El papa Francisco declaró oficialmente santa a María Antonia de San José de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, la primera mujer argentina de la historia en ser canonizada, y la destacó como “un modelo de fervor y audacia apostólica”.
A las 5.45 de la Argentina, frente a cientos de peregrinos argentinos presentes en la Basílica de San Pedro, el Papa convirtió oficialmente en santa a Mama Antula al leer en latín la elevación a los altares de “Beatam Mariam Antoniam a Sancto Ioseph de Paz y Figueroa”.
“En honor de la Santa e individua Trinidad, para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y Nuestra, después de haber reflexionado largamente, invocado muchas veces la ayuda divina y escuchando el parecer de numerosos hermanos en el Episcopado, declaramos y definimos Santa la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa y la inscribimos en el Catálogo de los Santos, estableciendo que en toda la Iglesia sea honrada devotamente entre los santos”, proclamó el Papa.
Con esa fórmula, nacida en lo que entonces era la provincia de Tucumán en 1730, actualmente Santiago del Estero, y fallecida en Buenos Aires en 1799 se convirtió en la primera santa de la historia del país.
Miles de personas se congregaron en la Basílica de San Pedro para la celebración eucarística de casi dos horas de duración presidida por el pontífice y en la que estuvo, entre otras autoridades, el presidente Javier Milei, que fue buscado por muchos fieles para sacarse fotos.
Cerca de 400 fieles llegados desde la Argentina, algunos con banderas nacionales, ocuparon las primeras filas de la Basílica con estampitas de la inminente santa, a la que los obispos argentinos consideraron esta semana como la “Madre Espiritual de la Patria”.
Durante la homilía, el Papa destacó que la nueva santa “caminó miles de kilómetros a pie por desiertos y calles peligrosas”, al tiempo que la calificó como “un modelo de fervor y audacia apostólica”.
Además, Francisco subrayó el trabajo de la nueva santa por la “vida digna” de los pobres a través del trabajo y la justicia y el pan cotidiano y, en un pasaje con contenido social, lamentó “cuántas personas que sufren encontramos en las veredas de nuestras ciudades”.
“Y cuántos miedos, prejuicios e incoherencias, aun entre los que creen y se profesan cristianos, contribuyen a herirlas aún más”, denunció tras advertir por la “lepra del alma; una enfermedad que nos hace insensibles al amor, a la compasión, que nos destruye por medio de las gangrenas del egoísmo, del prejuicio, de la indiferencia y de la intolerancia”.
Además del Presidente y de una comitiva del Gobierno nacional, también participaron de la ceremonia, entre otros, el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, y el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri.
También participaron como concelebrantes del Papa los cardenales argentinos Víctor Manuel “Tucho” Fernández y Mario Poli; el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, el obispo de Santiago del Estero Vicente Bokalic Iglic y el titular de Cáritas y obispo de Quilmes, Carlos Tissera, entre otros religiosos del país.
Mama Antula se convirtió en santa luego de que en octubre pasado Francisco aprobara un milagro atribuido en la sanación de Claudio Perusini, quien se recuperó de un “ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico” gracias a la intercesión de la laica consagrada.
La recuperación de Perusini, que había sido alumno de Jorge Bergoglio y hoy estuvo presente en la Basílica, no tuvo explicación médica, según la junta de profesionales del Vaticano, por lo que se reconoció el milagro de Mama Antula, informó Télam.
En la biografía oficial que se leyó en la misa, la Santa Sede destacó que “María Antonia de San José de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, nació en 1730 en la provincia de Tucumán, en Argentina” y que “se tienen pocas informaciones de su infancia y juventud”.
“Enferma, pero feliz de haber realizado lo que más deseaba, es decir, la casa para los ejercicios espirituales en Buenos Aires, el 6 de marzo de 1799 hizo escribir su testamento y al día siguiente entregó su alma a Dios”, agregó el texto, que también resaltó que “se calcula que en ocho años de actividad organizó ejercicios espirituales para más de 70.000 personas”, tras haberse enfrentado con las autoridades políticas y eclesiásticas de la época luego de la expulsión de los jesuitas del territorio del virreinato.
Mama Antula ya había sido declarada beata en 2016, con una ceremonia en Santiago del Estero, luego de que se aprobara un milagro en la curación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, la hermana Rosa Vanina, quien habría recuperado la salud en 1904 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación.