Este jueves se desató una fuerte polémica dentro del Vaticano. Un cardenal denunció que el papa Francisco autorizó el pago de un millón de euros a Al Qaeda como rescate de una monja colombiana que estaba secuestrada en Mali.
Angelo Becciu, fue el primero en denunciar ante la justicia eclesiástica. En medio de su defensa dio a conocer el supuesto acuerdo secreto con la organización terrorista.
En su paso por el tribunal, el cardenal italiano aseguró que son “acusaciones totalmente infundadas” las que se le imputan. Junto a él, otras nueve personas están siendo juzgadas desde julio del año pasado por fraude, malversación, abuso de poder, blanqueo de capitales, corrupción y extorsión.
Becciu afirmó que el Papa había dado su acuerdo para una transacción de un millón de euros para liberar a la monja colombiana llamada, Gloria Cecilia Narváez, quien fue liberada en octubre de 2021 tras más de cuatro años de cautiverio en Mali en poder de un grupo vinculado a Al Qaeda.
Aunque no especificó si finalmente se pagó un rescate, esta revelación puso de manifiesto la utilización de los servicios de una empresa de seguridad británica, gracias sobre todo a la intermediación de la italiana Cecilia Marogna.
También acusada en este proceso, Marogna había afirmado que fue empleada por el cardenal para actividades de inteligencia destinadas a obtener la liberación de la religiosa secuestrada, y percibió 575.000 euros (unos 600.000 dólares) de la Secretaría de Estado en una cuenta eslovena.
Sin embargo, Becciu negó firmemente haber tenido una relación con Marogna, apodada “la dama del cardenal” por la prensa italiana.
Con está información que salió a la luz, corre el temor dentro de la iglesia de que diversas organizaciones criminales de todo el mundo, comiencen a secuestrar religiosos con el objetivo de cobrar rescates.