Paso 1: se crea el perfil virtual, se elige la foto más elegante posible (todos tenemos una que nos gusta más que las demás), se especifica la edad y la zona de residencia, se aclara la raza y se da el “OK” para estar online, ya activos en la red. Ahora, a esperar.
Paso 2: llega una notificación que da cuenta de que a otro usuario le ha gustado la foto o el perfil que creamos instantes antes. Es el momento de “chusmear” el perfil del interesado y, si el interés es recíproco, se pasa automáticamente al próximo paso.
Paso 3: con el “match” (coincidencia) ya materializado, se abre una ventana para que ambos protagonistas comiencen a chatear entre sí. ¿Si nace el amor? Eso sólo el tiempo lo dirá.
Lo descripto no aporta, hasta el momento, nada novedoso. De hecho, es la metodología con que funcionan Tinder y otras tantas aplicaciones de citas virtuales. El detalle es que ninguna de estas apps hace hincapié en “raza”. Pero el desarrollo en el que está terminando de trabajar Felipe Cicchinelli (14) lo incluye. Porque este adolescente mendocino está terminando de darle forma a lo que será el primer “Tinder para perros” del mundo, una aplicación en la que dueños y compañeros de mascotas pueden crear los perfiles para sus perros con el objetivo de encontrarles una pareja.
“Lo primero que te dicen cuando desarrollás una app es que no trates de compararla ni vincular el concepto con otra que ya exista. Pero, a la vez, el atractivo está justamente en presentarlo como un ‘Tinder para perros’”, se sincera Felipe, quien está en segundo año del colegio Tomas Alva Edison y, además, es protagonista de los cursos Probot, la escuela de Robótica que funciona los sábados a la mañana en las mismas instalaciones de calle Álvarez Condarco de Guaymallén.
La inédita app para citas caninas que está desarrollando este adolescente mendocino cuenta con el acompañamiento de Microsoft y todo está dado para que, antes de mitad de año, “Cupidog”, como el propio Felipe bautizó a su trabajo, salga a la luz y esté activo.
“Empezó como un chiste de mis papás, cuando antes de la pandemia, estábamos buscando una pareja para cruzar al perro que tenemos, un Spaniel Bretón. No hay muchos en Mendoza y no sabíamos cómo ni dónde buscar. Entonces mi mamá me preguntó si podíamos crear un ‘Tinder para perros’, aunque quedó en el chiste. Pasó el tiempo, con 11 años empecé a meterme en el mundo de la programación y el año pasado retomé esa idea, pero ya como algo serio y que se pudiera realizar”, detalla el joven maipucino, quien vive en Russell.
Al igual que Tinder o la mayoría de las app de citas, “Cupidog” será de registro y uso gratuito para los usuarios.
Y Felipe Cicchinelli tiene avanzado todo, desde el diseño del logo hasta el de la interfaz de la app. “La idea, en un principio, era tenerla lista para marzo pero se va a retrasar un poquito. Igual, me he puesto como fecha tentativa mediados de año para presentarla, pero ojalá esté antes”, piensa en voz alta el desarrollador.
Amores perros
Desde que sus padres le hicieron el comentario sobre el “Tinder para perros” y hasta que Felipe decidió empezar a trabajar para convertir ese comentario anecdótico en una realidad pasaron tres años. En ese tiempo, el Spaniel Bretón de la familia Cicchinelli no consiguió pareja ni compañera para que lo crucen, por lo que muy probablemente sea uno de los primeros registrados en “Cupidog”.
“Le iba a poner Redog, una mezcla de ‘red’ y ‘perro’, pero me convenció más ‘Cupidog’. Al entrar y registrarte, vas a poder subir una foto del perro o la perra, poner la raza y la zona de residencia. Al momento de la búsqueda, se puede filtrar por ubicación. Allí se empieza por el país, después por sub localidad (provincia) y, finalmente, por edad y por raza también. Esto último porque, probablemente, si yo tengo un bulldog francés no me va a interesar buscarle pareja con alguien que tenga un ovejero alemán”, ejemplifica el creador.
