Día del padre: dos papás mendocinos adoptaron a una nena con leucemia, se curó y hoy son felices

Se encontraron con una niña, internada en grave estado en el Notti, y que había sido abandonada. Hoy superaron el desafío y cuentan su experiencia.

Día del padre: dos papás mendocinos adoptaron a una nena con leucemia, se curó y hoy son felices
La pequeña Bianca, rodeada por sus padres, Daniel González y Gastón Fernández, quienes la adoptaron. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“Acá se empieza a escribir la historia de la familia González Fernández”, dijo la jueza el 17 de agosto de 2012, cuando selló la unión de Daniel y Gastón en el Registro Civil de Casa de Gobierno.

Fue casi como un presagio, porque posiblemente el capítulo más maravilloso de esta historia de amor surgió casi de inmediato, cuando el pediatra Gastón Fernández -por entonces jefe de residentes del Hospital Notti- se cruzó con Bianca, una hermosa niña de tres años internada con leucemia linfoblástica aguda y que, además, presentaba un retraso madurativo. Sin embargo, no era lo más grave: la niña transcurría sus días sola, sin padres ni familiares.

“En la guardia me cuentan que había finalizado una de las etapas de quimioterapia, que se encontraba estable y... que estaba sola”, recuerda Gastón, todavía emocionado como el primer día.

Recién casados y siempre con la idea de tener hijos –proyectaban una subrogación de vientre fuera del país— Gastón llamó a su esposo Daniel para comentarle el caso y enseguida se acercó al hospital. Quedó “enamorado” de Bianca en el preciso instante en que la conoció.

Ella adormecida, lo observó, le tomó la mano y la colocó debajo de su cabecita. Daniel movió cielo y tierra para dar con el juzgado que llevaba la causa. Pasó horas eternas haciendo guardias para luchar por esta criatura que ya le había robado el corazón.

Y así, poco tiempo después, Bianca Delfina González Fernández, la niña diminuta que luchaba en una cuna del Notti a la espera de un milagro, se convirtió en esta niña sana, feliz, pícara y caprichosa de 11 años. Una nena que es pura risa, que ama patinar y que siente devoción por su familia.

“Nunca voy a olvidar cuando nos llamaron del Registro de Adopción: aceptamos casi con desesperación”, evoca Gastón, quien junto con Daniel y otros socios conducen un centro médico pediátrico de Mendoza.

Lo que vino después no fue tarea fácil. Los tres pelearon codo a codo contra la enfermedad de Bianca por dos años, desde una habitación de hospital.

Así recuerdan el primer día del padre, luchando entre “quimios” y catéteres, un poco en el Notti y otro en su hogar de Godoy Cruz. Eso sí: cuando por fin llegó el alta, comenzaron a recuperar el tiempo perdido a la velocidad de la luz.

Bianca se repuso y demostró “asombrosas ganas de vivir”, cuenta uno de los papás. Inició distintas terapias: psicopedagogía, fonoaudiólogía, psicólogía. Hoy es apuntalada por una maestra integradora. “Es una nena absolutamente normal”, advierte Gastón.

Otro duro desafío

Poco después pasaron por otra dura prueba: Daniel sufrió una infección severa que lo mantuvo casi 20 días debatiéndose entre la vida y la muerte. “Estoy convencido de que fue Bianca quien lo salvó”, asegura Gastón. Y agrega: “Por ella luchó contra viento y marea y por ella hoy está acá con nosotros”.

“Somos felices y aprovechamos cada minuto al máximo con este regalo maravilloso”, confiesa, para definir a su hija como un “bombón de ser humano”. “Es dulce, tierna y, claro, también manipuladora, hace lo que quiere con nosotros”, bromea.

De ojos vivaces, sonrisa perfecta y espeso cabello atado con trenza, Bianca vive rodeada del amor de sus padres y de un familión que la adora. “Es muy activa, va a la escuela, a gimnasia, a natación, y su vida social es muy hermosa”, señala. Y agrega: “Tengo que aprender a soltarla”.

Después de ocho años de silencio, por respeto a su hija, ambos se decidieron a contar este capítulo que Daniel pide coronar con esta reflexión: “Ser papá no es un título, es un vínculo que se gana día a día y para el resto de nuestras vidas”.

Los momentos difíciles del pasado y la increíble fuerza del destino se mezclan con este presente feliz y venturoso. Y el resultado está lleno de satisfacciones.

Por eso ni Dani ni Gastón olvidarán jamás el día en que les entregaron a Bianca con unas pocas ropas arrugadas en una bolsa de nylon. Les daban la mejor responsabilidad de sus vidas y la oportunidad de ser padres. Y la nota ha sido un 10 “Felicitado”, por el ejemplo, el amor y el coraje.

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