Si bien hoy su fama y prestigio es internacional, y mucho más en este lado del mundo, hubo una época en la que el José de San Martín debió lidiar con persecuciones, sospechas y prejuicios. Durante sus años más difíciles, en el medio de su retiro político-militar y el posterior exilio, resulta interesante analizar por qué nuestro Padre de la Patria encontró en Mendoza el último lugar donde se sintió querido, y donde pudo ver los frutos de todo lo que sembró durante tantos años en América.
No se puede explicar con un solo motivo: la entrevista de Guayaquil y sus diferencias con Bolívar, la desestabilización en Perú, la persecución de su enemigo Rivadavia y las enfermedades que lo acechaban a él y su familia; todo forma parte de un cóctel que llevó al retiro a la figura más importante de la historia argentina.
“Primero fue un retiro voluntario, porque él lo había decidido. Pero después termina siendo un exilio obligatorio, porque lo amenazan de muerte y lo persiguen”, resume Juan Marcelo Calabria, un ensayista sanmartiniano que accedió a analizar junto a Los Andes los últimos años de San Martín.
“Retiro voluntario” porque “él ya lo tenía decidido en el inicio de todo”: “Cuando en 1821 llega a las costas del Perú ya tenía decidido que su gobierno sería muy corto; cuando Perú esté en condiciones de tener su propio gobierno y se haya terminado la amenaza realista, él se va a retirar”, explicó Calabria, que es miembro de la Academia Nacional Sanmartiniana.
Además, como explicó la reconocida historiadora Beatriz Bragoni al hablar sobre la famosa entrevista de Guayaquil, su frágil posición militar y las diferencias políticas con Bolívar “convencen a San Martín de que su tiempo en América se terminó; por eso cuando regresa a Lima prepara su partida”.
Pero también hubo factores que forzaron el retiro, y hasta lo terminaron convirtiendo en un exilio. “Con todo lo que pasó acá, con la guerra entre unitarios y federales y sus enemigos que se entronizaron en el poder, como Rivadavia, a San Martín le impidieron quedarse en el Río de la Plata y decidió irse a Europa. Ahí comienza lo que conocemos como ostracismo o exilio”, manifestó Calabria. En una entrevista, el historiador Julio Mario Luqui-Lagleyze explicó: “Acosado por intrigas y por espías, no pudo ir a darle el último adiós a su esposa Remedios de Escalada en su lecho de muerte, porque le avisaron que en Buenos Aires podían matarlo”.
Mendoza, su tierra elegida
Por todo eso, en su salida de Lima en 1822, San Martín no puede regresar al país y fue a Valparaíso (Chile), “donde no es bien recibido porque ha caído el gobierno de O’Higgins”. “Sin embargo, se tuvo que quedar tres meses porque estaba muy enfermo”, recordó Calabria.
Según contó el ensayista, su amigo Manuel de Olazábal “dice que cuando se encuentra con San Martín ve a un hombre abatido, desilusionado y cansado”. “Sufrió el retiro, y el lugar apropiado que encontró para procesar esa situación tan dramática fue Mendoza, en medio de un momento donde muchos observan su comportamiento y su conducta pública”, describió Beatriz Bragoni, adelantando los siguientes pasos del General.
El 29 de enero de 1823 el Libertador llegó a Mendoza, “un lugar donde siempre es bien recibido”, manifestó Calabria, con la intención de “retirarse a su chacra en Los Barriales, lo que hoy es el departamento de San Martín”. Aunque el ensayista asegura que “su retiro iba a ser como labrador, así se lo dijo él a Tomás Guido en una carta”, advierte que el General estuvo lejos de eso y su estadía en la provincia fue muy activa como un vecino de prestigio e influencia social.
