El comedor “Los Horneritos” fundado en plena pandemia por Gabriela Carmona, una vecina de El Algarrobal que puso a disposición de los más necesitados su propio domicilio, sin banderas políticas, cierra hoy sus puertas por falta de recursos y donaciones. Así, quedan 1500 personas, muchas de ellas niños, sin una ración de comida dos veces por semana.
Con toda la tristeza a flor de piel, al borde de las lágrimas, esta madre y abuela que supo construir a pulmón un espacio de contención y solidaridad, dijo, en diálogo con Los Andes, que la pobreza que se observa hoy es incluso más aguda que durante la pandemia por el Covid 19.
“Es más grave y lo podemos percibir con familias que tienen trabajo, incluso dos ingresos, pero no les alcanza. Nosotros brindamos la cena alrededor de las 20 o 20:30 y, aunque parezca mentira, a las 18 empieza a formarse una fila cada vez más interminable. Es doloroso, inexplicable que en este país tan rico la gente tenga que sufrir hambre”, reflexionó.
Ayer, el espacio donde alrededor de 15 voluntarias cocinan habitualmente una enorme cantidad de raciones, elaboró sus últimas viandas después de tres años de trabajo ininterrumpido.
“La gente no tiene dinero, las donaciones se han ido extinguiendo por falta de recursos, la plata no alcanza y, por otro lado, hay una realidad lamentable: mucha gente no cree en nada porque estamos en plena campaña electoral…” opinó.
“Los Horneritos” surgió cuando el hambre y el desempleo comenzaron a acechar en el barrio. Gabriela abrió el comedor en su domicilio del barrio Portal de Algarrobal, manzana B casa 1, en la calle De la Cisternas y Horneros, donde comenzaron a acudir 150 personas.
Hoy, exactamente tres años después, concurren exactamente 1437 almas a retirar su cena, muchas veces lo único que comen en el día. “Armé un espacio destinado al comedor utilizando un pequeño lotecito que tengo al lado de mi casa. Lo hacíamos a la canasta, es decir, recibíamos una bolsa de papa de un particular; fideos de otro; leche de otro… y así subsistimos. También hemos contado con la ayuda del Banco de Alimentos, pero hoy sufre las consecuencias de la crisis”, manifestó Gabriela, quien aclaró que no existe participación alguna de partidos políticos ni de movimientos sociales.
Según dijo, la crisis de este comedor tiene múltiples causas, aunque todas derivadas de lo económico. “Además, como si fuera poco, personas que solían donar se han ido a vivir fuera del país”, acotó.
Durante el tiempo en que funcionó, dijo que sucedieron numerosos hechos gratificantes, solidarios, enriquecedores. “Nos pasaron cosas muy bonitas, hemos hecho campañas, ventas de pastas, celebraciones… en fin”. “¿Qué tendría que pasar para que podamos continuar? En principio visibilizar lo que nos está sucediendo. Sabemos que hay muchísima gente solidaria. Insisto con la aclaración que acá no hay nada político en el medio”, puntualizó.
“Es muy lamentable que estemos atravesando por este descreimiento total de la gente. Pienso que el ciudadano común se indigna cuando observa tanta desigualdad, tantos gastos superfluos en los partidos políticos y tan poco destinado a la gente que sufre hambre”, reflexionó.
Madre de cuatro hijos y abuela de tres nietos, sostuvo que nadie se acerca a un comedor simplemente porque “tiene ganas” para esperar durante dos horas que le sirvan una porción de comida. “Acá se ve el hambre en serio”, amplió, para agradecer y valorar el apoyo de las voluntarias sin las cuales cocinar para tantas personas sería prácticamente imposible.
“Más allá de la profunda tristeza que esta decisión me genera no dejo de sentir también una gran defraudación, sobre todo hacia los políticos que cobran sueldos siderales y no se dan cuenta de que la mejor campaña es alimentar a los que la están pasando mal”, sostuvo. “Durante la pandemia, al menos existía solidaridad. Hoy, además de la pobreza reinante, ya la gente no cree en nada. Es doloroso”, concluyó. Finalmente, sostuvo que nunca fue escuchada cuando pidió ayuda al municipio de Las Heras.
“Acudimos cuando nos necesitan”
El subsecretario de Políticas Sociales del municipio de Las Heras, Osvaldo Oyhenart, reconoció, en diálogo con Los Andes, que desconocía que “Los Horneritos” cerraba sus puertas y aseguró que nadie, ni Gabriela Carmona, ni los coordinadores barriales, comunicaron la novedad.
“Es cierto, es un comedor que trabaja mucho, uno de los más populosos, y además sin colores políticos. Insisto, desconocía esta situación, me estoy enterando en este momento”, manifestó.
Aclaró, de todos modos, que el comedor no depende del municipio. “Le brindamos ayuda con mercadería, pero no depende de la órbita municipal”, diferenció.
Dijo que muchos merenderos y comedores que abrieron durante la pandemia, como en el caso de “Los Horneritos” se autogestionan. “Son espacios que abrieron las mamás de los barrios, las vecinas, pero, en definitiva, espacios de autogestión”, reiteró. “Nosotros no tenemos un régimen ni una obligación, es decir, acudimos cuando nos necesitan con alimentos no perecederos, leche, café, yerba, aceite, azúcar”, aclaró.
Finalmente, dijo que existen en idéntica situación 170 merenderos en Las Heras. “Voy a indagar para saber cuáles son las causas por las que Gabriela Carmona cierra el lugar y nos pondremos a disposición”, advirtió.
Contacto
Quienes deseen llamar o acercarse al comedor pueden contactarse al 2613 13-6783.