En la Argentina y en Mendoza, las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte en la población adulta. De acuerdo con datos aportados por el Ministerio de Salud de la provincia el 45,5% de las personas entre 30 y 79 años son hipertensas y sólo el 15% se controla. Estas cifras encendieron las alarmas de la política sanitaria a nivel nacional y se aplicará una estrategia global de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para la detección temprana y oportuna de la enfermedad, denominada la iniciativa Hearts en Las Américas.
A partir de 2023, en los centros de salud públicos y los consultorios se hará un control de la presión arterial en cualquier tipo de consulta, siguiendo los procedimientos de la OPS para la prevención y detección a tiempo de estas enfermedades crónicas.
La secretaria de Salud, Yanina Mazzaresi, dialogó con Los Andes y comentó que los primeros resultados comenzarán a verse a principios del año que viene, dado que actualmente están enfocados en la capacitación del personal.
“Vamos a salir a buscar a los hipertensos que no tienen la enfermedad declarada porque la tendencia a nivel mundial es que hay un crecimiento, lo que ocurre es que es muy silenciosa y sin un chequeo regular el paciente se entera de que la tiene cuando hay consecuencias. La idea es llegar antes y no a criterio sino con reglas estandarizadas”, señaló Mazzaresi.
La funcionaria también destacó que como parte de esta estrategia también se buscará a las personas que tienen problemas de presión y que se vienen medicando a veces sin controlar correctamente esta dolencia.
“Mendoza se va a sumar a un procedimiento que está probado y que cuenta con una gran evidencia científica con la medicación combinada. Si da resultado el tratamiento que ya viene haciendo el paciente seguirá igual, pero hay personas que no y se les ofrecerá esta otra posibilidad”, afirmó la funcionaria de la cartera de la ministra Ana María Nadal.
En paralelo, el Ministerio de Salud viene implementando una red de “telecardio”, con el objetivo que tanto un mendocino que viene en el Gran Mendoza como en el Sur acceda al mismo diagnóstico y tratamiento.
Los principales factores de riesgo que desencadenan las enfermedades cardiovasculares son el sedentarismo, el tabaquismo, la presión arterial alta, la obesidad, el estrés, la diabetes, el colesterol y la mala alimentación.
Su prevención implica un abordaje integral, como realizar chequeos médicos periódicos, control de factores de riesgo, dieta saludable, evitar el cigarrillo y el alcohol y realizar actividad física.
Tras la pandemia, volvieron los pacientes a la consulta
El médico cardiólogo Alejandro Saracco, quien se desempeña en el ámbito privado, manifestó que, al finalizar la pandemia de coronavirus, los pacientes volvieron a hacerse los chequeos de rutina, viéndose con frecuencia las enfermedades como el colesterol y las cardiovasculares.
Saracco destacó la iniciativa Hearts que tiene un 90% de efectividad y que pone en el centro, no sólo al médico, sino a todo el equipo de salud en una interacción con el paciente para un efectivo control de la presión arterial.
“Toda la red de salud se está capacitando con este cambio de paradigma, que pone énfasis en los controles periódicos y en una evaluación de cómo funciona la medicación combinada con dos fármacos, haciendo un seguimiento del efecto en el paciente”, sostuvo el profesional que participó este martes de una de las capacitaciones.
En su opinión será un desafío implementar en todo el sistema el control de la presión arterial con la recomendación de tensiómetros digitales, “como también brindándole información al paciente para que se empodere y más allá de tomar la medicación, se controle, cómo hoy lo hace el diabético”, graficó.
La experiencia ya se implementó en California con buenos resultados y se espera que luego de la hipertensión arterial también pueda aplicarse a la diabetes.
Por último, ante la consulta de si es frecuente el uso de viagra en pacientes hipertensos como parte de las disfunciones que han aumentado, producto del estrés, afirmó: “La tendencia es ascendente y también llegan por la interconsulta con otros especialistas. Vemos que es una realidad de estos tiempos, la presión económica, laboral que se suma a la vida íntima y de la cual una droga muchas veces no es la solución, sino el tratamiento psicológico”.
