La foto con su modesto vestido, un pañuelo cubriendo su cabello y un canasto con uvas la inmortalizó como la reina cosechadora, aunque su frágil y delicada figura estuviera lejos de la de esas mujeres que cargaban pesados tachos al hombro entre las hileras. Delia Larrive Escudero también es recordada por ser la primera Reina de la Vendimia, tras haber sido coronada en 1936. Pero estaba lejos de ser una “plebeya”. En sus venas corría sangre de la “realeza” mendocina, aquella oligarquía adinerada y poderosa.
El mito de la soberana elegida entre las más bellas cosechadoras se desvanece casi 90 años más tarde porque, en realidad, Delia I era una joven de alta sociedad, de familia muy adinerada e influyente. Ella prolongó ese estatus al contraer matrimonio con un acaudalado empresario, por lo que toda su vida se dedicó a ser ama de casa y reina de mandato cumplido.
Quien descubrió lo que hoy es uno de los más grandes mitos de la historia de la provincia es Tristán Casnati, un abogado que ejerció durante 20 años pero que hace 10 se dedica al teatro. En su obra “La otra” revela esta intrigante historia “con una base biográfica de sustento y algo de ficción de hechos no reales”, según describe.
“Siempre me había dado vueltas ese personaje y me preguntaba cómo había sido, cuál era su historia realmente, porque no hay demasiado. Se la menciona muy seguido como en una especie de gacetilla muy acotada y casi estandarizada, diciendo que era la auténtica vendimiadora. Se me ocurrió indagar alrededor de eso y conseguir más datos a través de familiares y personas que la habían conocido de primera mano”, cuenta el realizador a Los Andes. “La búsqueda fue apasionante porque fue en la oscuridad”, completa.
Para desentrañar la historia, Casnati se reunió con la nuera de Larrive Escudero de Gómez. La viuda del único hijo de Delia I le confió innumerables historias familiares. A ese relato, el realizador teatral sumó otro de reinas de mandato cumplido, de la mujer que habitó la casa donde la primera reina vendimial creció, en Carrodilla, y hasta del reconocido realizador vendimial Pedro Marabini.
El origen del mito
La leyenda de la reina vendimiadora surgió de don Luis Filippini, un influyente bodeguero y amigo del inmigrante francés Jean Larrive, abuelo paterno de Delia. Apelando a la belleza de la muchachita de 16 años, sembró la idea de que se postulara para mostrarle al resto de la provincia que una dama de sociedad representaría a Godoy Cruz en la primera fiesta institucionalizada, que se realizó en el estadio del club Gimnasia y Esgrima. Ello aunque la adolescente residiera en Luján de Cuyo.
“Filippini le dijo a su amigo que era mejor que la presentaran y que pareciera una vendimiadora porque a la gente le iba a gustar más. Era una fiesta que se inventaron los empresarios e iban a poner a una joven que fuera más cercana a ellos”, apunta Casnati.
El abogado logró dar con una mujer que años después vivió en la casa donde Delia I había vivido de joven. Se trata de una coqueta construcción ubicada sobre el carril Cervantes, a metros de la intersección con calle Juan José Paso. “La señora me atendió en la misma casa e incluso me dio documentación muy antigua. Es una casa de categoría, de los años 30 o 40 de gente adinerada, pero no una mansión”, repasa.
Sangre azul
Delia Larrive Escudero, quien falleció en 2002, era miembro de dos familias que tenían grandes fortunas. “En realidad, ella era una chica de alta sociedad, no era ninguna vendimiadora. Muy acomodada social, cultural y económicamente”, aclara Tristán Casnati. “Los Escudero eran dueños del Casino de Mendoza, del casino de Viña del Mar y del hotel San Martín, ambos en Chile. Era gente muy pudiente, que tenía incluso flota de camiones en Carrodilla y muchas propiedades”, detalla.
Y agrega: “Su abuelo Jean Larrive fue quien la crió porque su papá murió cuando ella era muy chiquita. Era un inmigrante que hizo fortuna y estaba muy bien posicionado. Ella era hija única, así que era muy mimada, acomodada y consentida”. De hecho, fue la amistad de su abuelo con Filippini la que llevó a su postulación como soberana departamental.
Al cumplirse 20 años del reinado de Larrive Escudero, diario Los Andes publicó un breve pero colorido artículo donde describió a la joven. “La Fiesta del 18 de abril de 1936, abundante en imperfecciones y rica en posibilidades como en efecto ocurrió, dejó una reina que siempre se recuerda con cariño: Delia I. Con sus 16 años, sus ojos y cabellos oscuros, su cutis blanco y su figura fina, estaba lejos de representar a la vendimiadora de físico fuerte, como muchos se imaginan que son las mujeres que por los camellones cosechan el fruto de las vides”, se lee en una de las páginas de la edición del 22 de abril de 1956 con el título “Síntesis de cosechadora estilizada”.
