Como suele decirse, la vida real supera a la ficción. Y los detalles del asesinato de María Marta García Belsunce -ocurrido el 27 de octubre de 2002 en el country El Carmel, de Pilar (Buenos Aires)- tiene detalles que no se le hubiesen ocurrido ni al mejor novelista policial. Ni mucho menos a un talentoso director de cine del género. Todo esto queda evidenciado no solo en la instrucción y en el día a día, sino que ha sido magníficamente resumido y mostrado al público en Carmel, el documental sobre el caso producido por Netflix y que ha sido uno de los éxitos nacionales en streaming en este año de pandemia y confinamiento.
A poco más de 18 años del crimen que sacudió a toda una familia y al país, sigue siendo un misterio lo que ocurrió aquella tarde - noche en el lujoso barrio privado. Y todo parece indicar que lo seguirá siendo durante varios años más. Y es que en las últimas horas, la Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó el más reciente recurso que había sido presentado en la causa que investiga la muerte de la socióloga, quien tenía una activa participación y exposición en la ONG Missing Children y quien, además, era la hermana del periodista Horacio García Belsunce.
Con el mencionado rechazo, quedó cerrada además la acusación contra el viudo Carlos Carrascosa, quien ya había sido condenado hace 11 años por ser considerado “coautor” del crimen de su esposa aquella fatídica tarde. El fallo, que absuelve definitivamente a Carrascosa, se conoció tras más de siete años de apelaciones a la sentencia del primer debate. En 2007, el viudo había sido condenado por encubrimiento del crimen; aunque dos años después se lo consideró como coautor y fue trasladado a prisión.
Desde entonces, se sucedieron una serie de apelaciones, que desencadenaron en que el máximo órgano jurídico de la Nación ordenara una revisión integral de la causa. Así las cosas, en 2016 se arribó a otro nuevo veredicto, en el que Carrascosa fue absuelto y fueron confirmadas diversas irregularidades en la instrucción.
Con la absolución del viudo -y principal sospechoso para la Justicia desde el minuto cero-, se reactiva entonces la pregunta que todo el país se hace desde hace casi dos décadas: ¿quién mató a María Marta García Belsunce y por qué lo hizo?.
Hipótesis I
Robo seguido de muerte.
Sospechoso: Nicolás Pachelo
Carrascosa no fue el único imputado que debió purgar una condena tras las rejas. El hermano de María Marta, Horacio; su hermanastro, John Hurtig y su cuñado, Guillermo Bártoli estuvieron en prisión también. A ellos se les sumó el primer médico que llegó a la escena del crimen y atendió a la moribunda María Marta, Juan Ramón Gauvry Gordon. Todos estuvieron presos por encubrimiento dos semanas, y luego fueron absueltos.
También la masajista de la víctima, Beatriz Michelini, fue acusada por encubrimiento (limpió con lavandina la escena del crimen, por orden de la familia); aunque también fue absuelta.
Desde el momento, Carrascosa, John e Irene Hurtig (hermanastros de María Marta) y Horacio García Belsunce -es decir, toda la familia de María Marta, incluida su madre- sostuvieron la inocencia de Carlos Carrascosa. Incluso, insistieron en la hipótesis de un robo seguido de muerte y criticaron dura y abiertamente la instrucción del fiscal Diego Molina Pico, quien desde el primer momento centró el asesinato y la lupa de sospechoso sobre Carrascosa.
Encontrar el posible sospechoso para esta nueva hipótesis no resultó nada difícil: Nicolás Pachelo, el “chico malo” de El Carmel. Un vecino que no era querido por el resto del vecindario, que estaba en lo que puede llamarse la “mala vida” (dentro de los parámetros subjetivos de quienes habitan en un country) y que, incluso, era señalado por otros robos en el country.
Precisamente es Pachelo quien -junto con dos vigiladores del country, acusados de coautoría- estará en el banquillo de acusados en el tercero de los juicios del Caso García Belsunce (los anteriores fueron en 2007 y 2011) a celebrarse en 2021. Los tres serán juzgados con la acusación de coautoría del asesinato de la socióloga; en un escenario que es el que sostiene la familia de María Marta desde el primer momento: robo seguido de muerte.
