Tan sólo un día después de que Mafalda, su hija pródiga cumpliera 56 años (aunque siempre será aquella simpática niña que incomoda y deja a todos pensando con sus dudas y planteos); falleció esta mañana Joaquín Lavado, a quien el mundo entero conoció como Quino. El dibujante mendocino, nacido el 17 de julio de 1932, tenía 88 años y vivía en Luján de Cuyo. Y tanto con Mafalda y sus amigos como con su sutil, ácido y crítico sentido del humor marcó por medio de su obra gráfica a generaciones enteras. Y seguirá marcándolas, ya que sus chistes (que podría decirse que tienen más de realismo que de chistes) no saben de fechas de caducidad; así como tampoco lo saben las temáticas o dilemas que abordaba (aborda) en ellos.
“A mí la realidad me angustia mucho. Entonces supongo que uno, por el lado del humor, trata de sobrellevar la vida”, resume Quino con simpleza y -tal vez- un dejo de resignación. Esta es solo una de esas infinitas frases memorables del talentoso dibujante, extraída de una vieja entrevista en la televisión española; y que es parte del documental Quinopedia.
Precisamente el 17 de julio de este año, ya en medio de la pandemia de coronavirus y el confinamiento; Quino celebró su cumpleaños 88. Y por medio de una interesante y atractiva iniciativa del Ministerio de Turismo y Cultura de Mendoza, se le obsequió públicamente el mencionado documental audiovisual que fue parte del ciclo de contenidos vía streaming Mendoza en Casa. Allí, a lo largo de 35 minutos, es posible repasar y viajar por la historia del dibujante, su infancia en Guaymallén, sus primeros días en Buenos Aires y en el exilio y su simple e interesante forma de concebir la realidad. Todo esto por medio de fragmentos de distintas entrevistas que concedió; y también gracias la voz de algunos de sus familiares (sus sobrinos Diego Lavado y Julieta Colombo) y de otros tantos artistas, dibujantes y escritores que -quizás sin que Quino se lo hubiera propuesto para sí mismo-se convirtieron en discípulos.
Los dibujantes Miguel Repiso (Rep) y Tute y el escritor Hernán Casciari -entre otros- fueron algunos de los que participaron de este obsequio presentado el mismo 17 de julio, junto con varios saludos que los mendocinos pudieron dejarle en internet los días previos para celebrar virtualmente (y con distanciamiento social) el natalicio.
Inmortal
Con dirección de Mariano Donoso y con el comunicador José Bahamonde como leitmotiv de los seis episodios que fueron parte del ciclo, el primer documental -Quinopedia- fue presentado para el cumpleaños del papá de Mafalda, obra que dicho sea de paso fue traducida a más de 30 idiomas (entre ellos armenio y guaraní).
A lo largo de esos 35 minutos imperdibles, los artistas y sus familiares tienen la difícil misión de resumir la vida y obra del dibujante, intercalando estos tópicos con aquellas enseñanzas y el legado -directo e indirecto- que recibieron de Quino.
“Tengo miedo, después de haber hecho tantos años estos dibujos, de que un día no se me ocurre más nada”, resume con humildad un Joaquín Lavado joven y elegante en un extracto de una antigua entrevista. Y es una de las frases que quedan en la inmortalidad. O también aquella otra, cuando -en esa misma entrevista televisiva- rememora su primer viaje a Buenos Aires. “Entrevisté a los dibujantes que más me gustaban Y me dijeron que las ideas estaban bastante bien, pero que me faltaba muchísimo. Que tuviera paciencia. Y seguí así”, se sincera entre risas.
Infancia
En otro de los fragmentos de aquellas entrevistas grabadas, él mismo recuerda su infancia “muy feliz” vivida en Guaymallén; “en una de esas casas alargadas y con fondos de tierra; donde había muchas hormigas y bichitos”. Y recuerda como, con 4 años, estaba constantemente dibujando, “con un lápiz azul”.
