Sobre el síndrome urémico hemolítico (SUH) se ha dicho mucho, sin embargo, siguen presentándose casos y termina cobrándose vidas. Y aunque no llegue a ese extremo, lo cierto es que los especialistas advierten sobre las consecuencias que puede tener la infección sobre la salud y la calidad de vida. Es que algunas de ellas pueden cambiar radicalmente la forma en la que vivían las personas antes de encontrarse con la Escherichia coli, productora de la toxina Shiga (STEC).
Según remarcó el Ministerio de Salud de Mendoza, de los afectados, 4% aproximadamente queda con alguna secuela neurológica, y 30% con algún grado de compromiso del riñón, es decir 7 de cada 10. Puede llevar a insuficiencia renal aguda, ante lo cual se indica diálisis.
“Es la principal causa de insuficiencia renal aguda en la infancia y la tercera causa de insuficiencia renal crónica y trasplante renal en Argentina”, advirtió la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), en el marco del Día Nacional de la Lucha contra el Síndrome Urémico Hemolítico, que se conmemora hoy. La organización advirtió que puede llegar a ser fatal hasta en el 3% de los casos, y en situaciones graves dejar secuelas renales crónicas posteriores en el 50% de los sobrevivientes. “Los niños que tuvieron SUH en la infancia pueden presentar complicaciones a largo plazo como hipertensión, proteinuria (pérdida de proteínas por orina) y disminución de la función renal, lo cual puede requerir diálisis o trasplante renal en casos severos. Es importante destacar que estas complicaciones a veces pueden manifestarse años después del episodio inicial y la enfermedad o daño renal no produce síntomas. Por esta razón, es fundamental realizar controles regulares con un nefrólogo pediátrico para monitorear la salud renal hasta la adultez y poder actuar preventivamente ante cualquier signo de deterioro”. advirtió la entidad.
La problemática
Parte sustancial del problema es que no existe un tratamiento. Por ello es que la prevención adquiere un rol fundamental. El cuadro puede evolucionar a grave y la mayor parte de estos casos terminan hospitalizados. Según datos del Ministerio de Salud de Mendoza, en cuatro años y medio, desde 2019, en Mendoza se notificaron 107 casos, cuadros graves, de los cuales 91% requirió internación. Pero en realidad estimó que dado que estadísticamente, entre el 5 y el 15% de las infecciones causadas por STEC evolucionan en SUH es de esperar que existieran entre 5.100 y 15.300 personas (niños, adultos mayores o inmunocomprometidos) que cursaron la enfermedad ya sea, de manera asintomática o no.
En ese periodo hubo dos fallecidos por esta causa en la provincia: 1 niño de 2 años en 2019 y una niña de 1 año en 2022. De aquel total, 98 pacientes requirieron internación, 55% en unidad de terapia intensiva.
En Argentina, el SUH es una enfermedad endémica. Causa aproximadamente 400 a 500 casos nuevos cada año. La frecuencia de aparición es mayor durante los meses cálidos, aunque se presentan todo el año. De todas formas, Salud explicó que solo 10% de los niños que se infectan con esta bacteria y tienen diarrea desarrollan síndrome urémico hemolítico.
Otra pata de la problemática es que afecta sobre todo a niños pequeños: menores de 5 años, con mayor incidencia en menores de un año. De allí deviene la mayor vulnerabilidad de los pacientes pero además, el impacto de alguna secuela. Aunque este es el segmento más vulnerable, hay que saber que puede adquirirse la bacteria y generarse la enfermedad a cualquier edad. También resultan con mayor riesgo los adultos mayores o personas que tengan afectado su sistema inmune.
La bacteria Escherichia coli, que puede provocar la enfermedad, se encuentra en el intestino de las vacas y otros animales de granja.
Sin embargo, el doctor Pablo Julián, nefrólogo del hospital pediátrico Humberto Notti, dijo que no está asociado a la condición socioeconómica sino que puede afectar a personas de cualquier segmento.
