La mañana del jueves comenzó por demás movida para el empresario mendocino Giovanni Caroglio (28) -registrado en la AFIP simplemente como vendedor de indumentaria-, denunciado por reiteradas estafas cometidas contra, al menos, 30 personas que confiaron sus inversiones en él. Y es que a primera hora de hoy se realizaron distintos allanamientos y, según confirmaron desde el Ministerio Público Fiscal de Mendoza, el propio Caroglio fue detenido por disposición del fiscal de Delitos Económicos, Hernán Ríos. Junto a Caroglio fueron detenidos dos de sus socios, Ignacio Manduca y Hans Breuer, todos como autores y coautores de los delitos.
Lo hoy detenidos habían sido denunciados hace ya varios meses por grupo de inversores particulares –mendocinos y también de otras provincias- por estafas con dos firmas distintas. La primera de ellas, “We are Capital” ofrecía inversiones en commodities vinculados al campo, así como también en la Bolsa (concretamente en los mercados Nasdaq). Aquí las promesas llegaban a ofrecer ganancias de hasta 8% mensuales y en dólares.
En tanto, la segunda empresa denunciada (”Cripto Country”), también encabezada por los imputados y detenidos, se ubica en el plano de lo virtual y tiene con la compra – venta de loteos virtuales y en un espacio que no existe en la vida real (aunque se cotiza como tal).
Los denunciantes, unas 30 personas (a priori) reclaman una cifra cercana a los 800.000 dólares, dato que fue confirmado por la Justicia.
Lo llamativo de los episodios –plasmados en la denuncia del expediente identificado con el número P-116.995/22-, tienen similitudes con otros tantos episodios de los catalogados como estafas piramidales -o esquema Ponzi- registrados en Mendoza y en el país en los últimos años, muchos de ellos relacionados a las criptomonedas (el más resonante de ellos fue el caso que involucró a Leonardo Cositorto y su holding Generación Zoe).
No obstante, el caso del empresario mendocino y sus socios no está relacionado a las criptomonedas directamente, sino que las denuncias por estafas tienen dos escenarios bien identificados: un fondo común de inversión y un loteo de terrenos virtuales. Hace unos días, Caroglio se defendió de las acusaciones al ser consultado por Los Andes y en una primera nota donde algunas de las víctimas dieron detalles de las estafas.
Allanamientos, detenciones y las dos modalidades de estafa
Según confirmaron a Los Andes fuentes del Ministerio Público Fiscal de Mendoza, los allanamientos y las detenciones de Caroglio, Manduca y Breuer registradas durante la mañana de hoy se dan como parte de la investigación que inició la Fiscalía de Delitos Económicos ante la denuncia de las víctimas.
En ese sentido, dieron detalles de las dos modalidades con que, se presume, habrían cometido las estafas. La primera de ellas es por medio de la firma “We Are Capital” (WAC), que se presentaba como una firma de inversiones y prometían gran eficiencia a través de agentes bursátiles. Sin embargo, según destacaron fuentes judiciales, en todo este mecanismo no cumplían con la ley que regula los fondos de inversión.
Según le explicaban los responsables de WAC a los inversores -hoy, denunciantes- para obtener estas ganancias desorbitantes se dedicaban a la compra de contratos de Nasdaq con criptomoneda. “Prometían intereses muy superiores a los de plaza para atraer inversores, y los primeros meses pagaban los intereses, para que los inversores incrementarán el dinero que entregaban”, explicaron los investigadores a Los Andes.
“En 2021 hicimos un primer contacto con él a través de un vendedor. Caroglio tenía una Fintech y ofrecía hacerte un contrato por un monto determinado que vos querías invertir. Además, para atraerte, te ofrecía un reintegro de 8% en dólares, mensual”, destacó a Los Andes y a fines de junio Hernán Suárez, uno de los damnificados y organizados en esta denuncia.
“Al principio cumplió, los primeros meses. Pero en febrero de 2022 empezó con demoras en los pagos. Lo empecé a presionar para que devolviera el capital inicial, y en ese momento empezó el problema con cientos de personas. Se puso en contacto con nosotros, nos explicó que iba a devolvernos el dinero, que había tenido unos problemas. Pero acá seguimos esperando”, describió oportunamente el denunciante, quien vive en Santa Fe y aclara que hay gente de todo el país involucrada.
