“Establécese que, en el sector público nacional, los cargos de personal deberán ser ocupados en una proporción no inferior al 1% de la totalidad de los mismos por personas travestis, transexuales y transgénero que reúnan las condiciones de idoneidad para el cargo”. Ese es el texto exacto del decreto nacional publicado el viernes pasado y que fija el derecho al denominado Cupo Laboral Trans. La medida fue muy celebrada, sobre todo si se tiene en cuenta que se estima que 95% de las personas trans no acceden al empleo registrado; y cerca de 60% no ha podido finalizar la secundaria. A ello se suma una dura realidad: la expectativa de vida de estas personas ronda apenas entre los 35 y 40 años.
Sin embargo, y más allá de este decreto; en el día a día, la vida de muchas de estas personas no es para nada fácil. Situaciones de discriminación, intolerancia y donde queda en evidencia que lo discursivo no siempre se condice con la práctica son una constante.
“Yo construyo todos los días mi autoestima; ya sea para la sociedad o para trabajar con las seños ya recibidas. Entonces, lo que menos te imaginás es que quien está al lado tuyo te va a tirar en contra. Pero pasa. Quizás ‘discriminación’ es muy amplio, pero sí una sufre violencia psicológica o simbólica. Me pasó, por ejemplo, que hace un tiempo compartíamos un edificio con unos chicos que estaban estudiando Enfermería. Y todo el tiempo me miraban y se reían. Cuando fui y le dije a la regente lo que pasaba, me dijo: ‘Quedate tranquila, ya nos vamos a ir de acá’. Pero él va a seguir con esa actitud, ahí o en otro lado. O sea, eludimos la situación, pero el problema no se arranca de raíz”, detalla Itzia Guaymas Zerpa (39), una mujer trans que vive en Rivadavia y quien está terminando la el Profesorado en Educación Primaria. Incluso, detalló que dentro del grupo de estudio todavía debe pasar por situaciones poco agradables.
Sebastián Gallardo (26) está en el último año del Profesorado de Música, es un joven trans e integra la agrupación Colectiva Federal LGBTQA+ Mendoza. “Me he sentido discriminado cuando era más chico. Primero, cuando salí del closet. Pero este año me encontré más fuerte, y acompañado con amistades y con mi familia. Sin embargo, dentro de la Colectiva; este año unas compañeras tuvieron que hacer el trámite sacar su nuevo DNI. Y como habían perdido la partida de nacimiento, las hicieron ir primero vestidas de hombre para hacer su primer documento, y así poder modificarlo. Fue algo totalmente innecesario y violento”, detalló el joven, quien vive en la zona rural de Rivadavia.
Tanto Itziar como Sebastián están completando sus profesorados en el IES 9-028, profesora Estela Quiroga (en Santa Rosa); donde se desempeña como regente Raúl “Macoco” Guajardo. “La batalla sigue siendo cultural, porque tenemos los andamiajes legales necesarios. Pero en muchos casos la ley de Identidad de Género y de Salud Integral para personas trans -que tienen que ver con derechos inalienables- siguen siendo muchas veces leyes muertas. Son leyes que suele no contar con presupuestos”, resaltó Guajardo.
Testimonios
Itzia, quien vive con su mamá y es docente en Educación (además de estar por completar el profesorado), resalta la poca presencia de la diversidad; no solo en el campo de la educación, sino en el campo laboral en general. “El tema de inclusión está muy aggiornado, muy bonito. Pero en la hora de la práctica, son pocos los que se pueden incluir. No se ven muchas chicas trans desembarcar en el campo profesional, y hasta hace muy poco la única alternativa laboral era la clandestinidad (ya sea trabajar en la calle, en la viña o en el servicio doméstico)”, se explaya la mujer, quien está trabajando como docente de cuarto grado en una escuela primaria de Santa Rosa.
Si bien sostiene que cuenta con el apoyo familiar desde el primer día, así como también de los directivos y supervisores; se acongoja de recordar situaciones con algunas de sus compañeros y compañeras. “Este año hemos estado cursando de forma virtual y, como práctica de la oralidad (manejar pausas, énfasis) nos piden que enviemos audios. En una de esas situaciones la pasé mal con mis pares, personas que se están por recibir conmigo. Porque yo mandé un audio contando cómo la estaba pasando, resaltando mi experiencia genial. Y unas compañeras mandaron unos stickers. No había motivo para que se rieran por lo que decía, y me di cuenta de que se reían de mi voz”, resalta la docente y estudiante.
