Croto, el “hachiko cordobés”: mataron de una puñalada a su dueño y él no se fue del hospital

El perro acompañó a su dueño, una persona en situación de calle, que resultó herida por arma blanca y murió. Una vecina lo terminó adoptando.

Croto, el “hachiko cordobés”: mataron de una puñalada a su dueño y él no se fue del hospital
El perrito del Hospital de Urgencias que esperó a su dueño fallecido y que finalmente fue adoptado por una vecina de barrio Pueyrredón. (José Hernández/La Voz)

Dolorosa, triste y conmovedora. Así es la historia protagonizada este viernes por “Croto”, un perro y su dueño en el Hospital de Urgencias de Córdoba capital pero que, afortunadamente, tuvo un final no tan amargo, sobre todo para el fiel animal.

Todo comenzó en barrio Pueyrredón, en el noreste de la ciudad de Córdoba, luego de que la Policía fuera alertada respecto de un hombre en situación de calle que se encontraba herido de gravedad en la calle Juan de Garay.

De inmediato, fue trasladado al hospital municipal, donde detectaron que tenía lesiones producidas por un arma blanca en distintas partes del cuerpo, que a la postre determinaron que falleciera. La víctima carece de identificación puesto que se encontraba semiinconsciente y le costaba expresarse, de acuerdo con el relato de la Policía.

Sin embargo, fue acompañado hasta el centro de salud por un perrito que, aparentemente, era su compañía en las calles de ese barrio.

Lo cierto es que, desde el momento en que llegó al Urgencias, no se despegó un solo minuto de la puerta, intentando tomar contacto nuevamente con su dueño, según publicó La Voz.

La historia detrás del perrito que esperaba a su dueño en el Urgencias

El hombre ya había fallecido y el deambular de la mascota conmovió a todo el personal del hospital que trabaja en el shockroom y también los ocasionales pacientes.

El perrito del Hospital de Urgencias que esperó a su dueño fallecido y que finalmente fue adoptado por una vecina de barrio Pueyrredón. (José Hernández/La Voz)
El perrito del Hospital de Urgencias que esperó a su dueño fallecido y que finalmente fue adoptado por una vecina de barrio Pueyrredón. (José Hernández/La Voz)

Lo acariciaron, le hablaron, el perrito respondió pero jamás se despegó de la puerta del centro de salud ni dejó de mantener su mirada atenta esperando a su compañero.

En pocas horas, muchos comenzaron a pasar el dato a los medios para que se llegaran al lugar y adoptaran la mascota cuyo dueño ya no está.

Lourdes, trabajadora social del Hospital de Urgencias, contó a La Voz cómo llegó “Croto” allí y qué pasó una vez que comenzaron a operar a su amigo.

La aparición de Marcela, la vecina que conocía al dueño y al perro

En medio de toda dolorosa historia, apareció Marcela, una vecina del barrio Pueyrredón, quien dijo conocer no solo a la persona fallecida sino también a su mascota.

El perrito la reconoció de inmediato. Luego de acariciarlo, contó a ese medio que la persona fallecida deambulaba por las calles de barrio Pueyrredón junto con el animalito.

Al escuchar la noticia, no lo dudó, y decidió buscarlo en el Hospital de Urgencias. Marcela contó a la gente quién era y partió con el perrito, quien no se quería despegar del centro de salud pese a que ya se había ganado la confianza de la mujer. Se escapaba.

“El tiene que estar bien, se merece estar bien, su dueño lo cuidaba. Él se merece estar bien”, dijo emocionada la mujer. Compró una correa y finalmente partió rumbo a su casa con la fiel mascota.

El perrito del Hospital de Urgencias que esperó a su dueño fallecido y que finalmente fue adoptado por una vecina de barrio Pueyrredón. (José Hernández/La Voz)
El perrito del Hospital de Urgencias que esperó a su dueño fallecido y que finalmente fue adoptado por una vecina de barrio Pueyrredón. (José Hernández/La Voz)

Aún no sabe qué nombre le pondrá. Tampoco podía hablar mucho ante las preguntas. Sus lágrimas, la emoción y la conmoción por lo que le pasó a alguien que conocía seguramente le durarán varias horas.

Sin embargo, ya está en su casa “un ángel de la guarda”. Un compañero que dio muestras de su fidelidad, seguramente a cambio de algo de comida y cariño. Alguien que no reparó en qué situación estaba aquel con quien compartía sus caminatas.

Se llevó sin dudas, al mejor amigo que cualquiera pudiera pedir.

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