El consumo de alcohol en pandemia aumentará las enfermedades hepáticas

El aislamiento hizo que muchos se volcaran a la bebida, lo que generará cuadros graves y una alta tasa de mortalidad.

El consumo de alcohol en pandemia aumentará las enfermedades hepáticas
Especialistas advierten que el consumo de alcohol entre jóvenes “es altísimo” y que inicia, en promedio, a los 15 años. Imagen ilustrativa / Los Andes

Si algo está claro es que a esta misma altura, pero en 2020, nadie se imaginó que el mundo iba a contemplar un drástico cambio a partir de la llegada de una pandemia. El coronavirus causó muchos estragos, entre ellos, la obligatoriedad del encierro que ayudó a evitar contagios masivos pero afectó fuertemente la parte psicológica de cada persona.

El miedo, la ansiedad, la angustia y otros estadios emocionales florecieron durante las restricciones obligatorias, es decir, durante la etapa más dura de la pandemia, y muchas personas, sobre todo jóvenes, comenzaron a consumir más cantidad de alcohol.

Más allá de la decisión que tomó cada uno al refugiarse en el alcohol, lo cierto es que el consumo aumentó a nivel mundial y Argentina no fue la excepción. Pero el problema ahora radica en las consecuencias que deberemos enfrentar a futuro porque, como toda droga, su ingesta causa daños graves.

Recientemente la revista Hepatology publicó un estudio realizado por científicos del Hospital General de Massachusetts, que indica que el aumento de consumo de alcohol durante la primera etapa de la pandemia provocará 100 muertes adicionales y 2.800 casos adicionales de enfermedades hepáticas, relacionadas con el alcohol, para el 2023. En tanto, para el año 2040, los investigadores proyectaron que habrá 8.000 muertes adicionales, 18.700 casos de insuficiencia hepática y 1.000 casos de cáncer de hígado.

“Sí, las enfermedades hepáticas por alcohol van a ir aumentando progresivamente porque el consumo entre jóvenes es altísimo. Hay una adicción ya desde edades tempranas. El promedio arranca desde los 15 años y, evidentemente, eso va hacer que en el futuro haya más patologías”, explicó a Los Andes, Rubén Mocayar, médico gastroenterólogo.

Según indica el Ministerio de Salud de la Nación, en Argentina mueren 8.000 personas al año por enfermedades vinculadas al consumo de alcohol y es el segundo país en consumo de América del Sur: se estima un nivel de ingesta de alcohol puro por persona al año de 9,88 litros.

En jóvenes, la edad de inicio de consumo es a los 13 años y la tendencia es que cada vez sea a menor edad. En personas adultas el mayor consumo se da en hombres, mientras que en adolescentes de 13 a 15 años, el consumo es más alto en mujeres.

“El consumo de alcohol es una problemática que viene en crecimiento incluso desde antes de la pandemia, sobre todo en los adolescentes, pero hoy en día ya se están reportando varios cuadros de afecciones hepáticas, como hígado graso. También trastornos cognitivos conductuales, físicos y de dependencia”, explicó Sergio Saracco, médico toxicólogo y presidente de la Asociación Toxicológica Argentina.

Cuando bebemos alcohol, es absorbido por el estómago y por el intestino, luego pasa a la sangre, impacta en el cerebro y se redirige hacia el hígado para que sea asimilado y transformado en una sustancia inofensiva para el cuerpo. Ese proceso se llama metabolización y le puede llevar horas al hígado realizarlo. Entonces, cuando se sobrecarga a este órgano, con el tiempo se hipertrofia y se deteriora abriéndole la puerta a varias enfermedades, de las cuales algunas pueden ser irreversibles, como la cirrosis.

“Antes las patologías hepáticas por alcohol se consideraban más una enfermedad de los adultos, pero ahora los jóvenes tienen adicciones tanto al alcohol como a otro tipo de drogas. Así que sin dudas va a haber aumento en el tiempo”, advirtió Mocayar.

El alcohol como “escape”

Durante los primeros meses de la pandemia, mientras estuvo vigente el aislamiento obligatorio, muchas personas comenzaron a experimentar cuadros de estrés, ansiedad, angustia y hasta depresión. Una gran parte de la población recurrió al alcohol, entre el encierro y las fiestas clandestinas.

“Uno de los graves problemas del alcohol es que, al ser una sustancia psicoactiva, genera en el cuerpo serotonina y dopamina, que se las suele conocer como ‘las hormonas de la felicidad’. Es decir que el consumo de alcohol actúa en el cuerpo como una sustancia química ansiolítica que me hace olvidar mi estado de ansiedad o angustia y me hace sentir divertido, alegre. Y eso hace que cada vez la persona quiera consumirlo más”, detalló Saracco, quien además es director del observatorio de Salud Pública y Problemáticas de Consumo de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo.

Consumo por atracón

Hoy en día el 50% de la población tiene la modalidad de consumir alcohol por “atracón”, es decir, la persona bebe una medida estándar de alcohol entre una y dos horas. Por ejemplo, en el caso del vino, la medida standard es 100cc, mientras que en la cerveza es de 350cc y en las bebidas blancas es de 45cc.

Según datos de Sedronar, en Argentina el atracón de alcohol tiene una tendencia creciente y en los últimos años se ha triplicado el consumo de bebidas alcohólicas en la población.

“Ya se ha establecido que en el 2050, el 50 por ciento de los pacientes va a tener hígado graso por alcohol. Se trata de la primera etapa de la inflamación del hígado”, concluyó Mocayar.

Cómo saber si padezco una enfermedad hepática

El hígado es un órgano que se necesita para poder vivir y cuando llega a una enfermedad como la cirrosis el paciente necesita ser trasplantado, el problema principal es que hay muy pocos donantes, por lo que la selección de pacientes es sumamente estricta.

“Generalmente el paciente hace una consulta cuando siente miedo porque empezó a presentar síntomas. Muchas veces esto se debe a una ingesta sostenida de alcohol”, detalló el gastroenterólogo.

Como se trata de un órgano que no presenta dolor ni síntomas ante afecciones leves, muchas personas no saben que han comenzado a atravesar una enfermedad del mismo, por eso es muy importante realizar consultas médicas.

El diagnóstico para saber si un paciente está con hepatología se hace a través de un laboratorio con una muestra de sangre llamada hepatograma. Después hay dos métodos para investigar si el paciente tiene hígado graso, fibrosis o cirrosis: el primero a través de fibroscan, que es una ecografía específica, y el segundo con biopsia hepática, que cada vez está más en desuso.

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