La trágica muerte del empresario egipcio Ibrahim Mahmoud Abdou Saad Khalifa (51), quien se accidentó en una ruta mendocina el 29 de marzo y falleció el lunes pasado tras estar 14 días en la terapia intensiva del Hospital Central, generó una fuerte conmoción. En Mendoza y en todo el país, ya que medios nacionales replicaron la impactante noticia a comienzos de semana.
No solo por las fatídicas características del accidente (la camioneta que guiaba y en la que se trasladaba en soledad colisionó de frente contra una estructura hidráulica en un canal hormigonado en San Martín); sino por el perfil de Khalifa. Nacido en Egipto, era vicepresidente de la compañía Burhan International Latin America Group S.A y estaba radicado en Argentina.
Como cara visible de la compañía, Khalifa había desembarcado en Santiago del Estero y en San Juan, con promisorios acuerdos con los gobiernos de esas provincias y que involucraban fuertes inversiones en campos para producir alfalfa, así como también otros agroalimentos y derivados. Y la fascinación por estos emprendimientos lo trajo a Lavalle hace poco menos de tres años.
Allí compró una finca casi abandonada, la puso en condiciones y llegó a plantar 50 hectáreas de pistacho para su producción. “Mendoza y, en especial, Lavalle era su lugar en el mundo; el que Ibrahim había elegido para disfrutar la vida, sentirse cómodo y en paz”, resume el intendente de Lavalle, Roberto Righi, al recordar al empresario. Y si bien el magnetismo que atrajo a Khalifa hasta Lavalle fue la posibilidad de ampliar sus inversiones; la relación con Righi terminó siendo de “hermanos”, según palabras del jefe comunal de ese departamento.
Como de toda la vida
“Ibrahim fue un amigazo, parece que lo hubiera conocido de siempre; y nos habíamos cruzado hace menos de 3 años. Era un hermano”, rememora Righi a Los Andes.
“Había leído de él y sus inversiones en el campo. Y cuando me enteré de que estaba llegando a San Juan hace dos años y medio, como sabía que estaba trabajando en el tema alimentos; quise conocerlo. Lo invité y le ofrecí algunos lugares para emprendimientos en Lavalle. Así fue como compró una finca abandonada de 800 hectáreas en la zona de Jocolí; y la hizo a nueva. Tenía muchas ideas en mente, pero solo alcanzó a destinar 50 hectáreas para pistacho. Su intención era producir alfalfa (había dado los primeros pasos), papas, cebollas, alimento para bovinos; y también conejos. Tenía muchas ganas, y muchísimos contactos que había hecho para invertir”, recuerda el intendente de Lavalle, y aclara que aún no sale del shock.
A excepción de dos días, durante las dos semanas en que Ibrahim estuvo internado en el Central, Righi fue a visitarlo diariamente. “Estaba grave, se le había roto el esternón y tenía los pulmones comprometidos. Estuvo intubado todo el tiempo. Pero tenía mucha fe de que iba a salir. Lo paradójico es que el domingo previo a su muerte, nos habían dicho que había tenido una leve mejoría. Pero cuando el lunes me llamó el médico de guardia, antes de atender supe lo que había pasado”, agrega. “¿¡Quién iba a imaginar que se iba a ir así!?”, continúa con dejos de desconsuelo.
Durante los últimos días, Righi ha acompañado a Clara (la esposa de Ibrahim) para avanzar en los trámites de repatriación del cuerpo de su amigo. “Lo van a llevar a El Cairo, para que descanse junto al cuerpo de su padre”, acota el intendente de Lavalle. “Ibrahim quería muchísimo a su papá, siempre hablaba de él, y hasta llevaba una foto de él en el auto cuando viajaba”, sigue. Ibrahim y Clara tienen, además, un pequeño hijo; Ismael, de 2 años.
Su lugar en el mundo
Aunque su epicentro comercial y financiero estaba Buenos Aires (donde estaba la oficina de la empresa), Khalifa viajaba periódicamente a Mendoza. Y llegaba a pasar 15 días de corrido refugiado en su finca de calle Los Sanjuaninos, en el distrito del norte lavallino. “Cuando estaba en Mendoza, día por medio nos juntábamos a comer. Le encantaba cocinar (pescados, mariscos, todo tipo de comidas elaboradas), y siempre me invitaba a la finca. Inspiraba mucha confianza y sensibilidad, siempre estaba cantando, de buen humor; y se fue profundizando el vínculo. De hecho el sábado previo al accidente (sábado 27 de marzo), preparó como 5 kilos de conejo envuelto en hojas de repollo; siempre andaba muy feliz”, recuerda con emoción Righi.
Las últimas fotos que el intendente de Lavalle se tomó con Ibrahim Khalifa son de esa reunión sabatina. Y se los ve abrazados y sonrientes en la finca del empresario; al tiempo que el egipcio viste una túnica característica de su tierra natal.
El accidente y el “aviso”
El trágico siniestro vial que dejó en coma a Ibrahim Khalifa tuvo lugar el lunes 29 de marzo, pasadas las 16:30, en el carril Chimbas (a la altura del ingreso a Tres Porteñas, San Martín). Según reconstruyó un testigo del accidente, Khalifa circulaba en la misma dirección que él cuando, en un momento, lo sobrepasó a alta velocidad. Y fue en ese momento en que impactó con un “sifón” hidráulico de un canal hormigonado.
“Iba solo, e iba hablando con un amigo. En un momento este amigo escucha un fuerte ruido y se corta la comunicación. Preocupado, el hombre fue hasta la finca y le contó a su esposa; y cuando Clara lo llamó a su celular, atendió la enfermera y le dijo que iban en la ambulancia. Le contó lo que había pasado, y ahí nos enteramos. Fue realmente terrible”, rememora el intendente de Lavalle.
Y casi en el acto –y sin explicación aparente-, recuerda un momento un tanto atípico que vivieron hace cerca de dos meses; cuando ambos circulaban en camioneta por la zona de Tunuyán. “Es un momento que me quedó y me va a quedar siempre grabado. Íbamos por una calle y, de la nada, apareció un caballo en la mitad del camino. Se paró y no nos dejaba pasar. Primero se asomó por la ventanilla del lugar de Ibrahim (él iba manejando) y olfateó. Después se vino de mi lado y metía la cabeza dentro de la camioneta. Así estuvo como 10 minutos hasta que se corrió y pudimos avanzar. Pero íbamos despacito, y él camino un rato a la par nuestra. No sé si fue un aviso de algo o qué, pero no me voy a olvidar más”, sigue Righi.
“Se ha ido un amigo del alma, un tipo con un gran corazón, con ganas de hacer cosas y con mucha inteligencia”, cierra.