Casi con el inicio de la pandemia comenzó a hablarse de la inmunidad de rebaño o colectiva, aunque muchos especialistas creen que es un tema sin sentido cuando, en primera instancia, hay que abocarse a parar los contagios y evitar muertes.
Lo cierto es que el tema es recurrente y más cuando la campaña de vacunación avanza. Un año y medio después del ingreso en escena del coronavirus, también se piensa en que quienes ya tuvieron Covid-19 y desarrollaron anticuerpos puedan atenuar la diseminación del virus.
La también llamada inmunidad de grupo se refiere a la protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que se consigue cuando una población se vuelve inmune, por la vacunación o la infección, explica la Organización Mundial de la Salud, que apoya la postura de lograr la inmunidad colectiva mediante la vacunación.
Desde el año pasado se estimó que para esta enfermedad sería necesario contar con inmunidad en un 60% de la población, luego se extendió a entre esa proporción y 70%. Sin embargo, hoy, con la circulación de nuevas variantes ya se está hablando de un poco más: creen que será necesaria en al menos 80%. Esto con una campaña de vacunación que avanza lo más rápido que se puede en medio de la sobredemanda de inoculantes dada su escasez.
“Con la aparición de nuevas cepas más contagiosas y probablemente más patogénicas (más capaces de generar daño) probablemente necesitaríamos alcanzar la inmunidad de rebaño con un porcentaje más alto”, explicó la doctora Elena Obieta, referente de la Sociedad Argentina de Infectología. Porque tiene relación directa con el R0 que es el índice de reproducción, es decir, a partir de un caso positivo cuantos se pueden contagiar.
“Por estas cepas, las que llamamos de Manaos o de Reino Unido - que tienen nueva nomenclatura- sería más importante alcanzar un número más alto, probablemente cercano al 80% de gente vacunada como para mitigar la circulación viral”, señaló.
Más contagiosas
El objetivo se corre y parece más difícil de alcanzar, al menos en el mediano plazo. Por eso Obieta subrayó lo positivo que nos espera en el corto plazo y por qué es importante sostener una vacunación del mayor alcance posible: “En tanto y en cuanto aceleremos y ampliemos la cantidad de gente vacunada el impacto en la circulación viral lo vamos a ver más adelante pero lo importante es que vamos a disminuir internacionales, la cantidad de casos y muertes”.
Quique Bassat, epidemiólogo e investigador del instituto ISGlobal de Barcelona, España, explicó al diario El País: “Hace un año, se estimaba que la R del Sars-CoV-2 era de 2 a 3 y de ahí salió el objetivo del 70%. Pero ahora hay variantes más contagiosas y la R puede situarse entre 3 y 5. Una enfermedad más transmisible te obliga a vacunar a más gente. Quizá ahora sea necesario 80% o 90%”, dijo Bassat.
“Siento que en esta enfermedad estamos siempre corriendo detrás”, confesó Iris Aguilar, directora de Inmunizaciones de la provincia. Opinó en el mismo sentido aunque consideró que por el momento lo que se sostiene con mayor seguridad es que para Covid-19 la cobertura debe ser del orden del 75% para lograr los beneficios de la tan mentada inmunidad de rebaño. “No es una meta fija para todas las enfermedades, para sarampión se necesita 95% de cobertura, para polio 80% vacunados”, explicó.
Con las nuevas variantes habrá que “recalcular” en tanto plantean un desafío por la transmisibilidad.
Casi imposible
La Sociedad Española de Vacunología se hizo eco de un artículo publicado en la revista Nature y expresó 5 razones por las que se considera que es casi imposible alcanzar la inmunidad de rebaño.
Se hace referencia a que las nuevas variantes cambiarán la ecuación de la inmunidad de rebaño. Para ello pone como ejemplo lo ocurrido en Manaos (Brasil). “La moraleja es que se puede observar un resurgimiento de los casos a pesar de un alto nivel de inmunidad cuando aparecen nuevas variantes del virus que no se ven neutralizadas por las vacunas. A ello habría que añadir la posibilidad de que unas altas tasas de inmunidad poblacional pueden favorecer una presión selectiva que iría a favor de la aparición de variantes. Para evitarlo sería muy importante vacunar rápida y simultáneamente en todo el planeta”.
Entre los otros 4 puntos menciona que el ritmo de vacunación a escala mundial es desigual a lo que se suma que los países con más recursos han tenido mucho más acceso.
Por otra parte, otro punto es que no está del todo claro que las vacunas eviten la transmisión del virus y señala que la inmunidad de rebaño solo es relevante si la vacuna bloquea la transmisión. “Si no es así, la única manera es vacunar al 100% de la población (...) todavía habría mucha cantidad de virus circulante”, expresa.
La posibilidad de que la inmunidad no sea duradera es otro aspecto que genera dudas. Aunque se sabe que se genera luego de la enfermedad y la vacuna, se desconoce su duración.
Finalmente, se advierte que las vacunas pueden cambiar el comportamiento humano y subraya: “La vacuna no es un chaleco antibalas”. Aunque se vacunen más personas, al haber más interacción social, puede modificarse la ecuación de la inmunidad de rebaño, ya que ésta descansa, en parte, en cuántas personas se exponen al virus.
La vacunación en Mendoza
Hasta el viernes pasado, nuestra provincia había recibido 764.202 vacunas, de las cuales ya había aplicado 676.792. De ellas, 554.941 son primeras dosis mientras que 121.851 son segundas.