Hijo de inmigrantes andaluces, desde pequeño lo llamaron por su apodo, Quino; para diferenciarlo de su tío, también Joaquín. “Hasta que empezó la primaria, creí que me llamaba Quino. Cuando mi madre me llevó a la escuela y la maestra le pidió que diera nombre del alumno, mi mamá disparó una cosa que no había oído nunca antes en la vida. Me asusté bastante, y tuve que adaptarme”; cuenta sonriendo en otro de los fragmentos del documental. Y su risa, contagiosa, se convierte en la risa de quienes lo escuchaban atentamente.
Su obra, su percepción y el exilio
Ya consagrado, no solo con Mafalda, sino con la totalidad de su obra; Quino no abandonó en ningún momento la humildad. “A mi no me gusta como dibujo. Pero lamentablemente no dibujo como quiero, sino como puedo. Estudié solo dos años en la escuela de Bellas Artes de Mendoza; porque era aquello de dibujar jarrones detrás, con trapos, y una guitarra. Era muy aburrido”, confiesa y sonríe; para luego -en tono de autocrítica- agregar que fue “una torpeza” abandonar Bellas Artes.
The Beatles, la Guerra de Vietnam, la ONU, la pobreza, las injusticias y desigualdades sociales y el aborrecimiento a la sopa son solo algunos de los elementos comunes y siempre presentes en las viñetas de Mafalda. Y donde el dibujante reflejaba su personalidad y forma contestataria de concebir la realidad. “Lo de la sopa es un código que yo me inventé para conmigo mismo; son los regímenes militares que uno tuvo que tragarse todos los días, aunque no le gustara”, aclara.
La crisis política y social que había estallado en Argentina y que derivaría en el nefasto Golpe de Estado de 1976 llevaron Lavado a exiliarse en Europa; parte de la vida de Quino en la que también se ahonda en Quinopedia. Es su propio sobrino, Diego, abogado y de amplia trayectoria en el ámbito de los Derechos Humanos, quien recuerda en el documental como en 1975 la Triple A (Asociación Anticomunista Argentina) irrumpió violentamente en el departamento del artista para secuestrarlo.
“Había existido un pedido del Ministerio de Bienestar Social para usar a Mafalda en una campaña. Y, al parecer, Quino los trató medio mal al momento de responder; no fue muy cortés con los enviados de José López Rega. Por suerte no estaba (NdA: cuando fueron a buscarlo), se había quedado en Tigre. Pero la patota llegó a entrar al departamento, y allí quedó en claro quiénes eran y a qué venían”, relata Diego Lavado en parte del documental.
Una publicidad que no fue tal y un nombre de película
Por fuera del documental presentado para el último cumpleaños de Quino, durante la mañana de hoy no tardaron en sucederse en las redes sociales los homenajes al dibujante. Y uno de ellos fue del usuario de Twitter Resiste un archivo (@resistearchivo).
En un fragmento de una entrevista con el también dibujante Caloi, Lavado cuenta el origen de su personaje emblema: Mafalda. “Nació por encargo de una agencia de publicidad, es una historia rara. Había una marca de electrodomésticos que quería hacer publicidad encubierta, crear una tira familiar. En esa época estaba muy de moda Penauts; Charlie Brown, Snoopy. Entonces querían hacer algo muy parecido a eso. En la publicidad no tenía qué decir ‘¡qué buena que es esa aspiradora!’; sino que fuera una tira familiar, y si la mamá estaba con la aspiradora; tenía que verse el modelo. O la heladera. No sé por qué no se hizo nunca”, rememora Quino.
Además, agrega que el nombre de la empresa llevaba las letras M, A y F; por lo que el otro desafío era que el nombre del personaje tuviera esas letras. “Viendo una película que se llama ‘Dar la cara’, en la que trabajaba Leonardo Favio; alguien entra a un dormitorio, hay un moisés y dice: ‘¡qué linda la bebé!, ¿cómo se llama?’; ‘Mafalda’, dice alguien. Y bueno, apareció el nombre”, concluye.