En ese sentido, desde la Fiscalía de Delitos Económicos del MPF de Mendoza confirmaron que fue en febrero del año pasado cuando Caroglio y sus socios comenzaron con los incumplimientos. A partir de estos problemas, entonces, les dieron la opción a los inversores de pasar a otro fondo, comprar con el crédito terrenos virtuales de “Cripto Country” o recibir el efectivo. “Nadie recuperó el efectivo”, aclararon.
Martín Pérez Millán es mendocino y en junio de 2021, vía Instagram, tomó conocimiento de la posibilidad de ser parte de un fondo común de inversión que ofrecía varios paquetes y con distintas promesas de ganancias (siempre más ventajosas que el sistema tradicional y nacional.
“Hablé con uno de los representantes que trabajaba con el responsable y me contó todo. Me convenció, avanzamos y firmamos un contrato de mutuo”, agregó a fines de juni este mendocino, quien invirtió un capital inicial de 2.500 dólares, en billetes.
Desde julio de 2021, y durante esos primeros 9 meses, Martín contó que el movimiento del dinero coincidió con lo que se le había ofrecido. Aclaró, además, que algunas veces se retrasaban los pagos, pero que de igual modo se cumplía. Al principio le depositaban el dinero en las cuentas y, luego, se lo citaba en la oficina (en la Quinta Sección) para entregárselo en efectivo.
No obstante, y luego de algunos inconvenientes en febrero, en marzo de 2022 se lo citó para comunicarle que el fondo de inversión había sido vendido a otra persona del exterior (aunque tampoco se le dio en ese momento información sobre el comprador).
“Caroglio nos citó a un grupo de los que teníamos dinero invertido y nos recomendó que no siguiéramos, que retiráramos la inversión inicial. Él garantizó que devolvería la plata y hasta nos explicó el procedimiento de cómo recuperarlo”, siguió con su relato el denunciante hace poco más de una semana.
Ya el hecho de que les ofreciera devolverlo en USDT (dólar cripto) no convenció a muchos de los involucrados, puesto que ellos habían entregado los billetes de los dólares. No obstante, al ver que no había otra alternativa, Martín contó que aceptaron a regañadientes.
Sin embargo, y según denunciaron, entre marzo y octubre de 2022 continuó una peregrinación que no los llevó a ningún lado, ni tampoco recuperaron el dinero invertido inicialmente en formato USDT.
“Cripto Country”, o la promesa de terrenos en un videojuego
Luego de los problemas con WAC y de las infinitas vueltas y excusas para no devolverles el monto de la inversión inicial, en octubre del año pasado Caroglio llamó individualmente a todos los inversores, los citó en su oficina y les hizo una innovadora propuesta para arreglar: que se pasaran con ese capital inicial a trabajar en el nuevo emprendimiento de loteo virtual, “Cripto Country”.
En ese sentido, les ofrecía a los hoy denunciantes comprar terrenos en una especie de barrio virtual. “La mayoría de los afectados no aceptamos, veíamos que era otra estafa y seguir con algo que no íbamos a ver nunca”, agregó Martín Pérez Millán en la primera nota de Los Andes.
Ante este rechazo, los inversores continuaron persiguiendo al empresario y la promesa de que les devolvería el capital inicial se renovaba una y otra vez. Martín, por ejemplo, necesitaba el dinero en billetes por un asunto relacionado a su salud. Y había otros inversores que, por su cuenta –y junto a su familia- habían llegado a invertir hasta 70.000 dólares.
Antes de que terminara el 2022, en diciembre, los denunciantes –que ya se habían conocido entre sí- se organizaron para hacer la denuncia unificada. Y encontraron en el abogado Federico Colonnese (de la ONG Bitcoin) a su patrocinante.
“En mayo hubo un intento de arreglo, amagó con pagar algo con unos terrenos y otros bienes. Pero los abogados, haciendo algunas averiguaciones, notaron que lo que ofrecía ni siquiera estaba a su nombre, por lo que iba a ser difícil cobrarlo”, resumió Martín.
“Nos sentimos estafados, la plata no está. Él se comprometió en algo que no hizo. La cláusula de la que habla y que tiene que ver con riesgos del mercado existe, pero son riesgos propios de él. Acá lo que pasó es que él vendió el fondo de inversión y nosotros no recuperamos la inversión inicial. Él se había comprometido a que lo íbamos a recuperar”, cierra.
Al respecto, fuentes judiciales confirmaron que aquellas personas que se pasaron a CC (”Cripto Country”) tampoco recibieron nada.
“La otra modalidad de estafa era el emprendimiento de CC, donde aparentaban la creación de un videojuego en el metaverso. Vendían los terrenos virtuales por boletos de compraventa prometiendo que utilizarían la tecnología NFT. Pero nunca transfirieron los NFT ni lanzaron el videojuego”, explica una fuente judicial.
