La madrugada del miércoles 28 de diciembre será inolvidable para la familia Quinteros, de Godoy Cruz. Pero no precisamente por haber sido un momento maravilloso, sino más bien todo lo contrario. Y es que, según denunciaron públicamente las hijas de José Armando Quinteros (85), el hombre pasó una mañana de terror en el Hospital El Carmen, también de Godoy Cruz.
“Lo dejaron abandonado dentro de la guardia. Le pusieron el tensiómetro, lo recostaron en una camilla y durante horas no volvió nadie más a verlo. En un momento, cuando mi papá quiso acomodarse y girar en la camilla, se cayó al piso”, resume Mercedes Quinteros, hija del hombre que sufrió el accidente, a Los Andes.
“Un hombre que estaba acompañando a otra mujer le pidió ayuda a un grupo de enfermeras para que lo levanten y, según me contó mi papá, hubo muchas risas y jarana ‘¿Cómo se va a caer?’, preguntó una de las enfermeras, y él escuchó que otra persona le respondía: ‘Y sí, si el colchón que tiene no es el de esta camilla’. Incluso, mi papá me contó que la camilla era más angosta que el colchón. Y me dijo que, recién una vez que lo levantaron, le pusieron el colchón que correspondía”, resume Mercedes, aún con impotencia.
Siempre de acuerdo al relato de la joven, José Armando Quinteros no le contó nada a ella sino hasta que ya estuvieron afuera del hospital. “Cuando salió de la sala donde lo habían ingresado para tomarle la presión, lo veo con rostro angustiado. Y cuando me acerqué a abrazarlo para ver cómo estaba, se quejó del dolor. ‘¡Vámonos de acá!’, fue lo primero que me dijo. Y recién una vez afuera del hospital, me contó todo lo que le había pasado”, resume la mujer, quien aclara que no hizo ningún reclamo formal en el hospital porque su padre estaba muy adolorido y solamente quería regresar a su casa.
Esa misma tarde, José fue atendido por distintos golpes en el brazo y la rodilla –producto de la caída- en una clínica privada. Y allí le dijeron que, a juzgar por los dolores, era probable que tuviera una fisura en la zona de las costillas.
“Mi papá tiene 85 años y está lúcido. Pero no puede funcionar así la guardia. Del Hospital El Carmen no tengo nada que decir, siempre han atendido muy bien a mi familia. Pero la guardia es un desastre. No quiero ni imaginarme lo que pasa cuando entra gente que no está bien en lo cognitivo y las familias ni se enteran qué les pasa porque nadie se los puede contar como me lo contaron a mí. Mi papá podría haberse quebrado la cadera, golpearse la cabeza. Por suerte él me pudo contar lo que le pasó”, agrega.
Consultados por Los Andes, desde la Obra Social de Empleados del Estado (OSEP, de la que depende el Hospital El Carmen) manifestaron que están investigando en detalle lo que ocurrió durante la mañana del 28 de diciembre, entrevistando a los enfermeros y profesionales que estuvieron en la guardia aquella mañana. No obstante, adelantaron que no hay ningún reclamo o denuncia formal sobre los episodios que relata la hija de José Armando Quinteros.
Incluso, destacaron que el hombre llegó a las 5:35 de la mañana, que se lo asistió de urgencia en la guardia –por tratarse de un “código rojo”- con un cardiólogo, además de practicarle una serie de estudios. Indicaron, además, que en ningún momento se lo abandonó o dejó solo como sostiene su hija. También agregaron que recibió el alta cerca de las 10 y se retiró sin ninguna queja formal.
Incluso, aportaron la documentación donde se observa que el hombre fue atendido 3 minutos después de haber ingresado (a las 5:38) y que estando en el lugar se le realizaron análisis, electrocardiograma, enzimas cardíacas y fue tratado por su Hipertensión Arterial. Posteriormente, destacan, se pidió interconsulta a Cardiología, quienes evaluaron y trataron al paciente.
Una madrugada y mañana olvidable
Mercedes vive con su padre en el barrio Trapiche de Godoy Cruz, relativamente cerca del Hospital El Carmen. Cerca de las 5:20 de la mañana del 28 de diciembre pasado, el hombre se despertó con dolores en su pecho, por lo que la mujer intentó tomarle la presión y llamó de inmediato al servicio de emergencia de OSEP. Ese primer llamado fue atendido de inmediato, mientras que a los pocos minutos ya estaban los profesionales dándole una primera asistencia a José en su casa.
Tras medirle el oxígeno en sangre y confirmar que los valores no indicaban nada preocupante, decidieron derivarlo a la guardia del hospital para una atención de urgencia. “Lo trasladaron en ambulancia, llegamos a la guardia y ahí lo ingresaron. El doctor que venía conmigo en la ambulancia me dijo que tenía que esperar afuera”, resalta Mercedes, reconstruyendo el inicio de aquella interminable mañana.
