El comedor de Las Heras que nació con la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″

El comedor Horneritos asiste con alimentos a familias de El Algarrobal e inmediaciones dos veces por semana. En el peor momento llegaron a preparar comida para más de 1.500 personas por entrega.

El comedor de Las Heras que nació con la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″
Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Mariana Villa / Los Andes. Foto: José Gutiérrez / Los Andes.

Gabriela Carmona (42) ha logrado hacer de la resiliencia una forma de vida. Y es que el 23 de marzo de 2020, cuatro días después de que la Nación dispusiera el aislamiento total tras declararse a nivel mundial la pandemia de Covid-19, esta generosa mujer de El Algarrobal abrió las puertas de lo que, 3 años después, se ha convertido en uno de los espacios comunitarios más importantes de la zona. En ese mismísimo momento en que su comedor abría sus puertas, Gabi no solamente sabía que no podría volver a su trabajo anterior (trabajaba en un café y vendía donas y pastelitos en una escuela), sino que también cayó en la cuenta de que viviría por y para el lugar y quienes más lo necesitaban.

El comedor Horneritos (ubicado en la Manzana B Casa 1 del Barrio Portal del Algarrobal) cumple este jueves, 23 de marzo de 2023, 3 años. Y su importancia y trascendencia han sido vitales no solo en ese distrito de Las Heras, sino en otras zonas vulnerables de las inmediaciones.

Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Archivo Los Andes
Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Archivo Los Andes

“Comenzamos dándole de comer a 30 personas y hoy estamos preparando para 1.267 personas, entre las que se destacan niños, embarazadas y ancianos. En el momento de mayor trabajo, llegamos a preparar comida para 1.596, ese fue el máximo”, resume Gabriela y mientras prepara los festejos por el tercer aniversario, que tendrán lugar este mismo jueves.

“Esta es nuestra pequeña historia. Yo no lo puedo creer, porque nos ha costado tanto. Hay gente que me dice: ‘¿cómo vas a celebrar que hace 3 años tenés que darle de comer a gente que no tiene por sus medios?’ Pero no celebramos eso, festejamos que hace 3 años la gente nos demostró que se puede ayudar, y hace 3 años lo viene haciendo. Estamos dando de comer 2 veces por semana, y sabemos que son 2 veces en las que las familias ahorran lo que pueden para llevar al hijo a la escuela, comprar un cuaderno o material para arreglar su casa”, reflexiona Gabi.

Este jueves, entre las 19 y las 23:30 habrá un “gran festejo, gran” en las instalaciones del comedor. Habrá números artísticos y musicales, y se venderán empanadas y panchos a quienes asistan. Todo es en beneficio a Horneritos, lo recaudado va a ser para seguir trabajando en el comedor”, agrega la solidaria mendocina.

Desde abajo

El 23 de marzo de 2020 será inolvidable para Gabriela Carmona. “Jamás imaginamos que el comedor iba a terminar repercutiendo de la manera en que repercutió. No solamente en lo que tiene que ver con la comida y su necesidad, sino también en lo que es contención, salud y fomentar la cultura. Nuestra idea fue siempre trabajar en ello”, piensa en voz alta.

Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

El lunes 23 de marzo de 2020, Gabi supo que debería darle un giro a su vida. “Mi esposo se había ido a trabajar, mis hijos también –ya que ellos eran esenciales y nunca tuvieron que dejar de trabajar-. Pero, en mi caso, yo era gastronómica. Y mi trabajo se detuvo, cerraron los cafés, las escuelas y yo me quedé sin ese trabajo. En ese momento me di cuenta que no era solo algo mío, sino de mucha gente a la que se le iba a hacer difícil poder seguir adelante sin poder trabajar”, rememora sobre la semilla que terminó por germinar y dar forma al comedor.

En ese momento, Gabi Carmona comenzó preparando comida para repartir a los niños y familias más necesitadas una sola vez por semana. Puchero fue el menú inaugural de Horneritos. “Llamé a las personas que, imaginaba, iban a estar más necesitada por la pandemia y la falta de trabajo. Eran 30 personas al principio, todas del barrio”, cuenta la solidaria referente.