En pocas palabras, los hoy imputados y arrestados prometían que con los NFT la gente podría luego venderlos y recuperar la inversión, con el plus de la promesa de que, una vez que lanzaran el juego, el valor se dispararía.
La palabra de las víctimas
Hernán Suárez es otra de las víctimas que integra la lista de damnificados que hicieron la presentación en la Justicia mendocina de manera grupal. También invirtió dinero en el fondo de inversión del empresario mendocino, y tampoco recuperó el capital inicial invertido.
“Otra de las estafas que ofrecía –y sigue ofreciendo- tiene que ver con la venta de terrenos virtuales. Él ofrece lotes en el metaverso, similar a las criptomonedas. Ese lote se va revalorizando después, y él nos los ofreció a nosotros como parte del desarrollo de un videojuego donde las personas podían comprar un activo digital y lo podían intercambiar. Él intentó saldar la deuda don eso”, destacó Suárez a fines de junio, desde Santa Fe.
Aunque no todos aceptaron esa propuesta, hubo quienes optaron por reinvertir el dinero adeudado en esta segunda empresa. Y, aunque estaba previsto que “Cripto Country” se lanzara en diciembre del año pasado, esto nunca ocurrió. Y todo ello derivó en la ya mencionada denuncia en Delitos Económicos del Ministerio Público Fiscal de Mendoza y en los allanamientos y detenciones de esta mañana.
Según destacó el abogado Federico Colonnese a Los Andes, se estima que hay más de 100 personas afectadas
“Tanto con ‘We Are Capital’ como con ‘Cripto Country’, Caroglio se presentaba como el dueño de empresas consolidadas. Incluso, se empezó a a vender como emprendedor del año ofreciendo un barrio en el metaverso, donde comprabas lotes a cambio de criptomonedas y vendía las parcelas a cambio de NFT (Token No Fungible). Ese barrio, además, tenía juegos adentro y generaba intereses. Es decir, tenías la promesa de que los comprabas a 10 y lo vendías a 100, todo un show”, resumió el abogado a Los Andes.
Las oficinas lujosas en la Quinta Sección y los autos de alta gama en los que llegaba a las reuniones y estacionaba en la puerta de la oficina eran parte de lo que, a criterio de Colonnese, era todo una puesta en escena.
La entrada en escena del emprendimiento de cripto lotes llevó a que las promesas de recuperar el capital inicial invertido mutaran a la promesa de recuperarlos en forma de terrenos virtuales. Claro que los denunciantes nunca recuperaron ni el dinero, ni las USDT, ni tampoco lotes virtuales.
La defensa del imputado por estafas
En una nota publicada por Los Andes el 27 de junio, Giovanni Caroglio insistió una y otra vez en su inocencia y quizo aclarar que nunca estafó a nadie.
“No soy un estafador, soy un deudor. Y un deudor que está haciendo todo lo posible por saldar esa deuda. Quiero pagar, pero hoy no puedo. Por eso estoy ofreciendo unos terrenos, para que los tomen para saldar esa deuda”, destacó el hoy imputado a Los Andes.
En ese sentido, insistió en que la gente que le confió su dinero para que lo invierta sabía los riesgos de no obtener ganancias.
“Hace cerca de 3 años recibí unos préstamos de dinero, Es algo contractual y legal en el país y se llama contratos de mutuo. Yo les explicaba los riesgos, están especificados en el contrato. Y no ofrecía el 8% en todos, sino que había distintos porcentajes de ganancia. Según el porcentaje al que se aspiraba, era el riesgo que involucraba ese capital. Cualquier capital de inversión es de riesgo”, aclaró el joven denunciado, quien reconoció que llegó a tener, por contratos de mutuo, casi 800 préstamos. E insistió hace poco más de una semana en que saldaría su deuda “apenas pueda”, devolviéndoles a los involucrados el capital inicial.
Caroglio tenía una oficina exclusiva en la Quinta Sección, cerca del límite entre la Ciudad de Mendoza y Godoy Cruz. Además, alquilaba otra en Puerto Madero (CABA). Y, según resaltó a fines de junio, Caroglio se mantenía enfocado en su empresa del loteo virtual, “Cripto Country”.
“Va a ser un éxito, hay mucha gente importante que me ha felicitado por la idea. Y, cuando salga, sé que voy a poder saldar la deuda con quienes la mantengo”, destacó, con un tono de entusiasmo, el empresario denunciado por estafas.
