movimiento atípico en esos últimos meses.
UN ADIESTRADOR DE PERROS CONDENADO POR PLANTAR PRUEBAS
El cuarto momento importante de la búsqueda de Viviana se “resolvió” -por decirlo de algún modo- en marzo de 2023. A fines de ese mes, el adiestrador de perros Marcos Herrero, quien vivía en Río Negro y ofrecía sus servicios para colaborar en la búsqueda de personas desaparecidas -junto a sus canes- fue condenado por la Justicia de Mendoza. Lo sentenciaron a 8 meses de prisión condicional al considerar que había “plantado” pruebas en la escena de la búsqueda de Viviana Luna.
Puntualmente, los jueces consideraron que estaba probado que Herrero había colocado restos óseos en la escena de la búsqueda de Viviana Luna, que los había llevado él para intentar demostrar un intento de resolución del caso.
Herrero ya había participado en operativos de búsqueda de personas desaparecidas en todo el país con sus perros entrenados. Y había sido contactado por la familia de Viviana Luna para colaborar en la resolución del misterioso episodio.
En uno de los rastrillajes en Potrerillos, Herrero anunció haber encontrado restos óseos, por lo que –en un principio- se creyó que podrían ser de la mujer. No obstante, meses después el Laboratorio de Huellas Genéticas del Ministerio Público Fiscal de Mendoza anunció la confirmación de que esos restos pertenecían a otro hombre y que ya habían sido hallados en un procedimiento en Río Gallegos.
Es decir, confirmaban entonces que Herrero los había retirado de su lugar original y los había llevado consigo hasta Potrerillos, donde los hizo pasar como un hallazgo en la zona.
Pese a este desenlace, la familia de Viviana Luna sigue defendiendo el accionar de Herrero y pone las manos en el fuego ante el accionar del hoy condenado adiestrador.
“Me hago cargo de lo que digo: para mí fue todo un circo que hicieron alrededor de Marcos Herrero. De hecho, si hoy preguntás qué pasó con las pruebas que tomó en el lugar, nadie sabe nada”, destacó Matías, uno de los hijos de Viviana.
“Para mí, Marcos Herrero hizo perfectamente su trabajo. Yo se le dije a los fiscales que lo acusaron, porque estuve con él, estuve viendo su trabajo”, insistió el joven.
MUCHAS DUDAS Y POCAS CERTEZAS A OCHO AÑOS DE LA DESAPARICIÓN DE VIVIANA LUNA
La falta de rastros de Viviana Luna hace que el desenlace de la investigación se pueda resumir, a ocho años de la desaparición, con un gran signo de interrogación. No hay más que elucubraciones e, incluso, los investigadores no descartan que la mujer se haya quitado la vida.
Sin embargo, la falta de pistas o pruebas contundentes del paradero de Viviana Luna llevan a que no haya más que eso, conjeturas e hipótesis.
“Oportunamente aporté algunas acciones que, creo, se deberían tomar. Pedí que se volvieran a hacer rastrillajes, que se volviera a citar a declarar gente (vecinos del lugar) que dijeron haber visto algo. Pero no citaron a todos. En el expediente hay gente que dice que tal persona puede llegar a tener información, gente que podía saber algo. Pero nunca se la citó”, insistió el hijo de Viviana.