Todas las esperanzas para frenar al Covid-19 están puestas en las vacunas desarrolladas por distintos laboratorios y hasta el miércoles las que tenían más probabilidades de llegar a la provincia eran la Sputnik V (Rusia), la del laboratorio AstraZeneca (Reino Unido), y la de Pfizer (EEUU/Alemania), tal cual estimaban desde la Dirección de Inmunizaciones. Pero en apenas unas horas cambió un poco el escenario. Cada una de ellas tiene sus características particulares, un recorrido distinto y también han provocado algunas observaciones.
El laboratorio Pfizer -junto a BioNTech- fue el primero en tener reuniones con el gobierno argentino, había prometido dosis para diciembre y de hecho parte del ensayo se hizo en el país. Sin embargo, ayer el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, advirtió que la firma del contrato y las negociaciones se estancaron y supuso que hay un problema de disponibilidad.
La ventaja de la Sputnik en cuanto a los plazos llegaron de la mano del presidente, Alberto Fernández, que confirmó que el gobierno nacional firmó el acuerdo con la Federación Rusa. Esto implica que, según anunció, se inmunizará a 10 millones de personas desde antes de fin de año hasta febrero. Luego de ser registrada en agosto por el gobierno ruso, Argentina firmó un acuerdo por la compra.
Por eso, podría decirse que después de la opción rusa, en segunda instancia corre la de AstraZeneca, respecto de la cual hay un acuerdo para su producción en el país.
Carla Vizzoti, secretaria de Acceso a la Salud de Nación, en su visita a la provincia, señaló que también se espera que lleguen al país las de Sinopharm (China) y Janssen (Bélgica).
Funcionamiento y observaciones
Uno de los aspectos que todas las vacunas tienen en común son las dosis, salvo una. “Todas requieren dos dosis excepto la de Janssen, que requiere una”, detalló a Los Andes la directora de Inmunizaciones de la provincia, Iris Aguilar.
La experta advirtió que aún no se sabe con certeza cuáles llegarán ni cuándo se iniciará la campaña de vacunación, sin embargo, según declaraciones de las autoridades, esperan que sea en enero.
Según los desarrolladores de la vacuna rusa, tiene una efectividad del 92%, tras dos dosis que deben aplicarse con un intervalo de 21 días.
La “Sputnik V” no posee ningún elemento del coronavirus en su composición, no contiene adenovirus humanos vivos y utiliza vectores basados en adenovirus (el virus que causa el resfriado común). Ya comenzó a inocularse el lunes en Rusia.
Pfizer también había anunciado éxito en 9 de cada 10 inoculados y en su caso se destaca su bajo precio. Su vacuna es del tipo ARN y utiliza un fragmento pequeño del código genético del virus para enseñarle al sistema inmune a combatirlo. Lo que hace luego es reconocerlo y atacarlo. También requiere dos dosis con distancia de tres semanas y ya se está aplicando en Gran Bretaña desde el martes. Pero no hay vacunas ARN que hayan sido aprobadas para usarse en personas y eso es lo que más dudas genera.
La de Oxford, AstraZeneca, fue una de las que más expectativas generó por ser una de las que avanzó más rápido y por haberse firmado un acuerdo para ser producida en Argentina. Está hecha de un virus genéticamente modificado que causa el resfriado común en los chimpancés. Lo que se hizo es transferirle información genética del coronavirus y así al reconocerlo, el sistema inmune aprende a atacarlo. Una de las diferencias es la temperatura a la que deben almacenarse, un tema crucial que determina la logística para su distribución y almacenamiento.
Todas requieren entre 2 y 8 grados, menos la de Pfizer que necesita -70 grados y la Sputnik -18. Pero esta última sólo resiste media hora a una temperatura de entre 2 y 8 grados, mientras que la de Pfizer puede conservarse así 5 días, lo que facilita su traslado.
Los detractores de la vacunación para el coronavirus argumentan que se ha hecho en pocos meses un proceso que en otras condiciones puede requerir hasta diez años. Por ello se ha puesto en duda la seguridad y cuestionado la falta de información abierta sobre los procesos científicos que se han seguido.
Se advierte que los resultados se han dado con celeridad, embarcadas las empresas farmacéuticas en una especie de carrera por llegar primero y con mejores anuncios. A la Sputnik V le apuntan por haber dado resultados antes de la segunda dosis.
En cuanto a la vacuna de AstraZeneca, se conocieron datos contradictorios. La empresa reconoció que en el marco del ensayo a un grupo de participantes se les suministraron las dos dosis completas mientras que, por un error, a otro se le suministró la mitad y este último grupo desarrolló más defensas que el primero. La empresa no ha sabido explicar la razón.
A Pfizer también se le cuestiona la utilización de la tecnología ARN, e incluso se ha llegado a señalar que sería capaz de modificar el ADN de quienes la reciban. Esto ha sido desmentido por especialistas.
A prueba de ansiedad
Hay cuestiones que aún no tienen respuesta o al menos no demasiado seguras. Falta esperar resultados para saberlo.
No se sabe con certeza por cuanto tiempo proveerán anticuerpos y eso podrá saberse cuando estén colocadas a gran escala.
Tampoco hay demasiadas certezas sobre qué tan alta sea la efectividad en adultos mayores. Es que si bien se sabe que se logra generar respuesta inmune no hay datos firmes sobre la que se genera en diferentes edades. Por otra parte, hay que considerar que si bien durante la Fase III se realizan pruebas en muchos individuos, una vez que comienza a inocularse en la población continúa la vigilancia y el reporte de efectos adversos aislados, por lo que es de esperar que se amplíen.
