Fue sacerdote, pero también dado a los amores y padre de varios hijos con distintas mujeres. Fue un soldado de notable bizarría, peleó contra los malones y fue uno de los más feroces defensores del bando federal en tiempos convulsionados de la naciente Argentina. Fue, tal vez, una de las grandes figuras de la historia mendocina. Y, sin embargo, aunque abundan calles, escuelas, lugares, plazas y monumentos dedicados a los más variados y a veces nimios personajes de nuestra provincia, ninguno de ellos está dedicado a él. Hablamos de José Félix Aldao, quien ahora es el protagonista de una novela de Jaime Correas publicada por la editorial porteña Marea y que se presenta hoy en el Museo Carlos Alonso.
Bajo el título Fraile Aldao. Un general de la Santa Federación, el libro de Correas (periodista, autor de varios libros de ensayos y una novela, además de exdirector de Escuelas de Mendoza) se ubica en ese límite impreciso entre la ficción y la historia que busca, de lo primero, la agilidad y los recursos más fructíferos de la narrativa; mientras que, de lo segundo, el rigor documentado y la intención de retratar a un personaje complejo y fascinante.
Justamente esa tensión entre la narrativa propia de la novelística y el puntilloso cuidado de que todo tenga su basamento en la realidad ubica a Fraile Aldao en un territorio que, si bien no es tan explorado, tiene antecedentes ilustres como Truman Capote, Rodolfo Walsh o, más recientemente y en una vertiente más cercana a la de Correas, Tomás Eloy Martínez.
Este último solía decir que siempre se sintió atraído por “los límites, el borde, la penumbra que hay entre la realidad y la imaginación” y que siempre su preocupación fue “saber por qué ciertos hechos que parecen corresponder sólo al orden de la ficción suceden en la realidad, o de qué manera la realidad impregna, aun involuntariamente, las ficciones”.
Esa poética, que Martínez ensayó en La novela de Perón o Santa Evita encuentra un perfecto sucesor en este libro en el que Aldao va dibujándose con un relato en el que no se esquiva el uso de la elipsis, la tensión, el escamoteo, y también los diálogos (aunque muy medidos) y la incorporación de voces diversas que escapan de la tercera persona narrativa mediante cartas y documentos citados no de manera “académica”, sino como un recurso narrativo más.
Hernán Brienza, director de la colección de Marea en la que aparece este libro (Colección Los Caudillos) apunta acertadamente en el prólogo que Correas “navega de manera magistral entre la historia y el relato para reescribir el mundo de Aldao. Tras una exhaustiva investigación histórica y documental, recurre a la narración para darle vida a la figura impulsiva, pasional y contradictoria del fraile”.
Correas ya había probado sus armas en estas lides. No sólo las de Aldao (de quien sumó un texto en Historia de caudillos argentinos, volumen colectivo publicado por Alfaguara en 1999), sino las de ese punto justo en el que la historia pide a la ficción armas propias para desplegarse. En su caso, el autor del premiado ensayo Cortázar en Mendoza lo hizo con una novela en la que los bordes están más que borrados, y se titula Los falsificadores de Borges.
Como sea, al final del texto en el que la propia vida convulsiva y revulsiva lleva las riendas, poco importa qué terreno estamos pisando, si el de la leyenda o el de la realidad. Como dice el periodista (justamente) Maxwell Scott en la inmortal película Un tiro en la noche, de John Ford: “Cuando la leyenda se convierte en realidad, impriman la leyenda”. Esta leyenda se llama Fraile Aldao y ya está puesta en letras de molde.
Fraile Aldao. Un general de la Santa Federación será presentado este lunes 5 de diciembre a las 19.30, en el Museo Carlos Alonso-Mansión Stoppel (Emilio Civit 348, Ciudad). Participan de la presentación Julián Imazio y Paula Belloso.