Un laburante con un enorme corazón, fundador y presidente del club de Estancieras y Baqueanos de Mendoza que supo combinar su pasión por estos tradicionales vehículos y la solidaridad. Así será recordado Mauricio González por amigos de la vida, del club, la familia, que desde hace una semana debieron despedirse y dejarlo volar.
Mauricio falleció por una neumonía bilateral severa, producto del covid-19 y se fue en cuerpo, pero no en espíritu, el cual quedó desperdigada en cada uno de sus compañeros de cruzadas.
En el 2001 emprendió un desafío con un propósito. Apasionado por las estancieras, fundó la institución y no obstante esto, comenzó a moverse hacia cada rinconcito de la provincia sumando seguidores y compañeros de máquinas dispuestos a ayudar a quienes más lo necesitan.
Fue el mayor de cuatro hermanos, esposo y padre de tres. De gran carisma, supo ponerse en el lugar del otro, de aquellos sin nombres ni apellidos, de grandes y pequeños que esperaban ansiosos la llegada de estancieras. Siempre alentando a seguir por el camino de la solidaridad.
Sin importar el tiempo y el estado de los caminos, él comandaba la marcha de estancieras. Considerado un líder, inspiraba con pocas palabras para ayudar a los sin esperanzas. Organizando caravanas con su bandera argentina siempre en alto, vivió jornadas enteras con sus pares del mismo sentido común.
Pasó el tiempo y el sentido de este club se fue masificando, pasando fronteras. Y en cada mes de agosto, la cita era Mendoza. Con motivo de festejar el aniversario de la institución, estancieras de distintos lugares se convocaban compartiendo su legado, con rumbo a escuelas rurales, albergues de Lavalle y centro de cuidados de adultos mayores.
“Las salidas eran una vez al mes y el primer año se recorrió toda la provincia. Es decir, un mes por cada departamento de nuestra Mendoza, cuyas escuelas rurales con sus comedores nos esperaban, para recibir lo que habíamos colectado. Además de una insignia patria nueva para que flameara en la punta del mástil. Con sol, lluvia, con nieve o viento el club siempre salía a llevar las donaciones”, contó uno de sus hermanos, Pablo, quien es además fotógrafo del club Godoy Cruz Antonio Tomba.
“Él tenía un lema que era que, para ser integrante del club había que llevar a la familia, una tira de asado y el mate para pasarla bien. Porque muchos de otros clubes de vehículos solo participan los hombres”, destacó Pablo González Repetto.
El último gran evento que organizó el club fue el Safari “Lechu Capaldi”, en marzo pasado, de gran convocatoria el cual suele realizarse en Lavalle, San Martin , Rivadavia, La Paz y Maipú.
Hace algunos años, Mauricio recibió una placa de reconocimiento Santa Madre Teresa de Calcuta por su labor solidaria. Y por acciones como esta, es que será inolvidable.