El comedor queda en la casa de Gabriela y su familia, y durante las primeras tres semanas repitieron –una vez cada 7 días- la entrega de comida a esas personas.

“Hasta ese momento, nunca le habíamos pedido nada a nadie y nos la arreglábamos para cocinar con lo que teníamos nosotros. Y fue en esas primeras semanas que descubrí el poder de las redes. Una vecina me sacó una foto haciendo la comida, la compartió y mucha gente se contactó con nosotros para donarnos verduras y fideos. Entonces nos dimos cuenta que podíamos cocinar dos veces por semana en lugar de una”, sigue.

Cada vez más imprescindibles

Tras esas primeras dos semanas, la cantidad de gente que recibía asistencia en Horneritos se triplicó (pasó de las 30 iniciales a 100). “Era muchísimo para nosotros tener a 100 personas que ayudábamos. Gracias a las redes y a la ayuda de la gente, pudimos juntar más mercadería. Y tomamos la decisión de preparar comida casera. Es cierto que tomaba más tiempo y más trabajo, pero también era económica para preparar y más llenadora. La primera comida casera que hicimos fue canelones, ya que nos habían donado acelga y teníamos harina. Hicimos 600 canelones; llevábamos 2 meses y esa fue nuestra primera gran comida” rememora.

Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

En un abrir y cerrar de ojos, las 100 personas a las que se les entregaba comida dos veces por semana pasaron a ser 200. La pandemia seguía avanzando, dejando sus consecuencias y cada vez más gente se quedaba sin trabajo. “También habían comenzado las restricciones y el distanciamiento social, por lo que no la gente no podía agolparse en lugares encerrados. La gente venía a buscar la comida, se la llevaba a su casa. Y, así y todo, algunas veces vino la Policía porque el lugar colapsaba”, agrega Gabriela.

Poco a poco, el trabajo de Horneritos comenzó a viralizarse y a propagarse en redes y medios de comunicación. Mientras se multiplicaba la ayuda que recibían las voluntarias y voluntarios del comedor, lo mismo ocurría con la cantidad de personas asistidas. El detalle es que la proporción era dispareja, y el ritmo de gente que llegaba al lugar era mayor al del material que recibían.

“Nunca pudimos decirle que no había comida a alguien que nos pidiera. Cada 2 o 3 personas que se sumaban a ayudar, 20 o 30 familias se sumaban para que las ayudemos. A los 9 meses de haber abierto el comedor llegamos a tener 1.500 personas que alimentábamos”, recuerda.

Las pastas y los platos caseros se convirtieron rápidamente en “la especialidad de la casa”, y tenía que ver con que eran económicos para preparar y abundantes al momento de saciar el hambre. En contrapartida, se trata de comidas que implican mucho trabajo en su preparación.

Un “nido” que se expande

Así como el hornero (ave) se nutre de lo que tiene a su alrededor para edificar y mejorar su nido, de la misma manera Gabriela Carmona y los otros voluntarios y voluntarias hicieron lo propio con el comedor Horneritos.

Cumplimos un año y todavía no teníamos ni siquiera dónde almacenar lo que nos donaban. Con la ayuda de una persona –que ayuda siempre- pudimos hacer una ramadita para almacenar. Pero no teníamos paredes. Con el tiempo, un señor nos donó ladrillos y material, por lo que pudimos cerrarlo y armar nuestro primer depósito”, acota la referente.

Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: José Gutiérrez / Los Andes

A ello se sumaban los festejos especiales (Navidad, Día del Niño, Reyes Magos), y el desafío era organizar actividades excepcionales y distintas para estas conmemoraciones. “Siempre hemos conseguido juguetes y cosas para repartir, un Papá Noel para Navidad. Y el Día del Niño del año pasado fue sorpresivo y diferente. Se nos ocurrió hacer una torta que no pasara desapercibida y de la que todos los niños del Algarrobal puedan comer. Y la hicimos, ¡pesaba 517 kilos, no podíamos creer la dimensión y la emoción fue enorme!”, dice Gabi.

