El 2 de octubre se celebra en Argentina el Día del Escribano, una fecha que rinde homenaje a la labor fundamental de estos profesionales en el sistema legal del país. La elección de esta fecha conmemora la creación de la primera ley que reguló la función notarial en 1864, lo que marcó un hito en la formalización de documentos y en la protección de derechos.
Los escribanos desempeñan un papel crucial en la sociedad, ya que son responsables de autenticar y dar fe de actos jurídicos, como contratos, testamentos y escrituras. Su trabajo no solo asegura la legalidad de estos documentos, sino que también proporciona confianza y seguridad en las relaciones comerciales y personales.
En la Argentina, para ser escribano público hay que, primero, recibirse de abogado y, después, someterse a un concurso de oposición y de antecedentes.
A partir del año 2001, con la sanción de la Ley Orgánica Notarial 404, que regula la función de los escribanos en la Ciudad de Buenos Aires, los exámenes de idoneidad (escritos y orales) para adscripción o titularidad se volvieron más rigurosos.
Las mujeres, a la cabeza
Seis de cada diez profesionales que ejercen la función notarial son mujeres. Ese dato surge de un relevamiento realizado en 2019 por el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires y coincide con lo que sucede a nivel nacional: de unos ocho mil escribanos que hay en la Argentina, el 60 % son mujeres.
El porcentaje muestra a las claras cómo las mujeres han logrado torcer la historia y ser mayoría en esta profesión.