Además de ser una experiencia totalmente desagradable y nada fácil para ella y su autoestima -como la propia Itzia aclara-, también sintió como algo dentro de su cabeza hacía un click. “Caí en la cuenta de que esa estudiante y colega hace este chiste ahora. Pero en la escuela sería la maestra que se hubiese reído de mi cuando era chico porque jugaba con muñecas, o si pasaba mucho tiempo con mujeres o hacía coreografías que no eran de un niño. Esa persona que se ríe de mi por el audio está a punto de ser maestra. Y va a ser de esas maestras que yo tuve, que llamaba a mi papá para hablar de mi y que me querían mandar al médico”, reflexionó Itzia.
Sebastián Gallardo también vive en Rivadavia, en la zona rural y camino al distrito de Los Campamentos. Está en cuarto año del ç de Música -lo empezó entre 2015 y 2016- y confiesa que las materias que más les ha costado son las pedagógicas.
“A mí directamente no me ha pasado de tener que sufrir episodios de discriminación; pero sí conozco a gente dentro de la Colectiva que le ha pasado”, detalla el joven trans, quien se remite a la exigencia para un grupo de compañeras a quien desde el Registro Civil se les pidió que tramiten el DNI masculino y fueran vestidas como hombres antes de poder hacer el cambio de identidad.
Apasionado por la música (“soy más de la cumbia”, reconoce entre risas) es parte del ensamble de la orquesta Blas Blotta, de Rivadavia, Allí toca la guitarra, el bajo y hasta pone la voz. “Antes, cuando tenía el otro nombre con el que me autopercibía; iba a cantar a la radio barias veces. Y en la orquesta hemos estado en varios eventos copados, como la Feria del Libro en el Le Parc el año pasado, un homenaje a Mercedes Sosa y también en el festival ‘Rivadavia canta al País’ y en la Vendimia Federal”, detalló.
Intolerancia
El sábado 29 de agosto por la madrugada, la joven trans Melody Barrera fue brutalmente asesinada en las inmediaciones de la Costanera, en el límite entre Guaymallén y la Ciudad de Mendoza. La joven de 27 años ejercía trabajo sexual y fue asesinada de 6 balazos, por lo que la Justicia catalogó el hecho como travesticidio.
Tanto Itzia como Sebastián se detuvieron en el episodio, que dejó en evidencia la repudiable transfobia que impera todavía en algunos sectores de la sociedad.
“Me quedé muy impactada con el caso, por la agresividad con que lo hicieron. ¡Seis tiros, fue macabro!”, detalla la mujer a Los Andes. “La realidad y la noche hablan mucho de la sociedad; y existe gente que tiene esa transfobia”, agrega.
“En el caso de muchas chicas trans, el escenario es violento, porque por ahí no tienen otra salida laboral que la prostitución. Lo del Cupo Laboral Trans les da más posibilidad. Actualmente no todas pueden estudiar; y si quieren hacerlo, se las discrimina”, acota su turno Sebastián.
Sobre el cupo trans
Para Itzia Guaymas Zerpa, que se haya decretado la medida del cupo trans “suma un montón”.
“En cierta manera se abraza a las minorías, y las incluye un montón. Si bien es un decreto y no una ley, por algo se empieza. Y si se sigue luchando, logrará convertirse en ley”, detalló la futura maestra; quien también se refirió a la cruda realidad de las mujeres trans en la actualidad. “La única salida que muchas chicas tienen es el trabajo informal. No solo la prostitución; sino también trabajar en la viña o en el servicio doméstico. La verdad es que lloré cuando me enteré del cupo trans”, destaca entusiasmada.
Por su parte, Sebastián Gallardo también celebró el decreto. “Desde La Colectiva hemos peleado mucho por ello; si no peleamos nosotros por nuestros derechos, no va a pelear nadie”, acota.
“El Cupo Trans es un decreto, bienvenido sea y lo celebramos. Es un gran paso, sobre todo para el colectivo trans. Pero ahora estamos esperando la ley, hay que normarlo”, agrega por su parte Raúl Guajardo, regente en el IES 9-028 “Profesora Estela Quiroga”, de Santa Rosa y donde estudian Itzia y Sebas.
“En la educación recién estamos empezando, estamos viendo recién cómo trabajar en las aulas. No hay muchas seños ni personas trans trabajando en escuelas o en espacios públicos. Por lo que el decreto y la ley (cuando salga) son una reivindicación a un colectivo que toda la vida ha sido segregado y discriminado”, cierra el referente.