“Ahí fue cuando él donó los terrenos para la fundación de la Biblioteca General San Martín, y cuando aceptó ser el fundador de la villa nueva de San Martín, que hasta ese momento era la villa de Los Barriales y hoy es el departamento de San Martín”, detalló Calabria sobre quien “ya no era ni gobernador ni militar, pero era un vecino muy destacado que todo el pueblo quería”.
“En ese tiempo él se sentía muy bien, avanza con su chacra y la transforma en una de las más importantes de la zona. Es más, su sueño era traerse a su familia a vivir con él, lo cual no pasó cuando su esposa se enfermó tanto”, relató el miembro de la Academia Nacional Sanmartiniana.
Sin embargo, y más allá de que “Mendoza es tal vez el único lugar en donde él se siente reconocido” en ese momento, según reveló Calabria, la persecución de sus enemigos continuó. “Le pusieron un espía entre sus sirvientes, que es el que le abre la correspondencia y está puesto por Rivadavia”, dijo el ensayista.
Además, “cuando él está preparándose para ir a Buenos Aires porque le han avisado que su esposa está moribunda y lo llama, en junio de 1823, le llega una carta del caudillo santafesino avisándole que no vaya porque lo están esperando en el camino para aprehenderlo o matarlo, pagados por el gobierno de Buenos Aires”.
Pese a ello, San Martín finalmente va a la capital del país pero lo hace en noviembre de ese año, es decir, tres meses después de que su esposa ha muerto. “Cuando llegó le hicieron las mil y una, incluso parte de la familia de Remedios de Escalada, y pasó unos meses terribles hasta que finalmente parte hacia Europa” con su hija Merceditas. “Desde septiembre de 1822 hasta febrero de 1824 son meses muy difíciles en su vida”, resumió el ensayista sanmartiniano.
Exilio y legado
Más allá de eso, durante 1823 el Padre de la Patria “pudo ver y disfrutar de lo que ha sido su legado, porque en esa época Mendoza gozaba de una cierta estabilidad y se desarrollaba bien”, opinó Calabria. “En esos 8 meses él vive la impronta de lo que había sido su primer gobierno en Mendoza entre 1814 y 1816″, continuó, y recibió el cariño y el respeto de los mendocinos.
Ya en el exilio, Europa “fue el único lugar donde San Martín pudo vivir en familia después de Mendoza, primero a cargo de su hija y después con sus nietos”. “Pero lejos de ser un “viejito” que está quieto, como lo muestran las pinturas, San Martín viaja por toda Europa y hace un importante trabajo para el reconocimiento de la independencia de América”, manifestó Calabria. Mientras tanto, en sus ratos libres “se dedicaba a su taller de carpintería y oficios; y a su parte artística, ya que pintaba muy bien y tocaba la guitarra”.
Además, “durante el tiempo del ostracismo San Martín va a ir ordenando sus papeles, intercambiando información con sus compañeros de armas y amigos”, reveló Beatriz Bragoni.
La historiadora comentó que, tras su retiro y desde su estadía en Mendoza, el Libertador comenzó a preocuparse -y ocuparse- por dejar evidencia de su historia y “cinceló su legado”, como declaró anteriormente. “Él decía algo muy interesante”, concluyó Calabria: “Que lo único que tenía para dejarle a su hija, y después a su familia, era su honor”.
La entrada a los museos de la Ciudad será gratuita en agosto por el “mes sanmartiniano”
La Ciudad de Mendoza conmemora la figura del Libertador General San Martín con la iniciativa de que durante agosto sea gratuita la entrada al Museo del Área Fundacional, al Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza y al Museo de Sitio Casa de San Martín.
En el marco del mes sanmartiniano, mes aniversario de la muerte del Padre de la Patria, el objetivo es que mendocinos y turistas conozcan la agenda de actividades de los espacios culturales de la capital. Entre otras propuestas, se podrá disfrutar de “San Martín y el Vino. Cata a ciegas”; “La Peña del General”; “Ciclo de Conferencias Sanmartinianas” y “Concierto Sanmartiniano”.