Creció la población de yaguaretés en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por cazarlos

En 18 años se duplicó la cantidad en la selva misionera. Se trata del felino más grande de América y es una especie protegida. En Mendoza llegó a vivir uno solo en el ex Zoo, mientras que en Formosa a un cazador lo multaron con 370 millones de pesos tras matar a un ejemplar.

Creció la población de yaguaretés en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por cazarlos
Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina

El yaguareté es el tercer felino más grande del mundo y, además, es una especie fundamental dentro del ecosistema de la selva misionera (Argentina y Brasil). Dentro de la fauna silvestre representativa nacional, es una de las especies más simbólicas, tanto que -por ejemplo- es el animal que eligió la Unión Argentina de Rugby para representar a la entidad y la selección nacional de ese deporte a nivel internacional (aunque se los llama Los Pumas, el verdadero animal presente en el escudo es un yaguareté).

A principios de la década del 2000 era un ejemplar en serio peligro de extinción en su hábitat natural. De hecho, solamente había unos 40 en toda su área de incidencia. No obstante, el más reciente muestreo poblacional de yaguaretés -también realizado en la selva compartida por Argentina y Brasil- ha arrojado esperanzadores datos: en los últimos 18 años prácticamente se duplicó la cantidad de ejemplares y se estima que hay poco menos de 100 en toda la extensión de la selva misionera.

Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina
Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina

De acuerdo a los resultados del muestreo poblacional, la población de este felino se encuentra estable desde hace 6 años, con alrededor de entre 90 y 100 animales adultos (93 es el dato al que se ha arribado, aunque se trata de una estimación en base a un cálculo matemático que se obtiene de los registros). Según destacaron sus responsables, la cifra evidencia que los esfuerzos de conservación por la especie aún son cruciales.

No obstante, sigue siendo una especie en peligro crítico de extinción en Argentina, y sus principales amenazas son la pérdida del hábitat, la caza ilegal del yaguareté propiamente dicho y de sus presas y el atropellamiento en rutas.

En ese sentido, y con intenciones de revertir la situación, a principios de mes se confirmó una multimillonaria multa (370 millones de pesos) para un hombre que cazó a un ejemplar de yaguareté en Formosa, se jactó de lo hecho en las redes sociales y luego fue identificado y detenido. La Administración de Parques Nacionales (APN), que se constituyó como querellante en la causa, catalogó a la sentencia como “ejemplificadora y crucial” para frenar la cacería de ejemplares de la especie.

En Mendoza, en tanto, en los años del antiguo Zoológico, llegó a habitar un único yaguareté. Había llegado a fines de 1990 al por entonces tradicional paseo y tras ser secuestrado de un circo. Si bien sus primeros años en el lugar los pasó postrado y sin realizar demasiada actividad en su recinto, en 2011 -y gracias a la intervención Red Yaguareté- se lo logró estimular, rehabilitar y que perdiera peso. Falleció en 2013.

Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina
Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina

Esperanzadores resultados, aunque sigue la alerta

El Bosque Atlántico del Alto Paraná -integrado por la selva misionera (Argentina) y los Parques do Iguaçu y do Turvo (Brasil)- es el nombre técnico del área donde se lleva adelante, desde hace 20 años y con una periodicidad de cada 2, el monitoreo de población de yaguaretés en la región.

Los más recientes estudios arrojaron datos positivos: en comparación con datos previos, la población se encuentra estable, con un tamaño total estimado entre 72 y 122 yaguaretés (una media de 93 animales). Pero, además, queda confirmado que la población se ha recuperado durante más de una década -se duplicó entre entre 2005 y 2016-.

El trabajo se realizó en un área comprendida por más de 580.000 hectáreas de ambos países, donde se colocaron 224 estaciones de muestreo con cámaras trampas (cámaras fotográficas o de video que se activan con un sensor que capta temperatura y movimiento).

Estos mismos dispositivos son los que han permitido captar la presencia de gatos andinos en Mendoza -dentro de su hábitat natural-, por ejemplo, así como también de otras especies que suelen evitar la presencia de seres humanos y son de muy difícil avistamiento.

Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina
Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina

En cuanto al más reciente estudio de la población de yaguaretés, la metodología a la que se recurre consiste en analizar las fotografías e imágenes y separarlas e individualizarlas a través de un análisis del patrón de manchas del pelaje (único e irrepetible en cada ejemplar).

A través de un modelo matemático, se calcula el número de individuos que viven en el área relevada -generalmente es mayor al número de registrados-, y en base a ese análisis, se logra obtener una estimación poblacional (los responsables del estudio aclararon que no se arriba a un dato exacto).

“Los datos del monitoreo demuestran que los esfuerzos de conservación del yaguareté están brindando resultados, ya que dan cuenta de una población estable. Pero sigue siendo imprescindible hacer más para que el felino y sus presas sobrevivan. Es por eso que el trabajo conjunto y el compromiso de organizaciones ambientales, la comunidad y el gobierno tiene que incrementarse. El yaguareté es considerado un indicador de la salud de la biodiversidad, y de los servicios ecosistémicos y la calidad de vida de las personas”, destacó el director de conservación de Fundación Vida Silvestre Argentina, Fernando Miñarro. “Si el felino más grande de nuestro continente está en riesgo, nosotros también”, agregó.

Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina
Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina

Si se tiene en cuenta que el yaguareté estaba casi extinto en el Corredor Verde Brasil - Argentina a principios de este siglo, los resultados son alentadores.

“Se obtuvieron fotografías de 55 yaguaretés diferentes, y los modelos poblacionales nos indicaron que viven en la región algo más de 90 animales. El tamaño poblacional se ha mantenido estable durante los últimos 6 años, y si consideramos que en el año 2005 teníamos solamente alrededor de 40 animales, podemos considerar que las medidas para conservar la especie han dado buenos resultados”, agregó durante la presentación de los resultados el coordinador de Proyecto Yaguareté e investigador del Conicet, Agustín Paviolo.

“Sin embargo, las presiones que amenazan a la especie siguen latentes, y en algunos casos creciendo, por lo que debemos redoblar los esfuerzos para mantener a la especie lejos de la extinción”, agregó.

Si bien los resultados dejan en evidencia que el yaguareté ha logrado salir del estado crítico en el que se encontraba hace un par de décadas -estuvo muy cerca de la extinción local-, también demuestran que la población dejó de crecer, aun habiendo hábitat suficiente para más animales.

Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina
Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina

La importancia de la preservación del yaguareté

Panthera onca (el nombre científico del yaguareté) es el felino más grande de América y el tercero a nivel mundial, después del león y el tigre asiático. En Argentina, la especie se encuentra en peligro crítico de extinción debido a la pérdida de hábitat, el atropellamiento en rutas y la caza ilegal del felino y sus presas.

Según destacaron desde Vida Silvestre y desde Proyecto Yaguareté, la conservación de este felino va mucho más allá de la protección de una sola especie.

“La conservación exitosa del yaguareté es fundamental para mantener los bosques saludables, las reservas de carbono, la biodiversidad, la disponibilidad de agua y el patrimonio natural y cultural. Estos esfuerzos no solo protegen toda la vida silvestre en el paisaje que representa el hábitat del yaguareté, sino que también ayudan a diversificar las oportunidades económicas para las comunidades locales y contribuyen a mitigar y adaptarse al cambio climático global”, resaltaron desde ambas entidades y luego de la presentación de los resultados del muestreo poblacional.

Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina
Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina

Mató a un yaguareté, alardeó en las redes, fue preso y deberá pagar 370 millones de pesos

En diciembre de 2022, un hombre cazó a un yaguareté en la localidad de Clorinda (Formosa) y subió dos videos en sus propias redes sociales, jactándose de lo que había hecho. Lo que este cazador furtivo no tuvo en cuenta era que estaba mandándose al frente a sí mismo tras haber matado a una especie en peligro de extinción en Argentina, además considerada monumento natural por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.

Luego de que se viralizaran las imágenes del hombre con el cadáver del ejemplar, la organización Red Yaguareté denunció al cazador. Y en febrero de este año, la APN se presentó como querellante en la causa.

“El ejemplar del yaguareté se encontraba en la provincia de Formosa y si bien no estaba dentro del área protegida, la Administración de Parques Nacionales se presentó como querellante porque es un monumento natural, razón por la cual lo protege y asume un rol activo en la justicia”, destacó oportunamente el Ministerio de Ambiente de la Nación en un comunicado.

