Desde aquella jornada de agosto del 2018 en que comenzaron en el Ecoparque de Mendoza las prácticas con las elefantas asiáticas Pocha y Guillermina –a cargo de enviados especiales de La Plata y de Estados Unidos y con miras al futuro traslado al Santuario de Elefantes de Brasil- hasta el pasado sábado –cuando finalmente madre e hija iniciaron su viaje- transcurrieron casi 4 años. Fueron 4 años de trabajo incesante, de compartir días enteros con las elefantas y de preparar también a los 3 cuidadores del Ecoparque mendocino, aquellos mismos que llevaban décadas enteras junto a las elefantas -y que están en viaje hacia Brasil también-, para que acostumbren a las elefantas a que se les tome muestras de sangre de las orejas, a entrar y salir a los contenedores (los mismos en los que están viajando por estos días) y a que se les realice lavajes de trompas.
Ya con Pocha (56 años) y su hija Guillermina (23) en viaje hacia el Santuario de Elefantes de Mato Grosso (Brasil) –vía terrestre y en un recorrido de 3.600 kilómetros que completarán en alrededor de 5 días, con permanente monitoreo-, en el Ecoparque de Mendoza aún quedan algunos ejemplares de animales exóticos que serán trasladados –con la documentación y permisos correspondientes- a otros santuarios y espacios especializados.
Dos elefantes más, dos tigres de bengala, más de 20 camellos y algunos ciervos son algunos de los animales con los que se continuará trabajando en el traslado de ahora en adelante, según confirmó el secretario de Ambiente y ordenamiento Territorial, Humberto Mingorance.
Kenya y Tamy, los dos elefantes que quedan
La tan esperada concreción del traslado de las elefantas Pocha y Guillermina permitirá a partir de ahora, además, comenzar a trabajar con mayor ritmo y agilidad en la adaptación de los dos elefantes que quedan en el Ecoparque de Mendoza. Se trata de Kenya (una elefante africana de casi 42 años) y de Tamy (el papá de Guillermina, ejemplar macho de elefante asiático y de alrededor de 52 años). La idea es que los dos viajen también al Santuario de Elefantes en Brasil, aunque no estarán allí con Pocha y Guillermina, ya que el amplio predio cuenta con 4 recintos distintos (uno para hembras asiáticas –aquí llegarán y se quedarán Pocha y Guille-, otro para machos asiáticos –que se está preparando para Tamy-, uno para hembras africanas –aquí irá Kenya- y otro para machos africanos).
Según confirmaron a Los Andes los cuidadores de elefantas y elefantes del Ecoparque –Esteban Guevara, Héctor Troncozo y Miguel Ángel Fuentes-, Kenya está más dócil y más preparada en la práctica. Sin embargo, Tamy es más “rebelde” y el entrenamiento del único macho que quedaba –y queda aún- en Mendoza está tomando más trabajo y esfuerzo de lo que se esperaba.
El secretario de Ambiente, Humberto Mingorance, confirmó que la próxima elefanta que viajará a Brasil es Kenya, mientras que finalmente lo hará Tamy. Esto sería a fines de 2022 o ya en 2023, aunque antes se concretará el traslado de las dos elefantas que quedan en el Ecoparque de Buenos Aires.
Hace poco más de un año, el elefante Tamy se convirtió en noticia a nivel mundial. Y es que desde el Santuario de Brasil iniciaron una campaña de recaudación de fondos para poder terminar de construir el recinto de los machos asiáticos en el lugar (uno de los principales sustentos del santuario es la colaboración y donación de los socios), algo que era indispensable para poder avanzar en el traslado del paquidermo que está en Mendoza. Y la campaña llegó al conocido influencer argentino Santi Maratea, quien también inició una campaña de recaudación para Tamy y su recinto, y que fue récord.
Dos tigres de bengala
Además de los dos elefantes que quedan en el Ecoparque de Mendoza, todavía hay dos tigres de bengala. Se trata de ejemplares que llegaron a Mendoza en el momento en que todavía era el antiguo Jardín Zoológico. Se trata de animales que no son autóctonos de Mendoza y ni siquiera del continente americano.
Por esto mismo es que la idea es hacer un traslado a un santuario especializado en estos animales. Según indicó Mingorance, ya están iniciadas y adelantadas las tratativas con un santuario específico de Sudáfrica, por lo que también serán dos ejemplares que se intentará trasladar cuanto antes –con todos los papeles- para asegurarles una vida en un espacio más similar al de su hábitat natural.
Con los dos tigres, el traslado se haría vía Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Hace un tiempo se trasladó a 10 osos pardos a un santaurio en Estados Unidos.
Camellos y ciervos
En el Ecoparque de Mendoza quedan todavía más de 25 camellos y otra cantidad similar de ciervos. Según especificó Mingorance, también son animales que serán trasladados de este espacio, aunque todavía no se ha decidido a dónde se los llevará.
Lo que sí es un hecho es que, en el caso de los ciervos, serán esterilizados antes de abandonar el Ecoparque.
Cómo viene la reconversión del Ecoparque
Mingorance destacó que el mega plan del Ecoparque –que prevé su reconversión total y la habilitación como un espacio totalmente distinto a lo que era el Zoo- está en marcha. “Estamos en los ajustes finales de la redacción del pliego de licitación. Hay un remanente de 10 millones de dólares que aportó el BID para otro proyecto que se va a destinar para el Ecoparque y ya está la autorización para que así sea. Ya está listo el proyecto ejecutivo y la Nación dio el ‘ok’, por lo que creemos que en 30 o 60 días se va a hacer el llamado a licitación para el Ecoparque”, destacó Mingorance.
El proyecto en que se está trabajando es el que fue elegido en el concurso que se convocó (pertenece a Lesch – Alfaro) y contempla un paseo en el que los animales no sean entretenimiento ni tenga una finalidad recreativa, sino que sea un espacio para que puedan convivir tranquilos en un espacio similar a su hábitat natural. Con los ejemplares autóctonos adaptados al cautiverio de Mendoza se trabajará en recintos especiales y que serán parte del circuito –aunque se respetarán sus espacios-.
En el caso de los pumas, por ejemplo, muchos de estos ejemplares no están en condiciones de ser reinsertados en sus hábitats naturales, ya sea porque no están preparados para interactuar con sus pares o por distintas circunstancias. Ellos se encontrarán localizados en la parte alta del predio, en un lugar que estará cerrado al público y en el que estarán aislados de cualquier ruido o presencia humana.