Si la búsqueda arroja resultados interesantes o dentro de lo que el compañero del perro buscaba, hay debajo de la foto un emoji de un corazón para marcar (también se puede retirar, y en ese caso la notificación figura como “Ya no me gusta”).
A quien administre el perfil del perro que acaba de ser “likeado” le llegará la notificación de ese interés. Será entonces el momento de que el compañero del perrito destacado revise el perfil de quien acaba de halagarlo. Y si se da la coincidencia, es decir, esta otra persona también marca el corazón, se abre automáticamente una ventana para que los “padres y/o responsables” de ambos perros comiencen a chatear.
Felipe tiene diseñadas hasta las ilustraciones del ícono de la app, la marca y todo lo que será la apariencia de “Cupidog”.
De la anécdota a la app de asistencia y luego a la realidad
El proceso para convertir en realidad esta especie de “Tinder para perros”, que está a días de encontrarse online, tampoco fue lineal. Y, así como incidieron sus padres con ese primer comentario para buscarle pareja a la mascota de la familia, también el trabajo del papá de Felipe fue un factor clave,
“Mi papá es profesor en la Facultad de Diseño. Y cuando empecé a meterme en el mundo de la programación, a los 11 años, él me pidió que lo ayudara con una app para tomar asistencia con código QR. Yo la desarrollé, le fue de utilidad a él y un día, en una hora libre acá en la escuela, le propuse a la gente del colegio aplicarla también”, cuenta este inquieto adolescente.
Y sigue: ”En ese momento lo hablamos y llegamos a la conclusión de que todo estaba bastante organizado en la escuela e iba a ser caótico cambiar. Pero la idea de desarrollar una app quedó”.
El año pasado, luego de que convocaran al adolescente maipucino para dar una charla sobre su experiencia en la programación con la intención de incentivar a otros chicos, se reflotó el proyecto de la app para conseguir parejas a perritos.
“Empecé a trabajar de lleno en el tema en septiembre del año pasado. Si te tengo que decir, estoy sorprendido para bien con el rumbo que ha tomado todo. Porque empezó como una broma y ahora es una oportunidad concreta que se va a convertir en realidad. En su momento no lo tomé muy en serio, no me imaginé que iba a llegar a este punto”, admite Felipe, no sin antes repetir el agradecimiento a sus padres, no sólo por el apoyo, sino también por la idea que salió en aquella charla.
Probot, la incubadora de proyectos innovadores
Felipe Cicchinelli es alumno de Probot School, la primera escuela de robótica de Argentina. Y fue allí donde inició el desarrollo de Cupidog, el primer “Tinder para perros”. Probot funciona los sábados por la mañana en la sede del colegio y depende también de la Fundación Tomás Alva Edison.
De cara a 2023 ha abierto 6 cursos con una propuesta metodológica y curricular donde el énfasis está enfocado en la adquisición de la capacidad de “aprender a aprender” con tecnología y cerca de ella.
En total, los cursos incluyen 11 clases, organizados en módulos y desarrollados en grupos reducidos para brindar una mejor interacción entre profesor y estudiante. Cada sábado, de 9 a 12:30 se dictan las clases.
Los 6 cursos son Escarabajo (destinados a niños de 10 y 11 años, con foco en cómo diseñar y construir robots autónomos inspirados en el comportamiento y la anatomía de los escarabajos), Seguidor de línea (de 12 a 14 años, ya enfocados en la construcción de dicho robot a transistores, con introducción a la programación en Arduino), Seguidor de línea programado (también de 12 a 14 años, con trabajo en la construcción de un robot seguidor de línea), Robot Futbolista (de 15 a 17 años, donde el robot imita movimientos de jugador de fútbol con programación en Arduino), Introducción a la domótica (15 a 17 años, con una formación destinada a enseñar sobre el diseño, la instalación y la configuración de sistemas de automatización del hogar) e Impresión y diseño 3D (habilidades y conocimientos necesarios para crear objetos tridimensionales utilizando tecnología de impresión 3D).