Según se desprende de las algunas declaraciones testimoniales de la causa, cuatro jóvenes que también vivían en El Carmel declararon haberse cruzado con Pachelo corriendo en el interior del country la misma tarde en que María Marta fue asesinada. Y, agregaron, habían visto a la mujer andando en bicicleta; todo en la misma área.
Habiéndose ganado la antipatía de todo el vecindario, a Pachelo lo habían bautizado con el apodo de Voldemort (el villano innombrable de Harry Potter). Entre las acusaciones del boca en boca que pesaban sobre él, lo señalaban como quien se robaba palos de golf de otros vecinos de El Carmel; y hasta lo acusaban de haber secuestrado al perro de Carrascosa y María Marta para pedir rescate.
María Marta García Belsunce era una de las tantas vecinas que quería echar a Pachelo de El Carmel, y -de acuerdo a a hipótesis que llegará a juicio el año próximo-, la mujer llegó a su domicilio en el preciso momento en que Nicolás Pachelo se encontraba en el lugar concretando uno de sus robos. Siempre de acuerdo a esta versión, el “vecino no ilustre” asesinó a la víctima porque ésta lo había reconocido.
La madre de Pachelo se suicidó durante uno de los juicios contra Carrascosa, pero -antes de quitarse la vida- dejó una carta en la que defendía e insistía en la inocencia de su hijo. Esta versión se desentramará en el próximo juicio, que iba a ser este año y fue reprogramado por la pandemia.
Hipótesis 2
La vinculación internacional con el Cártel de Juárez (México) y un mensaje mafioso.
Sospechoso: un sicario, asesino por encargo
Como también nos refresca la memoria el documental de Netflix, una de las primeras hipótesis que planteó Molina Pico fue la de un crimen mafioso con nexos internacionales por demás espurios. Sin embargo, es el propio Carrascosa quien se encarga de refutar -también en Carmel- esta teoría, destacando que ni siquiera el propio fiscal insistió con convicción en este escenario durante el juicio.
Siempre de acuerdo a lo esbozado por Molina Pico, en el crimen mafioso podría haber habido hasta participación del mexicano cártel de Juárez. Para sostener esto, el fiscal sostenía la idea de que María Marta García Belsunce -en su rol de vocal de la sociedad Amigos de Pilar- quería privatizar el Hospital Municipal; lo que le permitiría manejar una caja chica millonaria. De esta manera, la especulación era que un sicario que respondía a la organización criminal mexicana había sido contratado para asesinar a la mujer y dejar sobre la mesa un mensaje por demás claro. Aunque nunca hubo siquiera pruebas concretas de esta posibilidad.
Hipótesis 3
Un mal llamado “Crimen pasional”
Sospechoso: un amante / el mismo Carrascosa
Casi con la misma velocidad con que se planteó la versión del erróneamente llamado “crimen pasional” (nadie mata por pasión, sino que se trata de un asesinato o un femicidio), se desestimó. Este escenario involucraba a un tercero o al mismo Carrascosa como autores. Pero la saña con que fue asesinada María Marta (le vaciaron el tambor de un arma calibre 32) llevó a que se descarte esta posibilidad.
Hipótesis 4
Femicidio
Sospechosos: Carrascosa y la familia (de María Marta).
Aunque recién en 2012 se sancionó la ley 26.791 que creó el delito de Feminicidio -o Femicidio- como causal autónoma del homicidio agravado, tipificándolo como el homicidio realizado contra “una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediante violencia de género”; la versión más fuerte (y por la que fue condenado Carrascosa) se condecía con estas características.
Incluso, y más allá de la reciente absolución, Molina Pico -quien sigue desempeñándose como fiscal en la Unidad Fiscal Flagrancia de San Isidro- todavía está convencido de que Carrascosa fue coautor del femicidio y contó con la ayuda y encubrimiento de los familiares de García Belsunce.
Al momento de enumerar las razones por las que insiste en esta versión -también esto puede verse en Carmel-; destaca la falsificación del certificado de defunción de María Marta, el hecho de haberse desecho del “pituto” (que no era otra cosa que una bala deformada), el haber ordenado que se limpie la escena del crimen, y hasta el haberse tomado el atrevimiento de ordenarle a la Policía no se acerque a la casa.