“Delia I fue la vendimiadora estilizada. Era una chiquilina que había venido desde La Puntilla con el ánimo sólo de ver la fiesta, de aplaudir a la que eligieran reina e, inopinadamente, fue ella la elegida. Había pasado de espectadora a soberana. Con su metro 56 de estatura y su figura estilizada pareció crecer dentro del vestido de estilo goyesco que le asignaron. La muchachita se había transformado en una mujer mezcla de francés y española”, completa el escrito.
Según el artículo periodístico, la belleza y el encanto natural de la joven dejaron prendado al jurado. Sus modos refinados y su trato cordial quedaron en la memoria de quienes la conocieron. “También indagué con Pedro Marabini, quien es nuestro productor y a su vez gran hacedor de vendimias, que trató personalmente con ella y la convenció de que participara en unos actos hace unos 30 años. Él me dijo que realmente era una persona encantadora, hermosa, muy noble, muy sincera y en el trato realmente parecía una reina”, aporta Casnati.
Y suma: “También hablé con algunas otras reinas, como Marcela Perdigués (electa en 1982), que tuvo la generosidad de atenderme y contarme su experiencia de haberla tratado personalmente, y me dijo: ‘Era como si estuvieras tratando con una reina”.
Señora de casa
Delia Larrive Escudero se casó en 1942, cuando tenía 22 años, con Jacinto Gómez, un millonario empresario, hermano de Juan Gómez, quien mandó a edificar el emblemático gigante de concreto ubicado en el corazón de la Ciudad, en San Martín y Garibaldi.
En un viaje a Nueva York, el empresario quedó embelesado con los gigantescos edificio como el Empire State y pensó en replicar la estructura en Mendoza. Así, en 1954 se levantó el edificio Gómez. Fue allí mismo, y utilizando su enorme antena, donde el 7 de febrero de 1961 Canal 7 realizó la primera transmisión de televisión de Mendoza y de la región. “Jacinto, el esposo de Delia, era el hermano de Juan Gómez, pero eran una sociedad de accionistas, así que trabajaban juntos. Y fueron ellos los que trajeron la televisión a Mendoza. Era gente muy poderosa”, explica Casnati.
“La señora Delia Larrive Escudero de Gómez en julio hará 14 años que contrajo enlace. Tiene un hijo de 11 y exclusivamente se dedica a su hogar”, publicó este diario en el mencionado artículo de abril de 1956.
Tras ser coronada, Delia prefirió guardar en su memoria el cariño del pueblo y mantuvo un perfil bajo. “Después de 1937, en que coronó a su sucesora, pocas veces se le ha visto en los actos centrales de la popular fiesta”, testimonia Los Andes en esa añosa nota.
“La señora de Gómez tiene para Delia I el recuerdo dulce que se dedica a la niñez. De aquellos días de abril de 1936 sólo conserva la blusa de su vestido vendimial y los pañuelos. Y una fotografía de gran tamaño en el living de su céntrico departamento. Un retrato que expresa ante el original de hoy que la belleza es imperecedera cuando en la mujer prevalece un espíritu sano”, concluye el exquisito escrito de época. “Siempre fue ama de casa porque no necesitó trabajar”, refuerza Casnati y aporta que “en una época la reina y su marido vivían cerca del Correo, en un piso entero que tenían”.
“Está instalado en el imaginario colectivo que Delia era un humilde, pero fue todo lo contrario. Se desmitifica esto de que era la auténtica vendimiadora porque realmente no fue así, pero no creo que ello ofenda a nadie porque la verdad también sana y podemos convivir con eso. En definitiva, fue la primera Reina de la Vendimia y eso genera orgullo, identidad y tradición en Mendoza”, concluye el investigador.
La obra de teatro
Tristán Casnati buscó transmitir al público la misma curiosidad que generó en él la vida de Delia Larrive Escudero. Así creó la obra teatral “La Otra”, cuya puesta en escena puede verse todos los sábados a las 22 en “Teatro en casa”, ubicado en calle Agustín Delgado 272, de Ciudad.
“Queda atrás de la UTN. Este sábado 30 va a venir a ver la obra la Reina Nacional Agostina Saua y el sábado 6 vamos a hacer una función para reinas de mandato cumplido en la que buscamos hacerles una especie de agasajo”, adelantó el realizador.
Ficha técnica
Dirección: Jorge Fornés
Producción: Pedro Marabini
Autoría: Tristán Casnati.
Actúan: Diana Wol, Julieta Donati, Mary Dillon, Jorge Fonrés
Música en vivo: Julio Pizarro.
Luces y técnica: Juan José Cáceres
Gráfica y redes sociales: Beltrán Casnati