La búsqueda del avión TC-48 de la Fuerza Aérea de nuestro país, extraviado en 1965 en Costa Rica con 68 personas a bordo, será reanudada por estas horas.
Así lo anunció la organización suiza de investigación y desarrollo (ID) missing.aero, que lo viene buscando desde hace cuatro años y emplea en su trabajo tecnología satelital que ya le permitió encontrar otras aeronaves perdidas.
El cuatrimotor de FAA desapareció en vuelo de Panamá (base Howard, de EEUU) y el aeropuerto internacional Ylopango, de la ciudad El Salvador, República de San Salvador. Era un viaje de graduación de la 31ª promoción de la Escuela de Aviación Militar (EAM), basada en Córdoba. El destino final era Estados Unidos. Viajaban 68 personas, 54 de ellas cadetes (tres mendocinos), 9 tripulantes y 5 oficiales de distinta graduación como pasajeros. En paralelo viajaba otra máquina, el T-43, con el resto de la delegación.
De acuerdo con la empresa que inicia las tareas de rastreo, una expedición se introducirá en la cordillera de Talamanca, cerca de la frontera de Costa Rica y Panamá, con un plan de trabajo de diez días.
“Esta misión es posible gracias a la convergencia de medios y voluntades de tres grupos en tres países diferentes. En Costa Rica, la expedición terrestre de cinco miembros está dirigida por el explorador y montañista José Campos”, sostuvo por email Aníbal Jaimes, el presidente de missing.aero. Campos tiene en su haber más de 25 expediciones de búsqueda del Douglas DC-54 en la cordillera de Talamanca, muchas de las cuales las llevó a cabo con Wilfredo Rojas, geólogo que buscó el cuatrimotor con enorme ahínco y que falleció en enero de este año.
En Argentina, otro puntal de esta cruzada es la hija de uno de los pilotos del avión desaparecido, Cecilia Viberti (radicada en Rosario), quien encabeza el colectivo “TC-48, búsqueda y memoria”, integrado por familiares y amigos de los desaparecidos. Durante 30 años, el colectivo ha participado y financiado expediciones de investigación en Centroamérica y ha compartido con exploradores e investigadores sus valiosos datos, testimonios y documentaciones.
El tercer eslabón se encuentra en Suiza, con la organización missing.aero, que ha creado lo último en la búsqueda de aviones perdidos.
El TC-48 es una de las seis misiones emprendidas para desarrollar nuevos métodos de búsqueda. Para esta expedición en la cordillera de Talamanca (y más posiblemente, en la fila de Matama), el grupo europeo utilizará resultados de sus investigaciones, incluidas simulaciones de trayectoria de vuelo y análisis de imágenes satelitales, para guiar al personal de tierra.
Jaime comentó que el área es una zona de interés (ZI) de unos 2 km de diámetro, donde convergen testimonios, cálculos de trayectorias y escenarios de choque (crash). Allí se han identificado siete anomalías inexplicables detectadas por el análisis de imágenes SAR (Synthetic Aperture Radar). Los análisis de imágenes infrarrojas térmicas e híper espectrales adicionales confirman la presencia de estas anomalías en el ZI. La zona, en un contexto topográfico muy accidentado y deshabitado, está cubierta por un bosque tropical inextricable cuyo dosel se eleva a más de 50 metros de altitud. “En el estado actual de nuestra investigación -agregó el argentino Jaimes-, la verificación de las anomalías en estado ZI sólo se puede hacer ‘pie a tierra y machete en mano’”. Las coordenadas geográficas de las anomalías proporcionadas por missing.aero permitirán a José Campos y su equipo orientarse en la ZI con cierta precisión.
La búsqueda del TC-48 en 1965 duró sólo cuatro días. El veterano cuatrimotor, de la Segunda Guerra Mundial, fue declarado oficialmente perdido, sin rastros identificables.
La argentina, una de 300 aeronaves extraviadas
Por memoria, el avión con matrícula militar argentina “TC-48” es uno de los más de 300 aviones perdidos, sin dejar rastros, en el continente americano. Entre ellos, 117 han probablemente caído en la tierra y podrían investigarse con las tecnologías en desarrollo.
Hay una lista prioritaria de 24 aviones, seleccionada por missing.aero. Seis de ellos constituyen las tareas de investigación actuales: “Oiseau Blanc”, perdido en mayo de 1927; “Port of Brunswick”, desaparecido en agosto de 1927; “Cuatro Vientos”, extraviado en 1933; TC-48 (1965), “BuNo 17254” perdido en junio de 1969 y “8R-GHE”, sin noticias desde diciembre de 2014.
Las investigaciones de missing.aero se realizan en Suiza por estudiantes de ingeniería e investigadores; en Marruecos y en Francia por estudiantes de la Escuela de ingenieros, en La Rochelle y en Casablanca, como parte de una cátedra de investigación y docencia fundada por hepta.aero, y en España, en la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid. También coopera en Suiza el NPOC (Punto Nacional de Contacto para Imágenes de Satélite), en la Universidad de Zurich y las personas de contacto de varios programas mundiales, incluso uno de la NASA.
Las misiones de búsqueda de missing.aero no sustituyen las operaciones SAR (búsqueda y rescate) desplegadas por organizaciones ad hoc cuando una aeronave desaparece. Las misiones de missing.aero toman el relevo cuando los rastreos oficiales se abandonan, porque las familias de los desaparecidos no abandonan.
La asociación missing.aero es un programa de investigación y desarrollo (I+D) de hepta.aero, una asociación suiza de I+D, sin fines de lucro, establecida en el Aéropôle de Payerne, cantón de Vaud, Suiza.
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