El Ministerio de Salud de la Nación incorporó a las personas con obesidad entre los grupos de riesgo frente al coronavirus, según se publicó ayer en el Boletín Oficial.
“Por la experiencia observada en otros países y la prevalencia de casos, la evidencia reconoció a la obesidad como un factor asociado a mayor riesgo de contraer la enfermedad y de sufrir evolución desfavorable de la misma”, consignó la Resolución 1541/2020 de la cartera sanitaria.
En sus fundamentos, se explicó que la decisión se debe a que “existen múltiples mecanismos fisiopatológicos que explican esta predisposición, incluyendo presencia de un estado inflamatorio crónico, desregulación de la respuesta inmune, exceso de estrés oxidativo y producción aumentada crónica de leptina; (...) el tejido adiposo podría sobreexpresar el receptor de la enzima convertidora de la angiotensina 2, implicado en la invasión intracelular del virus”.
En ese sentido, “corresponde sustituir el artículo 3° de la Resolución N° 627/2020, procediendo a incorporar las personas con obesidad dentro de los grupos de riesgo definidos en la referida Resolución, en el marco de lo dispuesto por el artículo 1° del Decreto N° 260/2020”. Según estudios, el ser obeso sería, ante el contagio de Covid-19, el equivalente en riesgos a tener más de 65 años.
En Argentina, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, el 36,3% de los mayores de 18 años presenta obesidad. Según la lista de categorías de peso del índice de masa corporal, toda persona con un índice de masa corporal (IMC) de más de 25 puntos se clasificaría como con sobrepeso y con un IMC superior a 30, con obesidad. El IMC se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros.
Grupos de riesgo
De este modo, los actuales grupos de riesgo para la Covid-19 son las personas con enfermedades respiratorias crónicas: hernia diafragmática, EPOC, enfisema congénito, displasia broncopulmonar, traqueostomizados crónicos, bronquiectasias, fibrosis quística y asma moderado o severo.
También las personas con enfermedades cardíacas: insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, reemplazo valvular, valvulopatías y cardiopatías congénitas y diabéticos.
Se suman a esa nómina las personas con insuficiencia renal crónica en diálisis, las que padecen inmunodeficiencias congénitas, como asplenia funcional o anatómica (incluida anemia drepanocítica) y desnutrición.
También son considerados de riesgo quienes viven con VIH, con medicación inmunosupresora o corticoides, pacientes oncológicos y trasplantados, y quienes padecen enfermedad oncohematológica. La lista se completa con quienes tienen tumor de órgano sólido en tratamiento, trasplantados y personas con certificado único de discapacidad.