Llegó el día que Batman decidió quitarse la máscara y se reveló que debajo de su traje no había un rico filántropo con ansias de justicia, sino un humilde maestro de escuela. Durante muchos años, La Plata se enorgulleció de tener a su propio héroe, uno que no luchaba contra villanos, sino que se dedicaba a combatir las injusticias cotidianas, como hospitales sin recursos y niños sin juguetes. Después de una década de servicio, el responsable de estas hazañas decidió retirarse y colgar su capa.
Durante mucho tiempo, se mantuvo en secreto uno de los misterios mejor guardados. Sin embargo, en la actualidad, el verdadero Bruno Díaz de la ciudad de La Plata ha salido del anonimato. Se trata de Maximiliano Altavista, un hombre de 52 años que fue la mente maestra detrás del icónico personaje del “Batman platense”. Este personaje solidario surgió en medio de una de las crisis más difíciles en la historia de la ciudad y se convirtió en un verdadero símbolo de la generosidad y el compromiso social.
“Ahora que ya entregué el traje a mi sucesor, me quise mostrar a cara limpia en agradecimiento al cariño y respeto que me tuvieron quienes participaron de las obras en todo este tiempo”, dijo en una entrevista al diario El Día.
Desde el 2 de abril, día que se cumple una década de su primera misión, su lugar será tomado por otro Bruno Díaz anónimo que se calzará la máscara. Altavista contó que será “un Robin más”.
El “Batman platense” había alcanzado un estatus icónico dentro de la ciudad. Sus acciones solidarias le valieron el reconocimiento oficial de la Municipalidad, que lo nombró “vecino destacado”. Además, participó en diversas iniciativas junto a los clubes de fútbol como Estudiantes y Gimnasia, con el fin de luchar contra la violencia en el deporte. Incluso, tuvo la oportunidad de conocer Diego Maradona cuando el 10 era técnico del tripero.
Su labor se encontraba en el Hospital de Niños, donde se encargaba de visitar a los niños, llevándoles golosinas, lápices de colores y, sobre todo, una sonrisa. Además, impulsó diversas campañas de donación, logrando reunir unos 50 televisores, sillones para las familias y colaborando en la renovación de los espacios del hospital. Incluso, en el patio del hospital, instaló una mini Ciudad Gótica, un espacio de juegos que permitía que los pequeños y sus familias pudieran distraerse y disfrutar juntos.
Según contó a El Día, cuando no tenía un traje era docente de un colegio platense. Maximiliano es padre de tres trillizos adolescentes y vive en el Barrio Aeropuerto. Si bien algunos de sus cercanos sabían su secreto, todos preservaban su identidad.
“En ocasiones iba sin el traje a pintar salas al Hospital de Niños y cuando alguna enfermera me escuchaba, me decía que yo era Batman. Entonces cambiaba de inmediato la voz para despistarla porque para mi era un puñal ser descubierto”, concluyó.