El día y la rutina de muchos mendocinos y muchas mendocinas gira en torno de lo que ÉL (con mayúscula) diga en la televisión, todos los días y a primera hora. Hay, incluso, quienes deciden cómo vestirse antes de salir de sus hogares de acuerdo a las palabras exactas que él enuncia frente a la cámara. Porque el rol del meteorólogo es así.
Hablamos de Fernando Jara, el didáctico, humilde y polifacético meteorólogo mendocino que cada mañana brinda el pronóstico del tiempo en la pantalla de Canal 9. Y quien, además, se suma con complicidad a las ocurrencias de sus compañeros. ¡Si hasta tiene una canción en su honor que ha bailado frente a cámara!
Pero Jara tiene un “Lado B”, un costado poco conocido y con el que se gana la vida desde joven (incluso, adolescente). Se trata de la profesión fue le permitió estudiar meteorología y dedicarse a esta gran pasión en su vida. Y es que Jara es Maestro Mayor de Obra (MMO) y gasista matriculado, y combina ambas profesiones en las que encuentra la felicidad.
“He hecho de todo lo que te puedas imaginar en mi vida. Empecé como albañil ayudando a mi viejo, Juan José Jara, trabajé en una panadería, en un tostadero de maní. Y hasta limpié baños en el aeropuerto de Buenos Aires mientras estudiaba meteorología para poder mandarle plata a mi esposa y mis hijas en la época de la Crisis del 2001”, repasa el meteorólogo, quien no tuvo otra que aprender a soltarse frente a la cámara y convertir el carisma en “caradurez”.
A los 55 años, Jara sigue trabajando como meteorólogo y como MMO y gasista matriculado. Y, entre risas, recuerda cómo fue que decidió estudiar meteorología.
“Un día, cuando ya había terminado el secundario, estaba mirando televisión y vi que la Fuerza Aérea necesitaba personal para ingresar a Protección al Vuelo, que son todas las tareas de torres y plan de vuelo. Me interesó, me inscribí y, cuando me citaron a la entrevista, me dijeron que ya no estaba ese cupo, sino para meteorología. ¡Y acepté con todo gusto!”, rememora Jara.
De hecho, la noche anterior a esa entrevista el joven de 18 años apenas había leído muy poquito sobre “los meteoros de la atmósfera”.
“Ni sabía lo que era, ¡creí que eran los meteoritos!”, agrega, casi entre carcajadas. Tras ser seleccionado, pasó a una segunda etapa ya en Buenos Aires e ingresó a la Fuerza Aérea con grado de oficial.
“Fue en 1989. Por entonces el Servicio Meteorológico Nacional dependía de la Fuerza Aérea, y yo empecé limpiando termómetros, destinado al Aeropuerto de Mendoza”, agrega Jara.
POLIRUBRO
Antes de cumplir 13 años, Fernando Jara -quien vivía en San José (Guaymallén) con sus padres y sus hermanos- comenzó a ayudar a su papá en la construcción. Él es el tercero de 5 hermanos (los mayores son Juan y Mario, quienes también trabajaron con su padre en la construcción, mientras que le siguen Elcira y Celeste).
Fue en ese momento cuando adquirió la vocación por el trabajo, más después de que su mamá, Rosa Elena Correa (alias “La Morocha” y quien cumplirá 89 años el 18 de agosto) se dedicara plenamente a ser ama de casa para encargarse de sus hijos.
Pero a los 13 años, y mientras estudiaba en la escuela técnica ENET 1 de San José, decidió cambiar de rubro y empezó a trabajar en una panadería.
“Después empecé a trabajar en el tostadero de maní Valverde. En invierno preparaba el café para repartir a los vendedores, y en verano cargaba los camiones para los heladeros”, resume.
A los 18 años, en la escuela técnica Ingeniero Álvarez Condarco, Fernando Jara se recibió de Maestro Mayor de Obra (MMO) y gasista matriculado. Y fue a partir de entonces que empezó a dedicarse a ello. Aunque también fue en ese momento cuando tuvo su primer acercamiento a la meteorología.
Por entonces, el legendario Luis “Nilo” González era la gran eminencia mendocina en meteorología, y fue él quien inspiró a Jara.
SUS INICIOS EN LA METEOROLOGÍA
Luego de sus inicios limpiando los termómetros de la estación del SMN en el Aeropuerto de Mendoza y ayudando con las observaciones, Fernando Jara recibió la habilitación como “Auxiliar observador meteorológico”. Y a comienzos de la década del 90, se convirtió en observador meteorológico de superficie.
Trabajaba por turnos, que iba mechando y combinando con el que, por entonces, era su principal trabajo, el de Maestro Mayor de Obra.
Ya en 1993, Jara completó el curso de radiosondeo y salía en globo aerostático a recorrer y tomar los datos de corte vertical. “Estaba Julio Robles, que fue pronosticador en Los Andes mucho tiempo. Yo no era pronosticador, venía a ser como el ‘enfermero’ que anotaba los datos”, cuenta sonriente.
También en 1993 fue derivado a la estación Agrometeorológica del SMN en San Martín. Y entre fines de 1995 y febrero de 1997 completó su primera misión en la Antártida. Fue en la Base Belgrano 2, donde se desempeñó como observador meteorológico y de ozono.
