El coronavirus no deja de sorprender a los infectólogos por su manera de generar variantes y de ellas, otros sublinajes de los que se estudia su comportamiento y su impacto en la salud. Recientemente se detectaron subvariantes de ómicron, identificadas como BA.4 y BA.5, primero en África y luego Botsuana, Bélgica, Dinamarca y el Reino Unido, China, Francia, Alemania y Portugal.
Si bien los expertos buscan llevar tranquilidad a la población, sí están enfocados en analizarlas para determinar si tienen la capacidad de evadir la acción de las vacunas contra el Covid-19.
Uno de los investigadores es el científico brasileño Tulio de Oliveira, que trabaja en Sudáfrica. Con su grupo, fue quien detectó a Ómicron en noviembre pasado. Desde entonces, primero se propagó el sublinaje BA.1 y más recientemente BA.2 y hace pocos días anunció los sublinajes BA.4 y BA.5 en su país.
El científico advirtió que BA.4 y BA.5 están aumentando su prevalencia en los casos de COVID-19 detectados en Sudáfrica.
En un ensayo de laboratorio se detectó que los sublinajes estaban aumentando en su proporción en las muestras analizadas. Un mes antes, durante la primera semana de marzo, las secuencias BA.4 y BA.5 representaban alrededor del 5% de los aproximadamente 500 genomas secuenciados en Sudáfrica. En la primera semana de abril, la proporción había aumentado al 50%. En ese momento, un grupo internacional de clasificación de virus determinó que el BA.4 y el BA.5 constituían efectivamente sus propios linajes separados en el árbol genealógico de Ómicron y les dio sus nombres.
Por ahora en la comunidad científica hay cautela, pero no dejan de estar atentos a que BA.4 y BA.5 son una mutación de aminoácidos que comparten llamada F486V. Esa mutación se encuentra en la proteína de la Espiga de los virus, cerca del lugar en el que la proteína se une al receptor ACE2 de las células, una interacción que abre la puerta a la infección. Los anticuerpos generados en respuesta a las vacunas contra el COVID-19 y a infecciones anteriores con el coronavirus neutralizan el virus al adherirse a ese punto.
Desde el año pasado, los virólogos habían empezado a notar la vulnerabilidad de ese punto en los experimentos de laboratorio.
Es por ello, que si bien hay una comunicación con prudencia de la habilidad del Covid-19 de cambiar, los temores residen en la posibilidad de que “un sublinaje de Ómicron se recombine con otra variante, generando un cuadro más grave de la enfermedad y evadiendo la inmunidad de la vacuna. “Sería estupendo que estas nuevas variantes formaran parte de una tendencia en la que el virus se volviera más leve, pero no hay ninguna razón biológica para creer que eso vaya a ser siempre así”, afirmó la viróloga del Colegio Imperial de Londres, en el Reino Unido, Wendy Barclay.