A principios de mayo, la Justicia Federal de Resistencia admitió un pedido de la Administración de Parques Nacionales (APN) y aplicó una caución real de 370 millones de pesos contra el cazador. La APN había realizado el pedido apoyada por la Red Yaguareté, la Fiscalía de Estado de Formosa y el Ministerio Público Fiscal. Y había enmarcado la solicitud como una de las sentencias “ejemplificadoras y cruciales para frenar la cacería de ejemplares de la especie”.

Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina
Creció la población de un felino en peligro en el país: el único que vivió en Mendoza y la multimillonaria multa por su caza. Foto: Gentileza Fundación Vida Silvestre Argentina

Orlando, el único yaguareté que estuvo en Mendoza y pudo vivir una “segunda vida”

En diciembre 1990, siendo apenas un cachorrito, Orlando llegó al Zoológico de Mendoza. Se trataba de un yaguareté, que había sido secuestrado durante un operativo a un circo que había pasado por Mendoza.

El hábitat natural del yaguareté nada tiene que ver con la geografía y clima de Mendoza, y durante los primeros años Orlando llevó una rutina y vida sedentarias y condenadas al cautiverio en su recinto. Entre 1990 y 2010, la vida de Orlando era parte de una monótona y aplastada rutina: se despertaba, caminaba muy poco por su jaula –de un lado para el otro-, trepaba excepcionalmente las piedras que se encontraban en su espacio (delimitado por la jaula y la misma pared) e iba y venía a su dormitorio, que era la parte que no veía el público.

Además, varias veces al día los cuidadores le llevaban trozos de carne (osobuco, preferentemente) para que se alimentara. Pero carecía del instinto salvaje, ese que lo debería haber llevado a ser un ágil y veloz animal y que también lo debería haber obligado a cazar para poder tener su alimento. Y el movimiento que más repetía era el de echarse en el suelo de la jaula, levantarse para comer, y volver a echarse. Esto derivó, por ejemplo, en que debiera ser sometido a un cuidadoso tratamiento médico por problemas respiratorios y de articulaciones que habían aparecido ante la escasa –prácticamente nula- actividad física del yaguareté.

Sin embargo, en 2011 -y gracias a la intervención de la Red Yaguareté y a un convenio con el entonces Zoológico de Mendoza-, Orlando pudo tener una nueva oportunidad y reiniciar una “segunda vida” un poco más activa.

Historias del Zoo: Orlando, el yaguareté que vivió su segunda vida en Mendoza y murió en cautiverio. Foto: Gentileza.
Historias del Zoo: Orlando, el yaguareté que vivió su segunda vida en Mendoza y murió en cautiverio. Foto: Gentileza.

A través de mejoras en su recinto y de ejercicios que se lo estimuló y acostumbró a realizar, el yaguareté Orlando recuperó parte de su movilidad, bajó considerablemente de peso y hasta pudo experimentar que se sentía saltar de un punto al otro, aunque siempre con las limitaciones de unas paredes y un techo de reja.

Entre otras cosas, le colocaron un par de escaleras de tronco, canteros nuevos con vegetación y dos árboles que despertaban la curiosidad de Orlando en el espacio (dos jaulas unidas entre sí por una guillotina -que estaba permanentemente abierta-) que tenía una extensión de 30 m2.

Historias del Zoo: Orlando, el yaguareté que vivió su segunda vida en Mendoza y murió en cautiverio. Foto: Gentileza.
Historias del Zoo: Orlando, el yaguareté que vivió su segunda vida en Mendoza y murió en cautiverio. Foto: Gentileza.

A partir de ese momento, el yaguareté Orlando pudo rascarse con los árboles, además de descubrir juegos con cubiertas de caucho y troncos. También se trabajó en la estimulación del olfato y sus otros sentidos.

El 5 de mayo de 2013, y tras haber podido vivenciar -al menos de una manera aproximada- parte de lo que estos ejemplares viven y disfrutan en su hábitat natural, Orlando falleció en su jaula. Según reveló la autopsia, el felino falleció por causas relacionadas a su avanzada edad y agravadas por el propio cautiverio (estos ejemplares no suelen superar los 20 años en cautiverio).

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