Solidaridad sin límites

En septiembre de 2022, la comunidad mendocina conoció el caso de Benicio Ragusa Palma, un bebé de –por entonces- 1 año y 9 meses y quien había sido diagnosticado con neuroblastoma (un cáncer infantil que se origina a partir de células nerviosas inmaduras que se encuentran en varias áreas del cuerpo). La esperanza de Beni era un costoso tratamiento en España, por lo que se generó toda una cadena de solidaridad en la provincia, en búsqueda de recolectar el dinero necesario.

Toda la familia de Horneritos se comprometió con la causa. “Recuerdo que un día vi en un estado de WhatsApp la foto de un nene que la estaba pasando mal, que necesita ayuda. Y ahí me di cuenta de que necesitábamos algo más. Ese día conocimos a Beni y quisimos estar acompañando a los más indefensos. Entonces preparamos pastas en Horneritos para regalar a la familia, y que la vendieran ellos para recaudar dinero. Hicimos pastas para entre 1.000 y 1.500 personas. ¡En una semana hicimos más de 800 kilos de pasta!”, recuerda Gabi. Y confiesa que Beni marcó un antes y un después en el comedor.

“A él no lo conozco, pero conocí a su familia. Y cuando lo vimos en Barcelona y que lo habían operado, para mí fue como un sueño cumplido. Así como también lo fue ver cómo la gente se sumaba a colaborar y compraban las pastas”, destaca.

El caso de Juanita –que también movilizó la solidaridad de los mendocinos- es más reciente y también involucra a una niña de la provincia que necesitaba juntar fondos para viajar a España y ser sometida a una compleja operación en sus manos. Y aunque tenían menos tiempo, Horneritos logró aportar lo suyo para ayudar a la niña, que finalmente viajó y fue operada la semana pasada, también en Barcelona.

“Cuando uno ve un puente largo y ve que se mueve y se mueve, hay muchas personas que no se animan a cruzarlo. Pero si una sola persona se anima, es lo más importante, porque los demás la van a seguir. Y es ahí donde cumpliste tu misión”, reflexiona Gabriela.

Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: José Gutiérrez / Los Andes

Otras de las actividades de Horneritos son las visitas solidarias a parajes remotos o rurales, donde llevan los festejos especiales. Incluso, para el último festejo del Día del Niño lograron juntar más juguetes que la cantidad de niños que había en el barrio, por lo que los donaron para niños internados en el Hospital Notti.

“Hay gente que piensa que quienes vienen a los comedores son vagos, que se quedan en su casa a la espera de un plato de comida que les caiga de arriba. Pero no es así, ni tampoco nosotros le solucionamos la vida. Simplemente ayudamos a es agente”, prosigue. Y agrega: “Si me preguntan qué voy a hacer de comer la semana que viene, pues no lo sé. Sé que hoy tenemos y no sé qué vamos a tener la semana que viene. Pero Dios va a proveer con algo”.

Gran festejo, gran

Este jueves, 23 de marzo de 2023, el comedor Horneritos cumple 3 años de vida. Y habrá un gran festejo en el lugar, a beneficio del propio comedor.

“Nos ha costado lágrimas de sangre, pero amo a este lugar. Yo tengo 4 hijos, pero Horneritos es mi hijo también. Lo he vivido, lo he sufrido, he pasado 24 horas. Y a veces me preguntan por qué me enojo por cosas del comedor, y creo que es porque hacemos y no pedimos nada a cambio, solamente que nos tengan un poquito en cuenta”, piensa.

Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Un comedor de Las Heras que nació al inicio de la pandemia cumple 3 años: “Pasamos de 30 personas a casi 1.300″. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

A partir de las 19, en la Manzana B Casa 1 del Barrio Portal del Algarrobal, habrá música en vivo y, entre otros, se presentarán Los Chimeno. “Vamos a hacer empanadas, panchos y papas. Y se van a vender, a beneficio del comedor. Igualmente, a los niños les vamos a dar galletas y pizzas. A cambio también habrá un espectáculo gratuito, la idea es que cada uno pueda aportar su granito de arena”, resume Gabriela.

Los próximos meses no asoman muy simples para quienes hacen Horneritos, ya que con el comienzo de mayo, termina la temporada de trabajo en la cosecha. De esta manera, muchas familias pierden su principal ingreso, por lo que suele ser una época del año en que se incrementa la ayuda.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA