Cada 30 de agosto se celebra el día de Santa Rosa de Lima, la santa peruana que es considerada la patrona de América Latina y las Filipinas. La tradición de cortarse el pelo en esta fecha tiene sus raíces en una creencia popular que se ha transmitido a lo largo de generaciones en varios países donde Santa Rosa es particularmente venerada.
Por qué se corta el pelo en el día de Santa Rosa
La conexión entre cortarse el pelo y Santa Rosa de Lima se basa en una antigua tradición que data de la época colonial. Se cree que cortarse el cabello el 30 de agosto tiene un significado simbólico relacionado con la transformación espiritual y la conexión con la figura de la santa peruana. Esta tradición es especialmente popular entre las mujeres, ya que Santa Rosa es considerada un modelo de virtud y devoción cristiana.
La historia detrás de esta costumbre radica en la vida de Santa Rosa de Lima. Se dice que ella tenía una gran dedicación a Dios desde una edad temprana. Para expresar su compromiso religioso y su deseo de mantenerse casta, Santa Rosa se cortaba el cabello y usaba una corona de espinas, imitando a Cristo. Además, se cuenta que tenía una preocupación por los pobres y enfermos, y solía donar su cabello cortado a los necesitados.
Según se mantiene en la creencia, cortarse hoy el cabello ayuda a que éste crezca sano y fuerte.
La historia de Santa Rosa de Lima, celebración de cada 30 de agosto
Santa Rosa de Lima (Isabel Flores de Oliva), nacida en 1586 en Lima, Perú, dejó un profundo legado como la primera santa de América Latina y Filipinas. Su vida ejemplar y su devoción religiosa la convirtieron en un símbolo de virtud y servicio a Dios.
Desde temprana edad, Rosa mostró una fuerte inclinación hacia la espiritualidad y la caridad. A pesar de enfrentar obstáculos y críticas, eligió consagrarse a Dios, llevando una vida austera y de oración. Su devoción se expresaba al cortarse el pelo y usar una corona de espinas, emulando a Cristo, y al dedicarse a ayudar a los pobres y enfermos.
Santa Rosa de Lima es recordada por su abnegado servicio a los necesitados, su compasión por los enfermos y su empeño en la caridad. Su legado inspira a través de los siglos, destacando la importancia de la devoción, la entrega a los demás y la búsqueda de la conexión espiritual.
Reconocida por su impacto tanto en la espiritualidad como en la acción social, Santa Rosa de Lima sigue siendo un modelo de fe y amor al prójimo en América Latina y más allá. Vale resaltar que Isabel no era monja, sino que era terciaria dominica.
Isabel Flores murió a los 33 años un 24 de agosto de 1617. Años más tarde, más precisamente en 1632, se inició el proceso para beatificarla.
Luego de una ardua investigación por parte de las autoridades eclesiásticas, el Papa Clemente X la canonizó en 1671 y fijó su día el 30 de agosto.
La festividad de Santa Rosa es una ocasión para recordar y honrar su influencia duradera en la vida religiosa y en la comunidad.