“Es la base más austral de la Antártida Argentina, está a 1.300 kilómetros del Polo. Fue más de un año, en el que tuve 5 meses de noche total, 5 meses de día total, un mes de amanecer y un mes de atardecer”, repasa Jara. Por entonces ya estaba casado con su esposa, Eliana Lemos, y había tenido a su primera hija Eyén, quien tenía 2 años cuando el mendocino estuvo en la Antártida.
De regreso en Mendoza, Jara fue derivado otra vez al Aeropuerto de Mendoza, donde completó el curso de auxiliar y ploteador de pronóstico.
LA CRISIS, LA PROFESIONALIZACIÓN Y LA IMPOSIBILIDAD DE VIVIR CON UN SOLO TRABAJO
En 1998, Fernando Jara obtuvo una beca para estudiar Meteorología en la Universidad de Buenos Aires. Así fue como finalmente le dio un título a aquello que ya se había convertido en una pasión (concretamente, el título fue el de Pronosticador Meteorológico Universitario, orientado a la aeronáutica.
Y, más que nunca, debió dedicarle mayor esfuerzo y dedicación a su trabajo como Maestro Mayor de Obra, puesto que era el sostén de una familia y que con un solo sueldo no alcanzaba (algo que pareciera ser una constante cíclica en Argentina).
“Previo a la crisis de 2001, mi mujer y mis hijas -ya había nacido Oriana, y todas habían viajado a Buenos Aires conmigo- se tuvieron que volver a Mendoza. Y yo me quedé allá, estudiando y trabajando para mandarles plata”, repasa aquellos años difíciles.
“Mientras estudiaba allá, laburaba limpiando baños del aeropuerto de Aeroparque, además”, acota Jara.
En 2001, Fernando se recibió de Pronosticador Meteorológico Universitario (“ni licenciado, ni doctor”, aclara). Y estuvo un año viviendo en Buenos Aires, haciendo pronósticos aeronáuticos internacionales en el Aeropuerto de Ezeiza, de cabotaje en Aeroparque y en San Fernando.
Los últimos 3 meses de estadía allá los pasó desempeñándose en la central que confecciona los pronósticos para todo el país. Hasta que en 2002 fue trasladado al Aeropuerto de Mendoza, donde se desempeñó hasta el año pasado.
A esta experiencia, de por sí amplia, sumó dos años -entre 2005 y 2007- como pronosticador de la Dirección de Contingencias Climáticas de Mendoza y en el SMN.
FERNANDO, EL CONSTRUCTOR
La otra pasión de Fernando Jara es la construcción. Como Maestro Mayor de Obra y gasista matriculado, desde joven ha llevado este oficio a la par de la meteorología. “Solo lo dejé cuando estuve en la Antártida”, acota, con orgullo. Y aclara que sigue inscripto en el colegio de técnicos.
Ya sea llevando el control de carpetas técnicas de obras o de gas, desde 1987 Jara se ha dedicado a la construcción. Incluso, cuando era joven aún, acompañaba a su tío con las carpetas técnicas de plomería.
“Mi sueño hubiese sido ser arquitecto, pero me fue difícil estudiar esa carrera, ya que tenía que buscar una salida laboral. Hoy en día agradezco haber tenido la posibilidad de este regalo que me dio la vida de poder acercar a la meteorología a toda la gente. Me significó mucho sacrificio, a mí y a mi familia. Más de un año en la Antártida, más otro año solo en Buenos Aires”, destaca, emocionado, Fernando.
En 2020, entre enero y marzo, Jara regresó a la Antártida. Esta vez como pronosticador en la Base Marambio.
Y cuenta, con una imborrable e indisimulable sonrisa, que sus dos hijas son arquitectas (Oriana se recibirá este viernes, 9 de agosto).
EL METEORÓLOGO DE LOS MEDIOS
“Me pasa de ir a laburos en la construcción y que la gente me diga: ‘¡vos sos el que da el tiempo en la tele!’. Me pone contento que la gente me reconozca”, sigue, sonriente, Fernando.
En 2003, como reemplazo de la eminencia Julio Robles -quien se jubiló-, Jara comenzó a trabajar en Los Andes. Y estuvo en el diario hasta 2018, cuando se sumó como meteorólogo en Canal 9.
Previamente tuvo un breve paso por Canal 7, por lo que no es erróneo decir que Jara es el “hombre del tiempo” más famoso de los medios de Mendoza. Además, es el encargado de los pronósticos meteorológicos del canal LN+.
“Al principio me costaba el tema de soltarme en cámara, no te voy a mentir. Y aún a la fecha me cuesta un poco. Pero me gusta, me han hecho canciones, memes, stickers”, cuenta. “Me siento cómodo, la paso bien y trato de dar lo mejor posible”, agrega Jara.
Para el cierre de la charla, y ante la inevitable consulta de si se queda con la construcción o la meteorología -las dos profesiones de las que Jara ha hecho su estilo de vida-, Fernando piensa bastante antes de dar la respuesta. Pero no lo duda.
“Elijo la meteorología”, concluye, con convicción.