El virus Sars CoV-2 está iniciando una nueva embestida y el país se prepara para afrontar una segunda ola de la pandemia.
En una campaña mundial contrarreloj para ganarle vidas al virus, se busca vacunar a la mayor cantidad de personas posibles pero la producción de vacunas es insuficiente y se avanza lento.
Es entonces que resurge la pregunta sobre la inmunidad de rebaño: ¿Cuánto le faltaría a Mendoza para alcanzarla? En principio, puede decirse que mucho.
Para la ministra de Salud, Ana María Nadal, no habrá efecto rebaño este año al menos. “La vacuna es escasa y no hay nada que haga pensar que llegará la cantidad de vacunas para lograrlo”, remarcó. Por eso, cree que será un año difícil, con circulación viral
El término “inmunidad colectiva” o “inmunidad de grupo” hace referencia a la protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que se consigue cuando una población se vuelve inmune, ya sea como resultado de la vacunación o de haber presentado la infección con anterioridad. Así la define la Organización Mundial de la Salud (OMS) que apoya la postura de lograr la inmunidad colectiva mediante la vacunación. La entidad ha expresado su opinión y coincide con muchos expertos sobre que lograrla a través del contagio libre de las personas es de alto riesgo.
“No hay que permitir que una enfermedad se propague en un grupo demográfico, ya que ello daría como resultado que se presentarán casos y defunciones innecesarios”, expresa. A esto hay que sumar el riesgo de colapso que podría implicar para los sistemas sanitarios en el caso del Covid, con una demanda concentrada (aguda) de cuidados intensivos.
La inmunidad de grupo se produce porque, al haber más personas con anticuerpos, el virus empieza a encontrar dificultades al no tener huéspedes, simplemente se va quedando sin tener dónde ir. Así se reduce su capacidad para transmitirse en una comunidad.
Sacando cuentas
La proporción de población que debe abarcar para alcanzar la tan preciada inmunidad de rebaño varía según el virus en cuestión. Para el Sars Cov-2 se estima que debe tener anticuerpos entre 60% y 70% de la población.
Sin embargo, Mendoza - y el país- están muy lejos de eso. El asunto es cuánto faltaría. Veamos en un cálculo aproximado qué números tiene Mendoza.
La proyección de población de la provincia para este año es de 2.010.366 personas.
Siendo benévolos y considerando una inmunidad de rebaño con el 60% de ellos con anticuerpos, debería alcanzar a 1.206.216.
En la práctica, y con mucho de estimaciones, hoy podría suponerse que alcanza a un 17% de la población mendocina.
Los positivos acumulados desde el inicio de la pandemia son 68.903, sin embargo, se calcula que los anticuerpos pueden durar entre 5 y 6 meses (aunque las certezas son relativas), por lo que muchos quizás ya no tienen protección, menos contra nuevas variantes que ya circulan. Pero, continuando con el cálculo optimista vamos a tomar ese número que son los detectados. Luego hay que considerar que suele suponerse que ha tenido contacto con el virus el triple de los notificados: esto incluye a quienes han sido asintomáticos, oligosintomáticos o no han llegado al sistema como para incluirlo en las estadísticas. Así, podría hablarse de 206.709 personas.
Por otra parte, ya se han vacunado 136.643 personas, según datos del Monitor Público de Vacunación. En este punto hay que considerar que aproximadamente el 10% no genera inmunidad, menos aún entre quienes han recibido una sola dosis por ahora, pero es sólo otro condimento más sobre lo difícil que es tener cerezas.
Tomando todo esto, podría suponerse que 343.352 personas podrían tener algún grado de inmunidad lo que supone 17,07%.
Así, para llegar al 60% deberían adquirir 862.864 personas más.
¿Cuándo?
Anticipar cuándo sucedería es casi imposible, la falta de vacunas que aqueja al mundo, con desarrolladoras produciendo a toda máquina para abastecer a millones de personas, hace que prever cuándo llegarán sea inestimable. De hecho, los acuerdos pactados por el gobierno nacional, que es quien adquiere y gestiona los inoculantes, no han sido cumplidos.
Y las dosis que llegan, lo hacen a cuenta gotas.
Ante este escenario es difícil avanzar rápidamente en la estrategia de vacunación y las provincias dependen de los ingresos al país. Acceden primero los grupos prioritarios para los que hay un orden establecido pero difícil pasar de uno a otro cuando no se puede concretar el de prioridad anterior por la escasez del suero.
Hay que decir que Chile aspira a lograrlo: las autoridades esperan tener vacunado a finales de junio al 80 % de la población del país susceptible de ser inoculada contra el Covid-19.
El país se ha transformado en emblema de una campaña de vacunación exitosa aunque contradictoria, porque los nuevos casos van en dramático aumento.