Con 20 años, el empresario mendocino empezó a trabajar en el rubro inmobiliario (Real State) y comenzó un curso para recibirse como corredor de bolsa matriculado, aunque nunca lo completó.
Fue hace 3 años cuando se le presentó la oportunidad de crear su propia empresa de fondo común de inversión. Y también fue en ese momento cuando se vinculó con quienes hoy lo denuncian por estafas y le reclaman el dinero.
“El capital real que tengo que devolver son 140.000 dólares. Pero, con todos los intereses que se agregan, se puede llegar a esa cifra”, aclaró el empresario consultado por Los Andes.
De acuerdo a su versión –y en coincidencia con lo denunciado por quienes dicen haber sido estafados por él-, durante los primeros meses se cumplió con los pagos de intereses y ganancias prometidas.
“Cuando les ofrecía las inversiones, yo les explicaba los riesgos. Les aclaraba que, a través del contrato de mutuo, podía usar el dinero como yo quisiera. Yo invertía en ganado (terneros), en ristras de ajo (un negoción durante la pandemia) y, a la vez, en la Bolsa. Yo disponía de ese dinero, pero les explicaba que destinaba cerca de 40% en inversiones de índole natural, más inversiones digitales. Si ellos pretendían ganar más, si ellos querían más porcentaje, mayor sería el riesgo”, aclaró, y explicó que 8% era el tope de ganancias que ofrecía, aunque era también la que más riesgo implicaba.
Según su versión, el año pasado le fue mal con un broker en Estados Unidos, le bloquearon una cuenta con dinero –ante la sospecha de lavado de activos- y allí quedó gran parte del dinero que le habían prestado y él había invertido.
“Les mostré a todos mis clientes que estaba el dinero bloqueado. Había una persona de Santa Fe que me empezó a exigir la inversión inicial. Yo le expliqué que en la inversión me había ido mal, pero vendí un auto y cosas mías y con eso le pude devolver todo el capital. Me faltó devolverle los intereses. Y ahí empezó el reclamo judicial”, contó.
“No pueden comprobar que hay estafa, porque yo en el contrato explico todos los riesgos inherentes de hacer una inversión. Y si fuese por hacer malos negocios o malas inversiones, debería estar preso medio país. ¿¡Quién no hizo un mal negocio en Argentina!?”, insistió hace unos días Caroglio, cuando aún no se ordenaban los allanamientos y las detenciones.
Su vínculo con Cositorto y Generación Zoe
El nombre de Leonardo Cositorto dio la vuelta al mundo el año pasado. Lo que comenzó como una denuncia por estafas y asociación ilícita en Villa María (Córdoba) se convirtió en uno de los escándalos de estafas piramidales y esquema Ponzi más resonantes de Argentina en los últimos años. De hecho, Cositorto fue detenido en Puerto Rico (donde permanecía prófugo) y trasladado a Argentina en abril del año pasado.
Los cerca de 30 denunciantes incluidos en esta primera denuncia radicada en la Fiscalía de Delitos Económicos de Mendoza destacaron que el Giovanni Caroglio se mostró cercano a Cositorto en varias oportunidades.
“Nunca trabajé con Cositorto, aunque él si fue a verme a mi oficina de Puerto Madero. En diciembre de 2021 él llegó a verme y, sabiendo que yo estaba con mi proyecto de terrenos virtuales, me dijo que quería desarrollar un videojuego. Pero yo ni siquiera sabía qué era Zoe, estaba en otra. Luego empecé a averiguar y vi que Generación Zoe estaba en todo el continente”, se defendió oportunamente el empresario. Y aclaró que solamente vio dos veces a Cositorto.
Entre las pruebas aportadas por los denunciantes al Ministerio Público Fiscal, hay un video donde Cositorto presenta al joven empresario mendocino para que hable de su empresa, aquella orientada a los loteos en el metaverso. Y es la que –insisten- vincula al denunciado con el ya imputado Cositorto.
“Él me pidió que avancemos y me pidió que le cuente a toda la comunidad lo que iba a desarrollar. En enero 2022, en un encuentro virtual y que se transmitió en videoconferencia, le conté a la comunidad de Zoe lo que iba a hacer. Él ya había cerrado conmigo para que desarrolle sus terrenos y en febrero, cuando él tenía que hacerme el primero de los 12 pagos, me enteré del quilombo en el que estaba. Nunca más le hablé, nunca volví a saber”, concluyó oportunamente.