Después de un año atípico para docentes, alumnos y todo el personal del ámbito escolar, desde la Dirección General de Escuelas (DGE) confirmaron que se trabaja en distintos planes para organizar cómo serán las clases en el ciclo lectivo 2021.
Lo más importante es que la postura inicial de dicho organismo tiene una mirada optimista. “Lo primero, el escenario uno, es la vuelta total a la presencialidad. Esto implica que el 1 de marzo los chicos volverían a las aulas”, asegura Graciela Orelogio, subsecretaria de Educación de la provincia.
Como parte de esa esta misma opción, está previsto que ya en febrero comiencen las clases de apoyo para aquellos estudiantes que tuvieron problemas de conectividad o, por otras razones, trayectoria interrumpida o débil durante 2020.
Por supuesto, esto está condicionado, en el contexto de la pandemia de Covid-19, a cómo se encuentre la situación sanitaria de Mendoza para ese momento y de la autorización de Nación.
En caso de que el panorama, en ese sentido, sea complejo, el Gobierno provincial está manejando además una especie de “plan B”, que permita mantener un equilibrio entre el sistema tradicional de clases y el que se implementó durante este año.
“En caso de que el gobierno nacional no permita esa presencialidad al 100%, estamos analizando la posibilidad de trabajar algunos días en el aula y el resto con clases virtuales”, admite la funcionaria.
La idea es que asistan en grupos de grados, una especie de “burbuja” más grande a la actual -que es de 10 alumnos- para que les sea más sencillo organizarse a padres y a docentes.
Más allá de las alternativas que prepara la DGE, Orelogio remarca que será “Nación la que deberá decir cuál es el protocolo” y, con respecto a los docentes, “quienes pueden o no volver a las aulas”.
En este sentido, reconoce que el hecho de que los profesores estén considerados dentro del personal prioritario para recibir la vacuna contra la Covid-19, una vez que esté disponible en el país, trajo tranquilidad al sector.
“Nos ponen como esenciales”, manifiesta la funcionaria, lo que los ilusiona con la posibilidad de poder cumplir con el plan de la presencialidad en 2021. “La verdad, se nos mezcla el optimismo con las ganas de volver a dar clases presenciales”, se sincera.
Situación actual
Con respecto a la realidad que se está viviendo en la provincia en este momento, con algunos alumnos que regresaron a las aulas en grupos reducidos que no superan los 10 estudiantes, la funcionaria destaca el hecho de que “después del 11 de noviembre los docentes pudieron acreditar a los chicos con trayectorias buenas” y pudieron enfocase en hacer “apoyo presencial al resto de los chicos con las trayectorias débiles”.
No obstante, como al retorno a las escuelas era opcional, muchos docentes y padres prefirieron seguir con la fase virtual, en especial cuando el conjunto de alumnos presentaba trayectorias fuertes y habían acreditado los contenidos necesarios.
Este panorama se está dando en todos los niveles. Inclusive en estudiantes de séptimo grado (primaria)y de quinto año (secundaria), “los padres han preferido que revinculen directamente en los actos de colación en lugar de volver a las aulas”, asegura Orelogio.
Con la vista ya en el ciclo lectivo 2021, habrá además un desafío especial en torno a la matrícula general que se espera que aumente en 5.000 alumnos en el nivel secundario, porque no habrá repetidores.
Al respecto, la subsecretaria reconoce que “tal vez en alguna escuela haya que abrir cursos, pero tenemos colegios con cuross de menos de 20 alumnos en tercer año, por ejemplo, que tal vez se completen”, por lo que no sería necesario reforzar con aulas.
Asimismo, Orelogio refiere a familias que han debido mudarse “por problemas económicos como consecuencia de la pandemia” y ya han comenzado con pedidos de pases lo que puede generar “que tengamos complicaciones en algunos establecimientos”.
Críticas del SUTE
Desde el sindicato que nuclea a los docentes se han mostrado críticos con el regreso a las aulas en esta etapa del año y solicitaron al Ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, que inhabilite el retorno presencial en nuestra provincia, por considerar que la situación epidemiológica de Mendoza no es óptima.
El titular del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación (Sute), Sebastián Henríquez, asegura que muchos docentes optaron por volver a las aulas “porque tienen miedo de que les cierren los cursos si los alumnos abandonan”.
Además, considera que actualmente hay profesionales que atraviesan una “sobrecarga brutal de trabajo” al tener clases presenciales y virtuales con los cursos divididos en dos grupos.
No obstante, sobre esta situación Orelogio aclara que “la mayoría de los docentes que están yendo a las escuelas a apoyar las trayectorias débiles no están dando clases virtuales. De los alumnos que acreditaron contenidos se están encargando los directivos y docentes otras áreas”.
Con respecto a los profesionales de la educación que han preferido no asistir a los establecimientos educativos, la subsecretaria precisa que se debe a cuestiones “de infraestructura”, pero también “al tema de transporte”.
Otro inconveniente está dado por los docentes que no tienen dónde dejar a sus hijos para poder ir a dictar clases. “Muchos padres están más preocupados por que abran las escuelas para usarlas de guardería que por una cuestión pedagógica”, reflexiona Henríquez.