En la tradición católica, el legado de Juan Bautista es inmenso. Es honrado como un gran profeta en el cristianismo y otras religiones, especialmente hoy, 24 de junio, en su festividad recordando su nacimiento.
Su vida de austeridad, su fervor por la justicia y su papel en la preparación del camino para Jesús lo convierten en un modelo de fe y dedicación.
San Juan Bautista, primo de Jesús, es una de las figuras más importantes y veneradas en el cristianismo. Reconocido como el precursor de Jesucristo, su vida y misión están profundamente ligadas a los eventos que marcaron el inicio del ministerio público de Jesús.
Quién fue y qué hizo Juan, el Bautista
San Juan Bautista nació en una familia judía en el siglo I a.C., siendo hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de María, la madre de Jesús.
Según el Evangelio de Lucas, su nacimiento fue anunciado por el ángel Gabriel, quien dijo que Juan sería lleno del Espíritu Santo desde el vientre materno y que tendría la misión de preparar al pueblo para la llegada del Señor.
Zacarías e Isabel eran ancianos y no habían tenido hijos, lo cual hacía de este anuncio algo milagroso. Cuando Zacarías dudó del mensaje del ángel, quedó mudo hasta el nacimiento de Juan. Isabel concibió a Juan seis meses antes de que María concibiera a Jesús.
Juan llevó una vida austera desde temprana edad. Se dice que vivió en el desierto hasta el inicio de su ministerio público. Vestía ropa hecha de pelo de camello y se alimentaba de langostas y miel silvestre, lo que simbolizaba su desapego de las comodidades materiales y su dedicación a una vida de penitencia.
Aproximadamente a los 30 años, Juan comenzó a predicar en la región del río Jordán, llamando a la gente al arrepentimiento y bautizándolos en agua como símbolo de purificación y renacimiento espiritual. Multitudes acudían a él, reconociendo su autoridad espiritual y sometiéndose a su bautismo.
El evento más significativo de su ministerio fue el bautismo de Jesús. Aunque inicialmente se sintió indigno de bautizar al Mesías, Jesús insistió. Durante el bautismo, los cielos se abrieron, y el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de paloma, mientras una voz del cielo decía: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco”. Este evento marcó el inicio del ministerio público de Jesús y confirmó el papel de Juan como su precursor.
Cómo murió San Juan Bautista
Juan Bautista criticó abiertamente la moralidad de Herodes Antipas, el tetrarca de Galilea, especialmente por su matrimonio con Herodías, la esposa de su hermano Felipe. Esta crítica llevó a su arresto y encarcelamiento. Durante una celebración de cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías, Salomé, danzó para Herodes y, complacido, le prometió concederle cualquier deseo. Instigada por su madre, Salomé pidió la cabeza de Juan Bautista en una bandeja. Aunque Herodes se sintió perturbado por la petición, cumplió su promesa, y Juan fue decapitado.
Oración a San Juan Bautista para peticiones urgentes
Bendito San Juan Bautista, que fuiste elegido para anunciar a los hombres
la venida del reino de Cristo,
guía nuestros pasos por las sendas de la justicia y la paz,
y alcánzanos del Señor su misericordia y perdón.
Gloriosísimo San Juan Bautista,
precursor de mi Señor Jesucristo,
lucero hermoso del mejor sol,
trompeta del Cielo,
voz del verbo eterno,
consígueme del Señor su benevolencia y bendición.
Tú que eres el mayor de los santos
y alférez del Rey de la Gloria,
que eres más hijo de la gracia que de la naturaleza,
y por todas las razones
príncipe poderosísimo en el Cielo,
consígueme del Señor su clemencia y protección .
Glorioso San Juan Bautista,
hoy en mi desespero te ruego
que me ayudes en estos duros momentos,
necesito tu valioso auxilio
para solucionar mis penas y miserias,
media ante el Señor para que me conceda:
(decir lo que se necesita conseguir)
Te pido mártir invencible que no desoigas mis penas
y por los privilegios con que te enriqueció Dios
consigue que mi pedido sea concedido lo antes posible
si fuere conveniente para mi salvación;
y si no, una perfecta resignación,
con abundante gracia,
que haciéndome amigo de Dios,
me asegure las felicidades eternas de la Gloria.
Amén.