La postal se viene repitiendo hasta estos días: madres y padres preocupados ante las dos semanas en las que sus hijos, aquellos que sí aprobaron los contenidos del año, no irán más a la escuela y quedarán en una suerte de “limbo” entre el próximo lunes y el comienzo de las colonias de verano, en su mayoría, previsto para mediados de diciembre.
Las quejas y las dudas han sido parte de las consultas en los últimos días, sobre todo en el nivel primario de diferentes colegios privados, donde muchas familias consultan si, por abonar la cuota y aguinaldo de diciembre, podrán dejar a los pequeños en la escuela, como una suerte de “guardería optativa” para así poder cumplir con sus obligaciones laborales afuera del hogar.
Es que este viernes terminó el dictado de clases en Mendoza para aquellos estudiantes de nivel primario y secundario que rindieron bien los integradores y no tienen trayectorias débiles, es decir, no adeudan contenidos. El resto culminará el viernes 13 de diciembre, según dispuso la Dirección General de Escuelas (DGE) en el Boletín Oficial para este ciclo lectivo.
Y sí, este año se “adelanta” una semana el final de clases, con respecto al año pasado, cuando las clases obligatorias concluyeron el jueves 7 de diciembre ya que se daba por cumplido así un mínimo de 180 días de asistencia al aula, tal como establece la resolución 451 del Consejo Federal de Educación. Lo mismo ocurre en este ciclo. Según plantean desde la DGE, el inicio de clases 2024 fue a fines de febrero y el objetivo de días de dictado también ha sido cumplido.
Dos semanas en el “limbo”
Para muchas mujeres que trabajan y están a cargo del cuidado de los hijos, el adelanto de una semana en el cierre de ciclo no deja de ser un “dolor de cabeza”, ya sea para encontrar gente de confianza que quede a cargo de sus hijos, desembolsar dinero extra para una niñera, o pedir días de licencia.
“Es raro. La mayoría de las madres trabajamos en la actualidad y se complica encontrar cuidadores de confianza durante dos semanas hasta que comience la colonia de verano. Creo que me pediré días en el trabajo. Buscar una niñera no puedo, no me da el presupuesto. Los colegios podrían recibir a algunos chicos, ya que la institución sigue funcionando y a muchas madres se nos complica”, se quejó a Los Andes Marisa, diseñadora, madre de dos niños que van a un colegio privado laico de Godoy Cruz.
Ana Paula tiene 42 años, su hijo Agustín 8, y va a un colegio privado religioso del Centro mendocino. Madre soltera, trabaja en una agencia de turismo y no tiene vacaciones hasta febrero próximo. Natalia, oriunda de General Alvear, no tiene familiares en Mendoza y confiesa sentirse “colapsada”, ya que no sabe adónde ni con quién dejar a su pequeño durante las dos semanas libres hasta el inicio de la colonia.
“Me encantaría tener el tiempo para estar con él, pero no puedo. Trabajo todas las mañanas y mi pareja todo el día. No tengo una red familiar acá en Ciudad. En el colegio no me dan la opción de recibirlo porque Agustín sacó todo 10. Creo que podrían hacer una excepción para las familias que no tenemos opciones de cuidado. Pagamos un mes sin llevar a nuestros hijos”, apuntó Ana Paula.
El mapa también se complica para las familias que tienen hijos repartidos entre el nivel primario y el nivel inicial, ya que la fecha de finalización de clase también es diferente y, por tanto, en materia de logística, se plantea otra complicación.
En nivel inicial se culmina el 6 de diciembre, es decir, una semana después que los chicos sin trayectoria débil y una semana antes que los que adeudan contenido. “Para mí es un lío. Vivo lejos de la escuela y tengo que llevar a mi hija de 5 años y mi hijo de 11 ya no tiene que ir. Hemos decidido que no vaya la más chica y que los cuide mi mamá por dos semanas. Es mucho porque mi mamá ya es grande y dos semanas no es poco para ella. Pero, al menos, tengo esa opción”, contó Carla, cuyos hijos van a una escuela privada doble jornada en Guaymallén.
“No es optativo que los chicos continúen”
Si bien desde la Dirección de Educación Privada de la DGE no habló ningún funcionario, en esa cartera insistieron sobre el cronograma oficial, la resolución y el cumplimiento de los días en el aula. “Las escuelas privadas tienen un calendario y es único para escuelas de gestión privada y de gestión pública. El calendario está planteado para que terminen las clases los chicos que no adeudan contenidos hasta el 29 de noviembre, en el caso de la primaria y secundaria. El 6 de diciembre termina nivel inicial. Así se ha planteado el calendario escolar 2024. No es optativo que los chicos continúen. Deben continuar, según calendario, los chicos que adeuden contenidos; es la etapa de intensificación de saberes”, sentenciaron desde la DGE.
Sobre la queja de algunas familias sobre pagar un mes completo cuando sus hijos ya no tienen que ir a clase, el Gobierno escolar aclaró contundente: “La cuota 10 para las escuelas con aporte, que es diciembre, se cobra porque está en el contrato pedagógico, por más que el chico haya terminado bien. Se paga igual porque, cuando la familia elige un colegio privado, se compromete a hacer el pago de la cuota porque los docentes tienen que cobrar ese mes”.
Para la secretaria general de Sadop, el sindicato que nuclea a los docentes privados, Luisa Nasif, el cronograma oficial no es discutible ni factible de ser cuestionado o intervenido por el sindicato, aunque insiste en que la calidad educativa no depende de la cantidad de días que se cursa en clase. “La fecha de finalización de ciclo lectivo es decisión del Gobierno. Lo que sostenemos nosotros es que más días de clases no es igual a mejor educación. Hay que resolver muchas cosas para que haya calidad en la educación. Eso no resuelve nada, ni garantiza que haya más educación”, analizó.
Para algunas madres, como Gabriela, de 48 años, con tres hijos (una en nivel primario, otra adolescente con materias aprobadas y otro adolescente con contenidos adeudados), diciembre será, al menos, “un mes caótico”.
Mientras tanto, aún busca alternativas de cuidado entre la red familiar, amigas y otras “mamis” del colegio de sus hijos. “En definitiva, son dos semanas de lío y después termina. Se pasan volando. Eso ruego”, cierra, entre la risa y la preocupación.