“Es una enfermedad que no respeta clases sociales. Podemos encontrar en estratos socioeconómicos más altos, así como también más bajos, y si bien el número varía quizás de año a año, normalmente es una cifra que suele mantenerse y no hemos visto que afecte a una determinada clase social”, señaló.
Respecto de por qué afecta más a niños pequeños explicó que es una pregunta que se hace la Pediatría y que no ha encontrado una respuesta con sustento científico.
“Hay ciertas teorías, pero la realidad es que no lo podría decir con certeza, porque científicamente no se ha llegado a demostrar por qué es una enfermedad que afecta a niños pequeños. Si bien es así, es una enfermedad que normalmente suele afectar a lactantes y primeros infantes”, mencionó.
En tanto, dijo que no se puede anticipar qué cuadro va a evolucionar a una situación severa o de gravedad. “Lo que normalmente ocurre es que el paciente se diagnostica y después puede cursar con una enfermedad muy severa o puede cursar con una enfermedad muy solapada que quizás en uno o dos días de internación y se limita y el paciente puede ser dado de alta y esto es difícil determinarlo al momento del diagnóstico”, observó.
El profesional explicó que estos pacientes están internados un promedio de entre 7 y 10 días, incluso pueden necesitar varios días de internación en la unidad de terapia intensiva o permanecer hasta un mes en la internación en cuadros complejos. Pero también hay otros que quizás con dos o tres días de hospital se recuperan.
Cómo se transmite el SUH
Salud indicó que la transmisión ocurre a través de la vía fecal-oral, frecuentemente a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados o por contacto directo con personas o animales infectados u objetos contaminados.
“Se manifiesta por una diarrea con sangre. Los niños con esta enfermedad orinan poco, presentan palidez, irritabilidad y hasta pueden tener convulsiones”, informó Salud.
“La transmisión se da principalmente a través del consumo de alimentos y agua contaminados. Las carnes mal cocidas, lácteos no pasteurizados, las verduras crudas mal lavadas, la contaminación cruzada (al usar la misma superficie o utensilios para lo crudo y lo cocido), el uso de agua no potable, las manos contaminadas (contagio de persona a persona) y bañarse en aguas contaminadas son las principales vías de infección”, especificó el doctor Miguel Liern, médico pediatra y nefrólogo infantil, integrante del Comité de Nefrología de la SAP.
Estrategias de prevención del SUH
En el marco del día que apunta a instalar el tema en agenda, la SAP preparó una campaña que se extenderá hasta el 24 de agosto. Busca generar conciencia sobre su prevención. Apunta a educar a la comunidad sobre prácticas seguras de manipulación de alimentos y medidas de higiene esenciales: “Es fundamental cocinar bien las carnes hasta que no queden rosadas, lavarse las manos antes de comer, manipular alimentos y después de ir al baño, así como también usar superficies y utensilios distintos para alimentos crudos y cocidos y consumir lácteos pasteurizados”, detalló la doctora Ana Paula Spizzirri, médica nefróloga pediatra y prosecretaria del Comité de Nefrología de la Sociedad.
En ese contexto hizo algunas recomendaciones para la prevención:
- Cocinar bien las carnes hasta que no queden rosadas ni jugosas por dentro, la bacteria que causa la enfermedad muere por acción del calor, a más de 72 °C. La carne picada es de mayor riesgo. Evitar comprar embutidos caseros, sin una rotulación en su exterior.
- Lavarse siempre las manos con agua y jabón antes de comer o manipular alimentos y después de tocar alimentos crudos, ir al baño o cambiar pañales.
- Evitar la contaminación cruzada entre alimentos crudos y cocidos: usar distintas superficies y evitar mesadas y tablas de madera.
- Para beber, cocinar, lavar utensilios y frutas y verduras usar agua segura
- En niños pequeños, mantener la lactancia de ser posible, hasta los 6 meses como mínimo.
- Si el bebé toma mamaderas, realizar una buena higiene de los utensilios y manos, usando agua segura y evitando que permanezca a temperatura ambiente por más de 2 horas.
- Mantener la cadena de frío de los alimentos
- Consumo de lácteos pasteurizados