Por la pandemia, el año ha sido difícil en el plano educativo. Los docentes debieron adaptarse a nuevas formas de enseñar y evaluar, los alumnos a nuevas formas de aprender, y los padres a ser un poco docentes. Transcurrido casi todo el ciclo, las familias creen que sus hijos han perdido contenidos valiosos y que los contenidos dados por enseñados pueden no haber sido bien adquiridos.
Un trabajo nacional le puso números a la situación: 6 de cada 10 familias consideran que los alumnos están perdiendo aprendizajes importantes a causa del aislamiento, tanto en el sector público como en el privado. Pero al mismo tiempo 3 de cada 4 están conformes con la labor de los docentes (ver aparte).
“¡Por supuesto que han perdido aprendizajes! Si en vez de enseñarles una maestra que sabe de pedagogía hemos tenido que enseñarles los padres, que no la tenemos, y lo hemos hecho a los ponchazos”, afirmó Florencia, quien tiene un hijo en cuarto grado y una hija en secundaria.
“Si va a influir a futuro se verá el año que viene pero han perdido también la parte social, que es más importante aún”, destacó.
El informe “Análisis comparado entre educación pública y educación privada en contexto de Covid-19” del Observatorio Argentinos por la Educación realizó un relevamiento entre escuelas y familias de todo el país, que incluyó a Mendoza.
Los autores, Mariano Narodowski, Víctor Volman y Federico Braga, elaboraron un informe a partir de una encuesta nacional que relevó las prácticas escolares de continuidad pedagógica en el contexto de la pandemia en las escuelas primarias de gestión privada. Como no es el primero, han podido realizar comparaciones.
Verónica, mamá de un niño que va a cuarto grado y una adolescente que va a primer año, acepta que influyen diversos factores: “Depende de la maestra, la escuela, el niño, su contexto; es muy subjetivo. Depende mucho de la responsabilidad de los chicos porque mi hija es muy responsable pero algunos compañeros suyos no han mostrado el mismo interés”.
Asegura que a ella le ha ido bien, “pero mi hijo menor está en una primaria privada y es un desastre, malísima la forma de enseñar y dar clases, estresante para los padres por las exigencias de hacer videos permanentemente, con disfraces y otras producciones”, señaló Verónica.
Y continuó: “En Matemática hemos tenido que explicarle las divisiones nosotros porque no las sabía, no aprendió nada. Y en Lengua la corrección de ortografía brilló por su ausencia”. Señaló que otros obstáculos han sido que los chicos no quieren conectarse a clases virtuales con todos los compañeros y algunos problemas de conectividad de los docentes.
Pocas evaluaciones
El relevamiento también expresó que se han realizado pocas evaluaciones durante la instancia de no presencialidad: en 8 de cada 10 escuelas primarias no hubo. En las instituciones de gestión estatal, el 88,5% de los alumnos no tuvieron pruebas este año y en las privadas la proporción es similar: 82%. En los casos de los estudiantes que sí realizaron alguna prueba, 3 de cada 4 evaluaciones recibieron nota conceptual, y sólo 1 de cada 4 fue con calificación numérica.
Sin embargo, en este plano hay quienes sostienen que ha habido cambios en la forma de evaluar y que esto no es necesariamente negativo. De hecho, la Dirección General de Escuelas, ante el nuevo contexto, estipuló priorizar la evaluación atendiendo a su carácter continuo, formativo e integrador, a partir del diagnóstico y las actividades desarrolladas durante este periodo.
En la presentación del informe se citó a Rebeca Anijovich, profesora de la Universidad de San Andrés y de la Universidad de Buenos Aires, quien advirtió que esas devoluciones constituyen una forma de evaluación, aunque los alumnos no rindan exámenes. “Es interesante entender que no tomar pruebas no significa no evaluar a los estudiantes. Se abrió un escenario para abordar la evaluación desde una función formativa como una práctica que nos desafía a pensar si es posible sostenerla al volver a la presencialidad”, apuntó.
En tanto, Gabriela Azar, directora del Departamento de Educación de la UCA consideró: “En las escuelas se ha intentado revalorizar los desempeños parciales y finales de los estudiantes en función de los aprendizajes prioritarios esperables por grado y por área”. Pero, por otra parte, agregó: “Esto puede dispersar el foco de la evaluación y, sin una guía, puede traer aparejado que al retornar al aula no tengamos certezas de lo que los alumnos efectivamente han logrado aprender en la pandemia”.
Marcela, quien tiene dos hijos en secundaria señaló que, por un lado, se definieron contenidos prioritarios, lo que expresa que algunos han quedado afuera. “Pero yo no estoy segura de que los chicos hayan aprendido bien siquiera esos. Hay muchos trabajos en grupo en los que sólo trabajan algunos pero se llevan la nota todos, lo que pasa siempre. Pero además en los individuales, e incluso en las evaluaciones, algunos se han pasado las respuestas”, advirtió.
Esta mamá cree que es muy difícil para los docentes detectar esto. De todas formas, dijo que sus hijos han tenido evaluaciones todo el año pero que han sido múltiple opción y esas les han resultado muy sencillas ya que las resuelven en 10 minutos y no hay otras evaluaciones.
En cuanto al tiempo destinado a la actividad escolar, es en promedio unas tres horas diarias, aunque casi la mitad dedica menos de este tiempo en ambos sectores de gestión.
A Mariela, cuyo hijo egresa de séptimo grado, le inquieta cómo les irá en primer año del secundario. Cree que será un gran desafío para las escuelas lograr equilibrar los saberes de chicos que vendrán de un año en el que se han trabajado menos temas, que deberán sumarse a los del año próximo y que para colmo vendrán de distintos colegios, por lo que seguramente tendrán diferentes niveles.
Conformes con el trabajo de los docentes
Según pudo identificar el Observatorio Argentinos por la Educación, la conformidad con los docentes es elevada, tanto en el ámbito privado como en el público. En el primero, la conformidad con los docentes es de 75,2%, en tanto, en las escuelas estatales es de 71,6%. Menos del 5% se manifestó disconforme.
La mayoría de los estudiantes recibe devoluciones de sus actividades: 66,8% de los alumnos de escuelas privadas y 61,4% de los alumnos de escuelas estatales obtienen siempre una retroalimentación de sus docentes. El porcentaje de estudiantes que nunca recibieron una corrección es bajo: 5,3% en el sector privado y 10,6% en el sector estatal.