Fue en ese momento en que, de acuerdo al relato de la joven, comenzó la espera desesperante. “Pasaron horas y yo no sabía nada de mi papá ni cómo estaba. Fui varias veces a golpear la puerta, pero nadie salía. Pasadas las 7 golpeé, me atendió una joven y le dije que necesito alguna novedad de mi papá. Me preguntó el apellido, se lo di, cerró la puerta y no volvió a salir. Golpeé la puerta otras 3 veces y recién allí salieron de nuevo. Era otra persona, que volvió a preguntarme el apellido”, cuenta Mercedes.
A las 9:39, según los registros particulares de Mercedes Quinteros, salió por primera vez en la mañana una doctora qué preguntó por algún familiar de Quinteros. Cuando ella se acercó, le contó que estaba bien, que el dolor que había tenido no era nada cardiológico. “No me dijo nada más, aparte de eso”, refuerza Mercedes.
La denuncia de la caída
Luego de hablar con la doctora, Mercedes vio salir a su papá de la sala a la que había ingresado cerca de las 5:30. Y fue en ese momento en que lo vio con una extraña expresión en el rostro. También fue allí cuando se acercó a abrazarlo y el hombre se quejó profundamente de un dolor.
“Me pidió que por favor no lo tocara, que le dolía mucho el brazo. Yo pensé que le habían sacado sangre, pero él me dijo que no. ‘Vámonos’, fue todo lo que me dijo. Y no agregó nada más. Apenas cruzamos la puerta de la guardia, le pregunté y me contó que se había caído de la camilla y todo lo que pasó mientras estuvo adentro. Yo le dije que no nos podíamos ir así después de lo que había pasado, que volviéramos a hablar con alguien, pero él me insistió y rogó que nos fuéramos. No quería volver a ingresar al lugar”, rememora.
Padre e hija regresaron a la casa de la familia y en ese momento su familia que José Armando tenía uno de sus codos y una rodilla lastimados. También les contó a sus hijos que le habían hecho esas curaciones porque él lo pidió cuando lo levantaron del piso.
“Ese día a la siesta empezó con dolores a la altura de las costillas. Entonces a la tarde lo llevamos a la Clínica Francesa, abonamos el co seguro y le hicieron una radiografía y otros estudios. La médica me dijo que podía llegar a ser una posible fisura. Le recetaron analgésicos, que todavía está tomando. Pero ya nos dijeron que iba a estar, por lo menos, 20 días así”, sigue la hija del hombre accidentado, Mercedes.
“Volvimos de estar toda una mañana en el hospital y para ellos fue como si no hubiera pasado nada más. Si mi papá no me lo contaba, podríamos haber pensado que la caída había pasado en cualquier lado, pero no en el hospital. El Hospital El Carmen es espectacular, atienden muy bien y no tenemos nada de qué quejarnos. Pero la guardia es un mundo aparte; es sucio, nadie le da bolilla a la gente”, refuerza Mercedes,
Desde el hospital aclaran que no tienen registros de la caída
Desde la OSEP, y tras hacer las averiguaciones referidas al ingreso del paciente Quinteros durante la madrugada del 28 de diciembre, confirmaron que el hombre efectivamente fue asistido en el lugar. No obstante, dejaron en claro que los registros de aquella mañana –al menos los que quedaron por escrito- no coinciden en algunos puntos con el relato de la hija de José Armando.
Por empezar, sostienen que el hombre no debió esperar mucho tiempo hasta que lo asistieron, ya que fue revisado por los especialistas de Cardiología apenas llegó. Según los registros, ingresó a las 5:35 y fue atendido como “código rojo” a las 5:38.
Además, confirmaron que recibió el alta cerca de las 10, aunque –al menos hasta el momento- no hay ningún reporte referido a un episodio de caída.
“No hay registro de algún evento adverso durante la atención, ni otras patologías. Si ocurrieron, el paciente no lo manifestó”, destacó el director del hospital, Mario Nacusi, en un escrito remitido a las autoridades de OSEP ante esta situación.
“No obstante, he pedido una investigación a la Comisión de Seguridad del Paciente, que funciona en nuestro Hospital”, detalló el médico. Esto significa que se entrevistará a los enfermeros que estuvieron en el lugar aquella mañana para ampliar y profundizar esta información.
En cuanto a la atención que recibió en la guardia, indicaron que José Armando Quinteros “fue asistido por el equipo médico”, donde le practicaron los primeros estudios y atención ya detallada, y que luego se solicitó “interconsulta a Cardiología”, donde se evaluó y trató al paciente.
“Se le descartó un Sindrome Coronario y se le dio el alta cardiológica. Se le dejaron indicaciones, estudios cardiológicos y turno de Cardiología por Consultorio Externo”, detalló en su escrito el director del Hospital El Carmen.
En el mismo escrito, Nacusi confirmpo que tienen los registros que confirman que ese mismo día, a las 20:30, el hombre de 85 años fue ingresado a la Clínica Francesa “con diagnóstico de Traumatismo de Rodilla”.